Si su matrimonio, hace un año, se ganó el calificativo de revolucionario en la historia de la realeza, la llegada de su primer hijo lo merece mucho más. Harry y Meghan, duques de Sussex, ignoraron todas las costumbres que ha seguido la familia real durante décadas al recibir a sus nuevos miembros, llevados por un afán de hacer las cosas a su manera, que se le atribuye especialmente a la duquesa. Por eso, el equipo de la reina Isabel II está muy molesto y planea controlar mucho más sus movimientos de aquí en adelante. La primera señal de que el hijo del futuro rey Carlos y su esposa irían a contracorriente la dieron semanas antes del parto, al anunciar que mantendrían en privado los detalles de la llegada del bebé.
Foto: La reina Isabel y su esposo, el príncipe Felipe (izquierda), fueron los primeros miembros de la familia real en conocer a Archie, su octavo bisnieto. Doria Ragland, madre de Meghan, acompañó a su hija en el parto, lo mismo que Harry. Ello significaba que quedaba descartado el tradicional posado a la salida de la clínica tras el alumbramiento, visto por Meghan como anticuado, tal como lo ha hecho su concuñada, la duquesa de Cambridge con sus tres hijos y como lo hizo, en los años 1980, la princesa Diana, madre de Harry, frente a multitudes de fotógrafos dispuestosa calmar la expectativa mundial. Puede interesarle: La barriga postparto: el mensaje de Meghan a las nuevas mamás Otra abierta ruptura se manifestó en el deseo de Meghan de dar a luz en su casa, Frogmore Cottage, siguiendo su gusto por el regreso a las raíces y lo natural, cuando lo habitual para las mujeres de la familia Windsor es hacerlo en la elegante ala Lindo del St. Mary’s Hospital, en Londres, donde vinieron al mundo Harry; su hermano William, duque de Cambridge, y los hijos de este, entre otros. Sus padres no quieren que el bebé ostente un título nobiliario. Mientras sea niño, será tratado como Master (señorito) Archie Harrison Mountbatten- Windsor. La pareja se preparó con gurús, comadronas y doulas (mujeres que brindan apoyo emocional a las parturientas), para que su niño viniera al mundo a través de hipnoterapia. El problema, explicaron a medios locales ginecólogos y obstetras, fue que dada su edad, 37 años, era muy probable que necesitara ayuda médica en una clínica, y así fue. La duquesa se pasó una semana del tiempo de gestación y, el 6 de mayo, fue llevada de urgencia a un centro médico, en un operativo coordinado por Scotland Yard y en medio de tal secretismo, que ni siquiera los mayores de la familia, como la reina o Carlos, fueron informados. Sugerimos leer: Por qué el bebé real no es automáticamente príncipe como su padre El bebé nació a las 5:26 de la mañana, pero lo extraño fue que, a las ocho horas, la casa real solo informó que Meghan había entrado en trabajo de parto. Una hora más tarde, finalmente, registró el nacimiento, sin precisar el sexo del bebé ni el sitio del parto. Todo ello constituyó una rareza, ya que lo usual siempre ha sido publicar estos detalles de inmediato. El celo por la privacidad no paró ahí. El tradicional caballete en que se suele dar a conocer la noticia de los nacimientos reales en las puertas del Palacio de Buckingham, en la capital, ya precisó, a las pocas horas, que era un varoncito y su peso de 3,26 kilos, además de su buen estado y el de su madre, pero de la clínica no decía nada.
Foto: Los duques de Sussex defenderán con celo la privacidad de su niño y ahora queda por verse si se cumple el rumor de que se irán a vivir a África. “¿Por qué tanta reserva?”, era la pregunta a esas horas, y la alegría por la noticia, tras semanas de expectativa, se mezcló con algo de decepción. “Te hemos apoyado, Harry. ¿Por qué nos tratas así?”, comentó un cronista real en las redes sociales. Los misterios y transgresiones por parte de los Sussex continuaron. A medida que pasó el tiempo se supo que, soslayando otra tradición, ellos no revelarían el certificado de nacimiento de la criatura, que siempre ha sido público en el caso de los niños reales, lo cual permitiría conocer en qué hospital vino al mundo. Puede leer también: La guerra fría entre los príncipes William y Harry Al respecto, se especula que se trató del sofisticadísimo The Portland Hospital, donde nacieron las hijas de los duques de York, primas de Harry, y posaron artistas como Victoria Beckham y Liz Hurley. Allí, los costos básicos de un parto ascienden a 20.000 dólares y, como le dijo una clienta a The Telegraph: “Es tan lindo, lujoso y rico en comodidades, que lloré cuando me tuve que ir a casa”. Esa misma tarde Harry habló con los reporteros. “Esta cosita es para morirse”, dijo, embargado por un visible alborozo que resumía el vuelco que ha dado la vida del otrora alocado príncipe, quien llegó a lamentar desesperado sus dificultades para encontrar el amor. Archie será el nuevo influencer de la moda infantil y eso incrementará la economía del Reino Unido en 1300 millones de dólares. A los dos días, el opulento salón St. George, del Castillo de Windsor fue escenario de una controlada rueda de prensa en la que se presentó en sociedad al octavo bisnieto de la reina Isabel y su esposo, el duque Felipe de Edimburgo, quienes apenas lo habían conocido minutos antes. Meghan y Harry hablaron de lo fascinados que están con su bundle of joy (manojo de alegría), expresión inglesa para los recién nacidos. Ella contó que tiene un carácter muy dulce y apacible, antes de concluir: “Tengo los dos mejores hombres del mundo”. Sugerimos leer: La historia de la reina Victoria, la mujer que logró salvar a la monarquía británica Las fotografías de ese día dejaban ver la naricita del pequeño y sus pestañas asomando tímidamente, pero no develaban claramente el tono de su piel, el rasgo que ha generado más intriga. No hay que olvidar que se trata del primer miembro de la familia Windsor con sangre negra, herencia de su madre, y eso le da un lugar particular en la historia. Los duques también esquivaron la vieja usanza al anunciar que Archie no llevará el título de cortesía de conde de Dumbarton, subsidiario del ducado de Sussex, a lo que se suma el hecho de que no será príncipe ni será llamado “Alteza Real”, por una norma de 1917 que limita estas designaciones. Así, mientras sea niño, se utilizará para él la forma arcaica Master (señorito), seguida de su nombre.
