Desde que se conoció el estreno de la esperada serie Griselda en la plataforma de streaming Netflix, que tiene a la actriz colombiana Sofía Vergara en el primer papel dramático de su carrera, no ha dejado de ser tendencia en redes sociales y sigue dando de qué hablar.
Y aunque la gran mayoría de comentarios han sido positivos, especialmente por la interpretación de la famosa barranquillera, han surgido varias dudas respecto de los hechos que se presentaron en la vida real de Griselda Blanco, especialmente sobre la relación que tuvo con uno en particular que puso a temblar a Colombia en los 80 y 90: Pablo Escobar.
El temido ‘patrón del mal’ estuvo ausente en la miniserie, a pesar de su cercanía con ‘la Viuda Negra’, ‘la Tía’ o ‘la Madrina’. De acuerdo con declaraciones del productor Eric Newman al portal AlloCine, no concibieron la idea de que el personaje de Escobar estuviera en la producción, con el objetivo de que no le quitara el protagonismo y la importancia a Griselda Blanco, a pesar de que ambos fueron fundadores del cártel de Medellín.
“Era la única manera de hacerlo. Por varias razones, decidimos centrarnos en la historia de Griselda y la increíble actuación de Sofía. Ella no podía convertirse en el eslabón débil de una cadena. Trabajamos en Narcos durante mucho tiempo. Ya en ese momento conocíamos el personaje de Griselda, pero no pudimos integrarlo en la serie”, precisó el productor.
A su vez, el director aseguró que optaron por manejar sus historias totalmente alejadas, ya que la consideraron interesante como para restarle importancia: “Ella es una verdadera anomalía en el sentido de que nunca ha habido una mujer que haya alcanzado ese nivel de prominencia en ningún cártel de la droga. Nunca […] Obviamente, eso despertó inmediatamente nuestro interés. Pero descubrimos en Narcos que intentar encajar la historia de Griselda no le haría justicia”, concluyó Newman.
La historia de Griselda Blanco
Blanco inició su vida criminal en Medellín a los 13 años, donde, aunque trabajaba como mesera, por relacionarse con malas amistades, aprendió actos delictivos como el carterismo y hasta de falsificación de identidades.
A los 27 años, casada con su segundo esposo, Alberto Bravo, inició en el negocio de la cocaína. Llegó a tomar tanta importancia en dicho negocio criminal, que inclusive fue apodada como “la reina de la cocaína”.
De hecho, Griselda Blanco fue la primera mujer en convertirse en una líder en el narcotráfico, siendo la única en un negocio liderado por hombres.