Con un casco de moto y una cobija en la mano, Edilsa Chaves llegó a pararse frente al féretro de Darío Gómez, el ‘Rey del Despecho’. En la mano que le quedaba libre cargaba una bomba blanca en la que se leía: “Mi papá de la música, te recordaré por siempre. Gracias, Dios mío, por permitirme venir”.
La mujer vive en Barrancabermeja, Santander, y se enteró la noche del 27 de julio que su ídolo había muerto. Mientras ella se arrodilló a llorar en la casa, coreaba: “El día que yo me muera. ¿Pa’qué tanto requisito? Si alguno siente tristeza, que haga un silencio bonito. Que en la caja de madera yo pueda dormir tranquilo”, un fragmento de Adiós a la vida, una de las canciones insignia del artista.
Edilsa quería llegar hasta ese ataúd y acompañar su cuerpo. Se negaba a dejar que él fuera enterrado sin que ella pudiera ver personalmente el rostro del hombre que durante 45 años le dio tantos consejos de vida, la acompañó en el dolor que dejó la muerte de su hijo y de su madre, y le dio ánimo para superar dos divorcios, con tan solo escuchar las letras de sus canciones.
Ese era el sentimiento que despertaba en miles de seguidores, en todo el país. Los que viven en Medellín no dudaron en correr a las afueras de la Clínica Las Américas, en donde los médicos trataron de reanimarlo luego de que se desvaneciera súbitamente en su oficina y junto a sus seres queridos.
Entre siete y media y ocho de la noche se empezó a conocer la noticia, pero la primera despedida que le dieron al artista fue casi una ahora antes, cuando iban con él, inconsciente en el carro, y su hija Catalina Gómez le pedía que despertara.
“Mi hijo me dijo: ‘Mamá, ya está cantándole a Dios en el cielo’”. Ese instante estremeció fibras. En los pasillos del hospital, mientras le estaban diciendo que efectivamente no se pudo hacer nada para salvarlo, la voz de Darío sonaba más fuerte que nunca.
Los taxistas fueron los primeros en llegar con sus parlantes a todo volumen. “Al fin y al cabo la vida es camino hacia la muerte. Todo aquel que la transita, así vaya lentamente, seguro que la termina y, al final, Dios y su suerte”, como tantas veces lo repitió Gómez en sus tarimas.
Pasadas las 11 de la noche, el cuerpo del cantante de música popular salió en un coche fúnebre hasta el laboratorio de tanatopraxia, en las inmediaciones de Medicina Legal, donde se encargarían de arreglar el cadáver.
Guaro, era lo que más pedían, ¿es que quién no brinda con aguardiente en Antioquia por las almas benditas?, dicen quienes lanzaban licor a la decena de carros fúnebres que salieron del sector durante las 21 horas que estuvo el ‘Rey del Despecho’ en manos del tanatólogo, quien se encargó de vestirlo con su último traje de gala, saco blanco, camisa, corbatín con visos dorados, pantalón negro y zapatos relucientes.
Darío Gómez tenía claro cómo quería su despedida. Desde hace dos años venía diciendo que la canción oficial de su funeral sería Nadie es eterno. Según contó Olga Arcila, la mujer con la que estuvo casado durante 35 años, desde hace 20 días hablaba más del tema, pues estaban alistando la biografía para hacer su historia en televisión. Es que Gómez, más que temerle a dejar de respirar, le temía a morir en el corazón de sus seguidores.
A cada familiar le dijo cuánto lo amaba y dejó indicaciones claras; por ejemplo, que Beethoven y Abril, sus mascotas –dos cocker spaniel ingleses, el primero que lo acompañó durante ocho años y la segunda durante dos– tenían que ir a verlo muerto para que no pensaran que él los abandonó de un instante a otro.
Mientras la familia tenía un momento íntimo y alistaba las honras fúnebres, Johana Vargas, la actual compañera sentimental del ‘Rey del Despecho’, cumplía su voluntad: llevó a los peludos para que ellos se despidieran. Parecía que el cielo lloraba, la lluvia caía con fuerza, pero ni eso alejaba a sus seguidores de las rejas que los separaban de su ídolo, las mismas que empuñaban con desespero exigiendo que saliera, querían verlo.
A las cuatro de la tarde se escucharon disparos, un fanático quiso repetir la tradición que supuestamente Gómez tenía cuando vivía en el 12 de Octubre, un barrio popular del noroccidente de Medellín, donde nació Discos Dago. Cuenta que él avisaba con tiros al aire que iba a empezar a cantar. Cuando María*, la mujer que atendió sin parar en la caseta de la esquina de Medicina Legal –en donde aparte de cerveza vende mecato–, escuchó el estruendo, se tiró debajo de la vitrina en la que apoyaba hasta equipos de periodistas que llegaron a cubrir lo que pareciera el acontecimiento más grande del año, en temas artísticos, no solo en Antioquia, sino de Colombia.
Aunque, a decir verdad, ese sonido no fue tan fuerte como el trueno que a las 8:15 de la noche retumbó, muchos gritaron “Darío cantó” y sirvió de preámbulo para que saliera el cuerpo del artista camino al coliseo de voleibol Yesid Santos, donde más de 3 mil personas lo esperaban. Y como lo decía en su canción: “Yo encabezaré la fila camino pa’l cementerio”.
