En el Reino Unido, todo es del rey: el gobierno, el ejército y, por supuesto, los tribunales, pues el monarca es fuente de justicia.
Así las cosas, el otro titular de esta noticia podría ser: “El hijo del rey testifica en la corte del rey”, un inusual hecho que no se veía desde 1891, cuando el príncipe de Gales dio su testimonio en un caso por trampa en un juego de baccarat, que en se tiempo era ilegal.
En este caso, Harry, duque de Sussex, no es un mero testigo, como lo fue en ese entonces su antepasado, sino el demandante, junto con otras 100 celebridades, del Mirror Group, empresa editora del Daily Mirrror, uno de los tabloides más leídos del país, por recopilación ilegal de información.
Por supuesto, el más llamativo de los demandantes es el hijo de Lady Di, quien rindió este martes sus descargos en el Tribunal Superior de Londres, a cuyas puertas se agolpó una tropa de reporteros gráficos, que o son para nada los santos de su devoción, a quienes simplemente saludó, pero no les dio declaraciones.
Fue el único momento en que el duque pudo ser registrado por las cámaras en el marco de este proceso, pues la prensa no estaba permitida durante su comparecencia en la corte .
Específicamente, Harry alega que durante 1996 y 2010, el Daily Mirror, el Sunday Mirror y el Sunday People, publicaron artículos sobre él con base en información obtenida a través de prácticas ilícitas como la interceptación de sus líneas telefónicas o el uso de detectives privados para lo vigilaran o recopilaran datos sobre él con sus allegados o en los sitios que frecuentaba.
Lo primero que se conoció fue una declaración previa que el príncipe dio bajo juramento, la cual ya ha hecho titulares.
En cuanto a la justificación que tiene para emprender este caso, Harry explicó que quiere “salvar la profesión del periodismo” y al subrayar la responsabilidad que tiene el gobierno al respecto dijo la primera frase que causó ampolla.
“Nuestro país es juzgado internacionalmente por por el estado de nuestra prensa y de nuestro gobierno, los cuales, creo, están el su punto más bajo. La democracia falla cuando tu prensa no supervisa y no hace que el gobierno se responsabilice de sus acciones, sino que más bien prefiere ir a la cama con él ara asegurar el statu quo”, señaló.
Como lo advirtió The Times, de Londres, ello supone un claro rompimiento con la tradición de que los miembros de la realeza no deben intervenir en política y aquí, lo que Harry hace, a juicio del periódico, es atacar al gobierno del primer ministro Rishi Sunak.
En su declaración previa, el príncipe se refirió a uno de los asuntos más polémicos de su vida y es el rumor de que su verdadero padre no sería el rey Carlos sino el mayor James Hewitt, quien, en efecto fue amante de su madre.
Además, la prensa siempre ha señalado el notable parecido entre Harry y el militar, como un indicio del parentesco.
Relató que tenía 18 años cuando supo del chisme, a través, entre otros, de un artículo del Mirror, y que eso le causó un gran estrés emocional.
“En el momento en que salió ese artículo y otros similares, yo no era consciente de que mi madre y el mayor Hewitt en realidad se conocieron después de que yo nací. Solo lo supe hacia 2014, cuando estaba por los 30″, señaló.
De todos modos, aclaró, el tiempo que estuvo sin conocer esos detalles, habiendo perdido a su madre recientemente, vivió con un gran temor de ser expulsado de la familia real. “Eso fue hiriente, malvado y cruel”, puntualizó.
El otro episodio que marcó las relaciones de Harry con la prensa durante su adolescencia fue el del disfraz de nazi que llevó a una fiesta.
Originalmente, fue el tabloide The Sun el que destapó el escándalo, pero cree que el Mirror hackeó su teléfono para publicar una historia sobre la cual solo él tuvo conocimiento.
El diario informó en esos días de 2005 que su novia, Chelsy Davy, estaba muy molesta con él por el disfraz, pero también porque habría estado coqueteando con otra joven durante la celebración.
En el interrogatorio propiamente dicho, el abogado de su contraparte lo ha hecho justificar, caso por caso, sus argumentos de que se trató de detalles obtenidos ilegalmente.
Por ejemplo, Harry se pregunta cómo obtuvieron los reporteros del Mirror la información de su noche de juerga en un pub de Londres, al cual llegaron directamente, justo cuando el acababa de entrar también.
Para él, solo pudieron saberlo interceptando su teléfono, en tanto que el abogado le replicó que el dueño del establecimiento es Ed Baines, un chef de celebridades, conocido también por hacerse publicidad a sí mismo y por hablar con la prensa a menudo de los famosos que van a su local.
Según de Times, a Harry todavía le queda otra aparición ante la corte este miércoles.
En cuanto a los antecedentes históricos del episodio de hoy, algo así no se veía desde los tiempos de la reina Victoria I, en el siglo XIX, cuando su hijo mayor, el futuro Eduardo VII, se vio obligado a testificar, para gran disgusto de su madre, quien no tenía mucha fe en él y lo trataba con dureza.
Eduardo VII no fue una sino dos veces a la corte.
La primera, en 1870, quizá la más bochornosa para la realeza, se trató de un juicio de divorcio en el que Charles Mordaunt alegaba que el entonces príncipe de Gales era amante de su esposa, Lady Harriet Mordaunt. Incluso, se decía que era el verdadero padre de la hija del matrimonio.
En últimas, el caso fue desestimado y la corte dictaminó que la mujer estaba enferma de los nervios, dado lo cual fue internada en un sanatorio mental por el resto de sus días.
El otro caso, que data de 1891, giró en torno a un proceso por trampas en un juego de baccarat, el cual era ilegal y en el que tomó parte el futuro rey, quien habría sido víctima de las triquiñuelas del acusado. Por ello, se vio obligado a pararse en el estrado.
Con información de AFP.