Mucho se ha hablado sobre la tutela que mantenía a Britney Spears maniatada con sus bienes y su dinero, pues todo lo podían manejar solamente su padre y su equipo de abogados, quienes obtuvieron el derecho sobre las posesiones de la cantante cuando esta tuvo una fuerte recaída psiquiátrica en 2007 y se “probó” que no estaba en condiciones para tomar buenas decisiones sobre su vida, la de sus hijos, en su campo laboral y mucho menos el sentimental.

La tutela que -se supone- solo iba a durar unos meses se extendió por 15 largos años, en los que Britney tuvo que guardar silencio y dejar que su vida la manejase un equipo de extraños asignados por su padre, quien también se vio beneficiado por ello, pues muchas de las ganancias que llegaban a su cuenta bancaria eran gracias a su título de tutor, por lo que la misma cantante ha salido a decir que fue explotada y robada por su progenitor.

Luego de que una jueza de Los Ángeles le diera la liberta a la princesita del pop, no se supo más de James Spears y lo único que se ha visto son las declaraciones de la cantante contra toda su familia, a la que acusa de haberla mantenido encerrada y relegada por más de una década mientras disfrutaban de su dinero, el que ganó con los álbumes que -según ella- la obligaron a hacer y con los conciertos de la residencia en Las Vegas que también hizo por mandato y no por gusto.

De la única de la familia que se supo fue de la mamá, Lynne Spears, quien tuvo que recurrir a las redes sociales para llamar la atención de su hija mayor, quien la tiene bloqueada por todas partes pues a ella la culpa específicamente de quedarse callada y ser cómplice de James. Aún así, la madre de la artista sigue pidiendo perdón públicamente y espera que algún día Britney la escuche.

Pero llegó el momento de James y fue con el diario Daily Mail con quien se sinceró y dejó claro que no se arrepiente de absolutamente nada, pues según él la tutela era necesaria y de no se por ella, no tendríamos a la intérprete de ‘Toxic’ en este mundo, pues las circunstancias en las que se dio el asunto ameritaban que ella perdiera el control de su vida y tuviera alguien quien la guiara.

“No todos van a estar de acuerdo conmigo. Ha sido un momento increíble, pero amo a mi hija con todo mi corazón y mi alma. ¿Dónde estaría Britney en este momento sin esa tutela? Yo no sé si ella estaría viva. Para protegerla a ella y también a los niños, la tutela fue una gran herramienta. Sin ella, no creo ella habría recuperado a los niños. No me importa recibir esa paliza porque sé que no es verdad, y porque no quiero empezar otra cosa. Que mi hija termine hundiéndose más en el hoyo de lo que había estado… Solo mire cómo están las cosas ahora”, declaró el estadounidense de 70 años.

Aun así Britney sigue firme en su posición y no le perdona ni a él ni a ninguno de su familia el calvario por el que dice que pasó, tal como lo publicó hace poco en sus redes sociales: “Lo diré hasta el día que me muera... ¡¡¡mi familia arruinó mi vida!!! ¡¡¡Ellos me trataron como a un perro!!! Mi papá siempre me dijo que estaba gorda, así que nunca me sentí bonita o suficientemente bien y pienso que eso me hizo sentir lo MÁS FEO, el MIEDO de estar asustada por lo que él haría. ¡¡¡Él nunca fue un padre para mí porque él siempre estaba ebrio!!!”.

Por lo pronto, Britney sigue viviendo su nueva vida junto a su actual esposo, el deportista y actor Sam Asghari, y aún genera polémica con los extraños posts que pone en sus redes sociales, que dan indicios de que la Britney de hoy no está bien emocionalmente.