Dos carros de bomberos, sirenas, motos, taxis y decenas de seguidores se iban sumando a la caravana. Algunos lloraban, otros cantaban, también hubo quienes en medio de la poca visibilidad que dejaba la noche y la lluvia atinaban a anotar el número de las placas de los coches fúnebres –777 y 943– con la esperanza de que ganar el chance.
Cuando el féretro de Darío Gómez entró con una tapa completamente transparente, otro verso de Adiós a la vida se inmortalizó. “Aquellos que me querían, mirarán con desconsuelo mi palidez cristalina y mi cuerpo frío y yerto”.
Desde el miércoles a las 9:00 de la noche, hasta el jueves a las 11:30 p. m., miles de aficionados llegaron a verlo, entre ellas Edilsa, la mujer que viajó durante todo un día en moto desde Barrancabermeja. Hubo personas que durmieron a las afueras del estadio, esperaron horas para poder ingresar. Las filas avanzaban –no se puede decir que lentamente– porque el promedio que duraba cada seguidor frente al ataúd era de 10 segundos; para algunos, poco, para otros, lo suficiente para demostrar cuánto lo amaban.
“Empieza a correr el tiempo y yo, a entrar en el olvido. Quizás una flor y un rezo de un familiar o un amigo”, cantaban una y otra vez mientras pasaban. El homenaje reunió a grandes personalidades de la música popular: Arelis Henao, las Hermanitas Calle, Jhon Álex Castaño, Gali Galiano, el Charrito Negro y muchos otros de las nuevas generaciones.
Jhony Rivera interpretó la canción Daniela, la que le escribió Darío a su nieta cuando quedó huérfana por una bala perdida. 20 años después, ella estaba ahí junto al cuerpo de su abuelo, y sin poder contener las lágrimas con cada letra de la canción. La familia siempre estuvo en la velación, hijos de los dos matrimonios, nietos, hermanos, sobrinos y Johana: su último y gran amor.
En medio de la desazón que deja la partida, se mostraban agradecidos con cada uno de los seguidores, trataron con el mismo cariño al admirador más sencillo, como al que ha ostentado los cargos más importantes del país. Hasta el féretro de Darío Gómez llegó el expresidente de la República Álvaro Uribe.
En el funeral se evidenció que el ‘Rey del Despecho’ se hizo en la Ciudad de la Eterna Primavera. 27 arreglos florares llegaron al coliseo para manifestar sus condolencias. Luis Alberto Posada y su familia, que no pudieron asistir al homenaje, enviaron uno de ellos. La música fue la protagonista de la noche. Sus hijos sabían que a él se le despedía cantando, por eso Catalina entre lágrimas entonó Confieso que me haces tanta falta para decirme: todo va a estar bien, de Kany García. Y cerca de la medianoche se subieron a la tarima con su hermana mayor y su mamá, a cantar Amor eterno.
Porque luego los éxitos de Darío Gómez dieron el cierre final a la velación pública. Miles de personas no pudieron ingresar y mientras apagaban las luces, desde afuera cantaban a grito herido esperando que saliera el cuerpo. Otros pedían “no lo dejen solito”, pensaban que al igual que en su canción eso pondría triste al ‘Rey’, que entonaba “y hasta gritaré en silencio cuando empiecen a dejarme”.
En realidad, ese fue el instante en que la familia buscó privacidad para compartir sus últimas horas con él, antes de dejarlo en el cementerio el sábado 30 de julio, en la tarde.
¿De qué murió?
La prematura partida del cantante deja un luto profundo en Colombia. El llamado ‘Rey del Despecho’, que acompañó con sus melodías a millones de colombianos en sus momentos más tristes, falleció este martes en la Clínica Las Américas de Medellín.
En un comunicado emitido por la clínica, se revelan las condiciones médicas de su deceso. Gómez ingresó este 26 de julio al servicio de emergencias en estado de inconsciencia.
La clínica cuenta que sufrió un colapso súbito en su residencia y llegó sin signos vitales. A pesar de que el personal del hospital, uno de los mejores de Antioquia, hizo todo lo posible por reanimarlo, el cantante falleció a las 7:31 p. m.
El país llora a Darío Gómez
Era uno de los artistas más queridos por los colombianos. En redes sociales, miles de personas se han volcado a poner sus mensajes de condolencia. Era la voz que millones escuchaban ante una decepción de amor. Y por eso, tenía ese apodo, que él lucía con orgullo.
En varias ocasiones, el cantante reveló que este apelativo se lo puso el locutor Nelson Moreno Holguín, en el momento en que promocionaba uno de sus discos en 1992, pues lo presentó como Darío Gómez, el ‘Rey del Despecho’, y desde ahí lo usó por el resto de su carrera.
“Yo nací para distraer el dolor / Desde que un amor me pagó con traición”, son algunas de sus líneas.
