Para nadie es un secreto que la relación entre el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle con el resto de la familia británica está rota y con un sinfín de asuntos pendientes que, hasta el momento, no tienen fecha de caducidad.

Desde que la pareja, en cabeza del príncipe, decidió renunciar a su puesto real dentro de la familia y asumió lo que eso conllevaba, se desataron una infinidad de conflictos que empañaron la relación admirable que tenía principalmente con su abuela Isabel II y su hermano, el príncipe William, actual heredero al trono británico.

La mudanza de Harry y Meghan a “Las Américas” fue la estocada final a una relación que quedó marchita y que, según fuentes cercanas al palacio, fue uno de los golpes más duros que soportó la reina Isabel II en sus últimos años de vida, junto con la muerte de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo.

El caso es que la misma muerte de la anterior soberana fue la que hizo que la familia se reencontrara por varios días, los que duró el funeral oficial. Durante este tiempo, Harry y Meghan pudieron hacer el ‘lobby’ pertinente para “mejorar” de cierta forma su imagen y su relación con el resto de la familia.

Además, tienen un punto a favor y es que de las pocas relaciones reales que quedaron en buen estado fue la de ellos con el actual rey, quien estaría considerando relajar la soga y permitir un acercamiento más caluroso con la realeza británica, más cuando la misma Meghan Markle solicitó una audiencia oficial con Carlos III antes de que se diera su partida a California, una acción que toda la prensa británica tildó de “pacífica”.

No se sabe si la audiencia se llevó a cabo o no, lo que sí se conoció es que Carlos III tiene conocimiento de uno de los puntos más importantes para los duques de Sussex: el tratamiento real de sus hijos Archie y Lilibet.

Según afirmó Katie Nicholl, experta en realeza y autora de The New Royals, para el portal inglés Express, “Carlos III estaría dispuesto a hacerlo siempre y cuando Harry y Meghan sean respetuosos con la institución. Los títulos son realmente importantes y por ello requerirá un compromiso por parte de su hijo menor y su mujer”.

Esta sería una puerta grande que se le abre a los Sussex después de los años tan turbios que han tenido y en los que han hablado “más de la cuenta” en entrevistas como la que le dieron a Oprah Winfrey, revelando detalles íntimos de cómo la familia recibió a Markle y cómo hubo acciones discriminatorias por su color de piel y su herencia negra.

También están los proyectos que la pareja adelanta con Netflix, entre ellos documentales y series, que contarían más detalles sobre los Windsor y su modus operandi, que sería un golpe gigantesco para el recién proclamado rey, que tiene en sus manos el futuro de la monarquía más mediática del siglo XXI y cuya reputación no es la mejor, pues su esposa Camilla será coronada como reina consorte y es un asunto que la mayoría de británicos aún no le perdonan, pues sienten que la que debería tener ese puesto es su primer esposa, la fallecida Diana Spencer.

Más de 20 años después, la muerte de Lady Di sigue siendo una polémica que rodea a Carlos III y que tendrá que manejar ahora que recibe un reino en Brexit, en medio de una tensión internacional por la guerra entre Rusia y Ucrania, una Inglaterra con déficit económico pospandemia y dos hijos enemistados que no dan el brazo a torcer.