Por más de medio siglo, Alberto Linero fue célibe por su vocación de sacerdote. Dice que todas las energías libidinosas terminaban en letras escritas en papeles, en leer y en rezar. En 2018, sin embargo, se retiró de su oficio y muchos pensaron que era por una mujer, aunque él disipó las dudas diciendo que, más que enamoramiento con alguien, fue por desenamoramiento con la Iglesia. Quería una experiencia más cercana a la gente que la que proponía esta institución desde los claustros.
“Comencé a perder la conexión emocional con las personas y yo no puedo vivir sin la gente”, dijo. También argumentó que los escándalos de pederastia influyeron en su decisión y aseguró que si hubiese una persona, la habría mostrado porque no es ‘morrongo’. “Cuando llegue esa mujer, se las presento”, fue como le puso punto final al tema. Y así lo hizo. El pasado 25 de agosto subió una foto en su cuenta de Instagram en la que se ve a una mujer de espaldas a la cámara y de cara al mar.
“Es ella”, escribió a sus millones de seguidores. Enseguida los medios reprodujeron la imagen y lo entrevistaron para saber más sobre su novia. No era para menos. Los colombianos conocieron a Alberto José Linero Gómez como el padre Linero, el mismo que por muchos años estuvo a cargo de la eucaristía televisada de Caracol, el de los programas radiales y el de los 15 libros de autoayuda. Es el líder espiritual más popular del país.
Sin embargo, no fue mucho lo que lograron saber de ella. Linero nunca ha tenido miedo de presentarla y su relación no es clandestina. De hecho, mucha gente lo ha visto con su amor en un avión o en un café. “Es mi pareja porque la admiro y estoy orgulloso de ella”, dice. La razón de su silencio es otra. “Ella es una mujer dueña de sí, es emprendedora, autónoma y tiene claro que no es apéndice de nadie y me ha dicho: ‘Cálmate, no voy a terminar siendo la esposa de, la novia de, la pareja de, ¡olvídate!, soy quien yo soy’”.
Por el contrario, el día en que ella salga en una revista será porque es el referente y ha construido algún proyecto. Por este motivo, los detalles de cómo se conocieron no se han revelado completamente y el rompecabezas lo han ido armando los medios poco a poco. Por ejemplo, tras la historia de Instagram, que él hizo con su venia, ella se delató al contestar con una foto de Linero, también de espaldas, con la frase: “Es él”. Algunos se la pillaron y dieron con su cuenta de Instagram: @alcymb.Lo cierto es que su historia de amor merece un libro.
“Ella y yo nos conocimos al inicio, cuando yo tenía 28 y ella 18 años. Cuando nos conocemos es evidente que me encantó. Me pareció divina y parece ser que yo también le gusté a ella. Pero no pasó nada porque no podía pasar nada. Ella no iba a tener nada con un cura. En ese momento yo estaba en la explosión de mi ministerio, pero no niego que me pareció interesantísima. Ella se quedó en Bogotá, luego se fue a Argentina, se casó y construyó su vida. Después regresó y se separó”, dice el exsacerdote, que ahora es panelista de Mañanas Blu, el programa radial dirigido por Néstor Morales.
Ellos siguieron conversando esporádicamente, pero cuando tomó la decisión de salir del sacerdocio le escribió porque no sabía qué hacer con su vida. “Uno sale con una mano adelante y la otra atrás”, confiesa, y ella le ayudó desde su experiencia de mercadeo a aterrizar sus ideas y proyectos. Fue en ese proceso que volvieron a entablar una estrecha amistad y se enamoraron. En ese sentido, dice, que es un viejo amor porque la conoce de tiempo atrás y siempre le impactó, “pero es la primera vez que tenemos algo. Ahora la encontré y es la primera vez que estoy enamorado realmente”.
Eso sucedió cuando él cumplió 50 años y ella tenía 40 y era una mujer independiente que estaba feliz con su realidad. “Nos aceptamos tal cual éramos en ese momento”. Ella estuvo presente en el difícil trance de la muerte de su padre, Carlos, en diciembre del año pasado. Cuenta que en ese momento cayó en un abismo que no tenía fin. Entonces celebró tenerla cerca. “Ella estaba ahí callada, o musitando palabras que me sostenían; abrazándome o haciéndose cargo de diligencias que debía hacer yo, llorando conmigo. No estaba solo”.
Y ahora que ya es conocedor de los dardos de Cupido y sus efectos, Linero escribió un nuevo libro, Amar es ganarlo todo, incluso si no te queda nada, en el que revela mucho más de su relación. De hecho, dedica un buen espacio al amor de pareja y admite que es una primera vez para él porque lo hizo teniendo pareja. Aunque considera legítimo que alguien como él, que acompañó a muchos novios y casados, hable del amor romántico, escribir del tema teniendo novia es distinto.
“Ahora ya no hablo desde el ideal, sino de lo que estoy construyendo; pienso menos desde el deber ser y más desde lo que vivo”. Revela que, cuando la conoció por primera vez, todo quedó en un segundo plano. “Su imagen se sobreponía a lo demás”. Y añade que aunque se siente enamorado, puede afirmar que la ama. “Ya conozco su tonito, su mundo venusiano y ella ya conoce mi mundo marciano”.
En el pasado cumpleaños le escribió un libro de regalo en el que reunió cuentos que había escrito antes y en los que, de alguna manera, se referían a ella en abstracto. “Hice el texto con fotos y fue una edición de un ejemplar solo para ella”. Y en ese libro incluyó la imagen que mejor expresó ese momento cuando la vio, que hoy es una suerte de poema: “La mano que había abierto mi pecho para entrar en mi interior, agarrar mi corazón y llevárselo consigo”. Cabe añadir que ese individuo, a pesar de eso, no quedó muerto ni vacío, sino pleno.
A ella la describe como una mujer con mucha atención y capacidad para interpretar los detalles, algo que un despabilado como él admira inmensamente. Se ha convertido en una compañera de ruta, a tal punto que ella ayudó en el texto, leyéndolo y comentándolo, “como hacemos con muchos libros que pasan por nuestras manos y que nos resultan inspiradores”.
Linero siempre evade la respuesta a la pregunta de si va a casarse o no. “El matrimonio no es una cruz y nadie debe sentirlo así, y si lo siente así que haga algo. A mí me gusta jugar a la seducción y los seductores no decimos todo. ¿Y qué tal que ya nos hayamos casado? ¿Y si ya vivimos el sacramento del matrimonio? Hay cosas que son privadas y cuando me preguntan si estás casado o no, yo contesto ‘no sé, no respondo’”.
También dijo que no pensaba tener hijos porque si lo hiciera, a sus 53 años habría una brecha generacional muy grande entre ellos y él. No tienen perros ni gatos. Ese no es el plan. Por años dedicó su vida a rezar, escribir y leer, pero ahora, a sus 53, cree que va a bajar la producción porque entendió que hoy debe hacer otras cosas. “El plan es concentrarme en ella y en mí”.