Días atrás se conoció una noticia que ha dado la vuelta al mundo entero. Se trata del ciudadano extranjero John Poulos, acusado de ser el presunto responsable del crimen de la DJ colombiana Valentina Trespalacios, quien tenía entre 21 y 25 años.
Este hombre, de acuerdo con bastante material probatorio, así como videos de cámaras de seguridad, la habría matado dentro del apartamento en el que estaban juntos y cuyo cuerpo, sin signos vitales, sacó de la vivienda en una maleta grande de color azul.
Lo escalofriante del caso fue la forma en la que hizo lo posible porque cupiera todo el cadáver, doblando sus extremidades y dejando su cabeza por fuera. Los restos de la reconocida DJ fueron encontrados en un contenedor de basura en la localidad de Fontibón; un reciclador de la zona se percató del hallazgo y lo reportó a las autoridades.
Este rechazado feminicidio le ha dado la vuelta al mundo y hasta ha sido comparado con asesinatos similares, uno bastante popular que se llevó hace bastantes años por el caníbal de Milwaukee, Jeffrey Dahmer, quien durante diez años acabó con la vida de 17 hombres.
Jeffrey conoció a una de sus víctimas, identificado como Steven Tuomi, en un bar gay, por la atracción que sintieron tomaron la decisión de ir a la habitación de un hotel en el que ocurrió algo atroz.
Durante esa terrible noche, Dahmer se drogó y aunque siempre aseguró que no se acordaba de lo que había sucedido, se despertó sobre la cama y junto a él estaba el cadáver de Tuomi que había destrozado con sus propias manos.
Cuando se dio cuenta de lo que había hecho quedó totalmente petrificado porque era apenas su segundo homicidio y aseguró que no estaba consciente cuando pasó. Después de calmarse, se fue del hotel y lo único que se le ocurrió fue comprar una maleta muy grande.
Fue en esta maleta en la que, con bastante dificultad y como pudo, doblo y partió el cuerpo de su víctima para que cupiera y hasta se sentó encima para poder cerrarla. Posteriormente, se dirigió a su auto y aunque varias personas del personal querían ayudarlo con el equipaje, no los dejó y él mismo lo subió al baúl.
Al llegar a casa de su abuela, decide bajar al sótano donde cometía la mayoría de desmembramientos y siguió el mismo modus operandi que lo caracterizaba y que es bastante perturbador. Lo más extraño de este hombre fue que cuando la policía intervino en todo lo que estaba haciendo, entre los cráneos que encontraron en su vivienda y que conservaba como “premios” estaba el de Steven.
Escalofriante historia detrás de Jeffrey Dahmer
De acuerdo con lo que se reveló, todo este crimen sucedió entre 1978 y 1991, marcando un antes y un después en los allegados de las víctimas. Dahmer logró escabullirse entre las investigaciones, cometiendo asesinatos brutales y despiadados a hombres jóvenes que se topaba en bares o zonas públicas.
Lo que despertó temor en las personas fue que este hombre, especialista médico del Ejército, experimentó en los cuerpos de cada una de sus víctimas para lograr conseguir una supuesta pareja perfecta, la cual no lo abandonara nunca. Jeffrey llegó a disolver los cuerpos de los jóvenes en ácido, además de descuartizarlos y comérselos para no dejar evidencias.
En la serie de la plataforma digital se contó que la Policía estuvo cerca de atrapar al asesino serial en casi diez oportunidades, pero al final todo arrojaba a una libertad indefinida.
La cruda realidad de la historia se posa sobre el racismo sistémico y las fallas que existió en la organización de las autoridades al momento de capturar a este hombre.
Jeffrey Dahmer desapareció gran parte de los cuerpos de los jóvenes y adolescentes que mató, conservando algunas piezas como colección en los refrigeradores de su casa. Algunos cuerpos dejaron a la vista que varios de los hombres fueron torturados antes de morir, perdiendo partes y siendo lastimados con objetos como taladros.
Tras años de investigaciones y rastreo de pistas que ayudaran a judicializar a este sujeto, las autoridades lograron capturarlo en 1992 y los condenaron a 16 cadenas perpetuas consecutivas. Esta sentencia se dio por la confesión que hizo Dahmer, quien no dudó en declararse “culpable, pero demente”.
El asesino fue puesto bajo distintos análisis y estudios para determinar si se encontraba con las capacidades mentales suficientes o si realmente tenía algún trastorno psicótico. Jeffrey fue declarado legalmente cuerdo durante su juicio y llevado a un centro penitenciario.