Mucho se conoce sobre los hobbies del príncipe Carlos, único heredero de la Corona británica. Entre la botánica y la pintura pasa sus días mientras su madre sigue en el palacio de Buckingham y su hijo Guillermo arma la familia modelo. Pero sorprende que mientras que el príncipe de Gales gasta mucho en sus jardines, en el arte vende bastante bien. Desde 1992 ha recaudado con sus acuarelas un total de 3 millones de dólares en ventas directas y casi 9 millones si se incluyen las ventas por medio de galerías. La crítica no lo trata suavemente y lo considera mediocre, pero Carlos tiene mercado y mucha gente está dispuesta a pagar por su arte por el simple hecho de que es suyo. Los fondos van directo a su fundación, y según la galerista Anna Hunter sus obras “reflejan bien el talento que corre por la familia real”. Para muchos es natural que tenga esta afición, considerando la cantidad y calidad de las pinturas de Rembrandt, Caravaggio y Da Vinci, entre otros, que lo han rodeado toda su vida.