Foto: Si algo ha llamado la atención es la euforia de Harry con ser padre. Reclama por fin la felicidad, luego de los amores esquivos, el alcoholismo y la tristeza por la ausencia de su mamá. La prensa también comentó que los nuevos padres tampoco quisieron que se lanzaran a la venta mugs, camisetas y otros souvenirs en homenaje a su hijo, otra práctica tan apreciada por los súbditos, que varios expresaron en los medios su desilusión. En todo caso, como ha pasado con su madre, su tía Catherine de Cambridge y su primos, Archie es el nuevo influencer de la realeza, pues su ropa y juguetes se pondrán de moda, de manera que incrementará la economía de su país en 1300 millones de dólares, informó The Telegraph. Puede interesarle también: El príncipe William habría engañado a Kate Middleton con su mejor amiga Biógrafos de los Windsor, como Penny Junor o Katie Nicholl, aseguran que más que un acto de rebeldía, el apartamiento de las convenciones por parte de Harry y Meghan responde al deseo de que su hijo tenga una infancia lo más normal posible. Quieren, de otro lado, prepararlo para que encare la vida como un ciudadano privado y genere sus propios recursos en el mercado laboral, conscientes de que, en el futuro, un miembro menor de la familia real como él no tendrá mucha opción de trabajar en instituciones amparadas por la Corona. Como se recuerda, Harry se ha quejado a menudo de lo duro que fue crecer bajo el escrutinio público, y ahora quiere proteger a su retoño de todo ello, así signifique revolcar por completo las empolvadas normas de palacio. La importancia de Archie Sin un título de nobleza y como séptimo en la línea de sucesión al trono, las posibilidades de reinar de Archie son casi nulas. Empero, según Kate Williams, profesora de historia de la realeza, su importancia es innegable, por ser el primer bisnieto de la reina Isabel de sangre blanca, por su padre, y negra, gracias a su madre. “Tiene un lugar en la historia, pues tiende un puente multicultural sin precedentes”, explicó. El hito es calificado como positivo por voces como la periodista Michelle Ebanks, quien le declaró a la agencia de noticias Reuters: “Cada vez que los negros rompemos una barrera y estamos donde se supone que no deberíamos estar, hay que festejarlo”. Puede leer: Los príncipes William y Harry se separan definitivamente Otros, como Kehinde Andrews, experto en temas raciales de la University of Birmingham, opinan que esto no mejorará nada en materia de racismo; al tiempo que Ingrid Seward, editora de la revista Majesty, cree que este es un paso pequeño, pero muy simbólico en la transformación de la monarquía: “Para mantenerse, la familia real debe evolucionar y ponerse más en sintonía con la sociedad multirracial en que vivimos”. ¿Qué hay en un nombre? Los duques de Sussex también dieron un palo cuando revelaron por Instagram, una verdadera innovación en la corona, que llamaron a su hijo Archie Harrison Mountbatten-Windsor. La sorpresa cundió porque en eso tampoco se plegaron a la tradición de honrar a antiguos monarcas o parientes. Los que más se quedaron viendo un chispero fueron las casas de apuestas y sus clientes, que se habían jugado miles de libras principalmente por Alexander, Arthur, James, Philip y Spencer. Por Archie solo se habían pagado 120 dólares. Sugerimos también: “Me has roto el corazón, deja de victimizarme”: la carta de Meghan Markle a su padre La ruptura estuvo también en que solo lo bautizaron con dos nombres de pila, cuando lo usual en la realeza es ponerles a los niños seis, al menos. De igual manera, no ha habido en la historia ningún rey llamado así, y mientras que “Harrison” se explica porque significa “el hijo de Harry”, la elección de “Archie” fue tildada de convencional, de clase media, dada su popularidad en años recientes, pues fue el décimo octavo nombre más popular en 2017, con 2803 pequeños llamados así. Empero, replicó The Telegraph, es un apelativo muy usado también hoy en las clases altas, cuya versión completa, Archibald, tiene tradición en la nobleza escocesa, al tiempo que su significado, a partir de sus raíces germanas, es “genuino”, “noble” y “valiente”. El bebé de Sussex, igualmente, es el primer miembro de la monarquía inglesa bautizado con un diminutivo, otro gesto “rompedor” de sus padres. ¿La reina negra de Inglaterra?
Meghan y Archie podrían no ser, a la postre, los primeros integrantes de raza negra en la estirpe real inglesa. Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, reina consorte de George III y fallecida en 1818, intrigó a la corte de Londres e inquieta aún, porque sus rasgos faciales recordaban más a los de las razas de África que a las de su Alemania natal. Historiadores sostienen que ello se debía a que descendía de Margarita de Castro e Souza, una noble portuguesa del siglo XV, quien a su vez contaba entre sus antepasados al rey Alfonso III de Portugal y su amante, la mora africana Madragana Ben Aloandro. * Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set