Hoy sus seguidores recuerdan el que fue uno de sus mayores éxitos, Nadie es eterno, la canción que inspiró incluso una novela emitida por la televisión nacional desde 2007 hasta 2008.
Darío Gómez, la inspiración de muchos cantantes populares que entonaban sus melodías cuando eran chicos, vivió la fama de su voz, pero también el drama de una existencia marcada por la muerte, violencia doméstica y hasta brujería.
A los 16 años, con sus propias manos, le puso fin a la vida de su padre, en medio de una pelea doméstica en la que quiso defender a su madre y a sus hermanos. Esa tragedia lo marcó desde muy joven.
Según contó en un par de ocasiones, la tragedia se desató en el mismo momento que su padre se fijó en una mujer que le hizo brujería. Esa amante le preparó un maleficio que literalmente enloqueció a Marco Aurelio, su papá.
Fueron varias las noches que el señor llegó a la casa con la firme intención de matar a su mamá, Ana Abigail Zapata. Siempre, completamente fuera de sí. Orlando, el mayor de los hermanos, optó por irse de la casa y estar lejos de tanto problema.
Quedaron en medio de ese panorama de violencia doméstica Elma, Heriberto, William y Darío. Ninguno entendía a qué hora don Marco Aurelio se había transformado en un monstruo. Pero tocaba hacerles frente a los problemas y frenar los abusos constantes de los que eran víctimas todos en la casa. Le daban ataques de celos, gritaba, vociferaba.
Una noche, el señor sobrepasó todo límite. Mientras los hermanos dormían, Marco Aurelio comenzó a golpear brutalmente a su mujer. En medio de la pelea, agarró una escopeta, con la intención de matarla, pero los hijos se le lanzaron encima, y Darío alcanzó a quitarle el arma, con tan mala suerte que el artefacto se disparó y su papá cayó muerto.
Vivir con eso no fue nada fácil en esos años adolescentes, quiso suicidarse porque no se sentía capaz de vivir con ese martirio y esa culpa. Gracias al apoyo de su mamá, que no lo desamparó en esa época, Darío logró salir adelante.
Pero el drama no terminaba. Otros en la familia, como su tío Israel, hermano de Marco Aurelio, no creía que todo había sido un trágico accidente. Lo persiguió y amenazó. Salió de su natal San Jerónimo para irse a Medellín para vivir con sus abuelos.
Fue allí donde inició su camino en la música, se casó con Marta Nubia Pineda, y el día de la boda se vio empañado por la muerte de una persona que se metió en una pelea desatada en plena fiesta.
Tuvieron tres hijos. Entre ellos, su hija mayor Luz Dary, quien también le provocó un enorme dolor del que casi no se repone.
Otra tragedia, otro luto, no paró de llorar y cantarle al dolor. La partida de su hija no se comparó jamás con el duelo que vivió por la muerte de su progenitor.
Luz Dary falleció por culpa de un disparo que iba dirigido a un amigo al que saludó en la calle. La mujer dejó huérfana a su nieta, de tan solo cinco años, pues ella era madre soltera, desde que murió el papá de la niña. Daniela, un tema del paisa, está dedicado a la pequeña.
Con el paso del tiempo, Darío Gómez supo reponerse de cada desconsuelo y de cada tragedia. Pese al enorme dolor, fue un hombre fuerte que no se dejó derrumbar y que hizo de la música su mejor amiga para afrontar la adversidad y acompañar a miles de colombianos despechados que le siguieron por décadas. Hoy, muchos le recordarán por sus melodías.
El adiós al ‘Rey’
Personalidades de todo el país han lamentado su deceso. Uno de los mensajes más emotivos lo puso el expresidente Álvaro Uribe. “Noche triste con Darío Gómez ya llegando al cielo. Sus canciones y su personalidad quedan alojadas en el corazón de millones. Gracias, maestro Darío”, señaló.
A través de esa misma vía, el Ministerio de Cultura resaltó la importancia de Darío Gómez en la música colombiana y lamentó su muerte. “Lamentamos el fallecimiento de Darío Gómez, el ‘Rey del Despecho’, reconocido cantante y compositor colombiano de música popular. Recordaremos por siempre sus interpretaciones y las letras que han acompañado a los colombianos generación tras generación”.
El presidente Iván Duque, por su parte, escribió: “Lamentamos profundamente el fallecimiento del intérprete y compositor Darío Gómez, el ‘Rey del Despecho’, uno de los más grandes exponentes de la música popular colombiana. Acompañamos con solidaridad a sus familiares y amigos, y les enviamos nuestro abrazo fraterno”.
Los alrededor de la clínica Las Américas se atiborraron de los seguidores de Gómez. En vehículos, motos y a pie, los fanáticos lo recordaron, entonando canciones como ‘Nadie es eterno’. “Cuando ustedes me estén despidiendo con el último adiós de este mundo, no me lloren que nadie es eterno, nadie vuelve del sueño profundo”, cantaban algunos fanáticos del cantante fallecido.
Debido a la gran cantidad de personas que llegó a los alrededores de la clínica, varias vías de ese sector quedaron bloqueadas. Su velación será en el Atanasio Girardot, se espera que miles de colombianos asistan a su despedida.