La reina Isabel II es una de las monarcas que más tiempo ha durado en el trono de Reino Unido, con un total de 69 años al mando de la Mancomunidad de Naciones, grupo de Estados Independientes que tienen a Su Majestad como mandataria simbólica de sus territorios.

Así, Isabel es la ‘representante de Dios’ ante quince naciones que aún la ven como su reina. Sin embargo, en medio de su grandeza y su ‘don divino’, la hija del fallecido rey Jorge VI no es ‘todopoderosa’, y menos a su edad. A los 95 años muy pocas personas pueden hacer muchas cosas por sí solas, e Isabel no es la excepción.

Por esto, se estima que tiene a su servicio a más 1.200 personas que realizan algunas de las tareas más arduas que tiene ella en su papel como reina, aunque algunos deben ocuparse de actividades un poco más tediosas que cualquier persona “normal” podría considerar como innecesarias.

Por ejemplo, hace tan solo unas cuantas semanas, el equipo a cargo de la realeza estaba en la búsqueda de una persona cuya tarea es muy específica: responder las cartas que los fanáticos de la reina Isabel le envían, ya que, por supuesto, es un trabajo que Su Majestad no está dispuesta ni obligada a realizar.

Más de 1.200 personas sirven a Isabel II en el Palacio de Buckingham. | Foto: AFP or licensors

Sin embargo, aunque ridícula, este no es ni una muestra de todos los trabajos absurdos que se realizan en el Palacio de Buckingham y que tienen una persona especializada en cada uno de estos:

Pulidor de mesa

Por supuesto, es un trabajo que obligatoriamente se tiene que hacer, pero ¿qué tan complicado es pulir una mesa como para que exista una persona destinada a solo cumplir con esta tarea? Pues al parecer la dificultad del empleo no radica en lo arduo o no que sea limpiar y pulir una mesa, sino en la cantidad que existen y lo largas que son. Incluso, según cuentan desde el interior del palacio, hay unas cuya longitud obligan a los empleados a colocarse zapatos de papel y caminar sobre ellas para lograr un buen trabajo.

Guardián de estampillas

Vigilar y cuidar de la gran colección de estampillas en el Palacio es precisamente la tarea con la que deberá cumplir la persona contratada para este cargo. Creado por la reina Isabel en los años 80, el guardián de las estampillas se encarga de mantener en buenas condiciones la colección recolectada por el rey Jorge VI antes de morir, además de buscar nuevas estampas para poder aumentar el catálogo.

Cortador de carne

No hay mucha explicación sobre este trabajo: la persona responsable de esta tarea, se encarga de cortar la carne de Isabel directamente en su plato. ¿La razón? El protocolo real le prohíbe a la monarca cortar los alimentos que va a consumir.

A la reina no se le permite hacer varias actividades cotidianas a causa del protocolo real. | Foto: AFP or licensors

Conservador de la hora

Este trabajo es tan extenuante que incluso hay dos personas destinadas a su realización. La idea es que los trabajadores encargados con esta labor, den cuerda a los más de 350 relojes que hay en la sede de la Corona. Según informan desde el Palacio, esta tarea se hace al menos una vez por semana, y es una tradición que se ha desarrollado desde hace varios siglos.

Barredores del vestíbulo

“La primera impresión es la que cuenta”, dice el viejo adagio popular; uno que toman muy en serio en el Palacio. Por esto hay dos trabajadores cuya labor es mantener limpia la entrada. Esta tarea es un poco repetitiva ya que se puede ver a los empleados barriendo esta zona de la sede real al menos cinco veces al día.

Ablandador de zapatos

El último trabajo “absurdo” no es tan ilógico como parece: para que la reina no sienta cansancio mientras permanece de pie (una tarea en la que invierte mucho tiempo), hay una persona dedicada a ablandar los zapatos nuevos de Su Majestad para que cuando ella tenga que usarlos no se canse con estos. Esta persona, cuyo pie es de la misma talla que el de la reina, deberá colocarse el calzado y probarlo por varios días caminando por los pasillos del palacio. De esta forma, los zapatos se amoldan a sus pies y por ende, también a los de la reina.