DESDE CUANDO LLEGO AL SENADO EN diciembre de 1991, causó curiosidad: era mujer y liberal en una lista la de la Nueva Fuerza Democrática, mayoritariamente compuesta por hombres y por conservadores. Pero lo que pocos imaginaban era que sedestacaría por mucho más que por eso. Centró sus tareas en sacar adelante la Comisión de Etica, que pretendía ser muestra palpable de que después de la Constituyente, el Congreso o al menos el Senado estaba cambiando.La semana pasada dicha comisión alcanzó su punto más crítico y culminante, al enfrentarse la mitad de sus integrantes con el grueso de la plenaria del Senado. Y en ese debate, hombro con hombro con experimentados dirigentes como Fernando Botero y Alberto Montoya, Claudia Blum dio la batalla a brazo partido. Lo que desató escándalo fue la decisión de la plenaria de rechazar el informe de la Comisión de Etica sobre las irregularidades que habría cometido la anterior mesa directiva en el pago de indemnizaciones de retiro aun grupo de empleados del Congreso. Tan pronto se anunció que la plenaria había votado negativamente el informe, la Blum demostró que no tiene pelos en la lengua y acusó a buena parte de sus colegas del Senado de actuar de acuerdo con sus intereses políticos y personales, y de espaldas al país. En llave con Fernando Botero, denunció los atropellos que se cometieron en contra de los miembros de la Comisión durante la plenaria. Finalmente tuvo que enfrentarse incluso con los miembros de su propia bancada, pues, según algunos, los seguidores de Andrés Pastrana le dieron la espalda en el último momento porque al parecer, las instrucciones que tenían los integrantes de la Nueva Fuerza eran las de proteger a uno de los miembros de la mesa directiva investigada, el caldense Omar Yepes, entrance hacia el andresismo.Aunque muchos creen que con la votación que archivó el informe, la Comisión de Etica quedó herida de muerte al grado de que algunos de sus integrantes optaron por renunciar la senadora Blum no da su brazo a torcer y cree que si bien se perdió una batalla, no se ha perdido la guerra.Ella abandera a los seis senadores partidarios de la amonestación a la vieja mesa directiva, y ha participado en el diseño de una estrategia para sacar adelante una ley que reglamente la operatividad de la Comisión de Etica, con el fin de que lo sucedido en el caso de las indemnizaciones no se vuelva a repetir.Es posible que con su reciente actuación, Claudia Blum, quien se había convertido en la niña de los ojos de muchos senadores, pierda adeptos entre sus colegas masculinos de la Cámara alta. Pero esta mujer que aparte de sicóloga y periodista, estuvo dedicada durante años a promover las artes en Cali antes de que la picara el bicho de la política, no parece preocuparse por ello. Está convéncida en cambio de que lo que ha hecho hasta ahora es exactamente lo que se propuso el día que salió elegida.