Champ y Major, los dos pastores alemanes del presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden, ya están instalados en la Casa Blanca.
“La Primera Familia quería establecerse antes de llevar a los perros a Washington desde Delaware. Champ está disfrutando de su nueva cama para perros junto a la chimenea, y a Major le encanta correr por el jardín sur”, dijo a CNN el secretario de prensa de la primera dama Jill Biden, Michael LaRosa, en un comunicado el pasado lunes.
Con la llegada de los Biden a la Casa Blanca no cambiarán solamente las políticas del Gobierno norteamericano. También algunos de sus símbolos más entrañables: entre ellos la vuelta de mascotas a la residencia en Washington.
Y es que Trump se convirtió en el primer mandatario en 100 años en no tener a un amigo de cuatro patas acompañándolo en su estadía en el poder. Por eso, la llegada de Major y Champ Biden también llenó de ilusiones a muchos y sus fotos en los jardines de la Casa Blanca han causado furor en redes sociales.
Champ ha estado con la familia Biden durante más de 10 años, desde diciembre de 2008, semanas después de que Biden se convirtiera en el vicepresidente electo de Barack Obama.
Por el contrario, Major, un perro de refugio, se unió a la familia Biden hace apenas dos años. Fue adoptado en noviembre de 2018, meses antes de que Biden anunciara que se postularía para presidente en el ciclo electoral de 2020.
La historia de Major parece sacada de un cuento de hadas, pues se acaba de convertir en el primer perro adoptado en vivir en la Casa Blanca.
Major se ha robado todos los titulares desde antes de la elección de Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos. “Una vez que publicamos sobre ellos para su ayuda, Joe Biden se enteró de ellos y se acercó de inmediato. El resto es historia”, publicó en ese entonces Delaware Humane Association.
Según explicó la CNN, aunque Major es el primer perro de refugio en la Casa Blanca, no es el primer rescate.
La cadena de noticias explicó que la hija del expresidente Lyndon B. Johnson, Luci, rescató a un cachorro de raza mixta abandonado por su dueño en una gasolinera en Texas llamada Yuki. El gato de la familia del expresidente Bill Clinton, Socks, también fue un rescate.
Según los medios de comunicación estadounidenses, Thomas Jefferson, el tercer presidente de Estados Unidos, fue el primer mandatario en llevar mascotas a la Casa Blanca. El entonces mandatario tuvo un ruiseñor y un par de cachorros de oso durante su presidencia. A lo largo de los años, las mascotas presidenciales se han convertido en una especie de celebridades.
Bo, el divertido perro de Obama
Bo, el perro de aguas portugués de los Obama, también fue una celebridad. Fue el regalo que le hizo Barack Obama a sus hijas, Sasha y Malia, después de ganar las elecciones en 2008. En su discurso de agradecimiento, tras la victoria el 4 de noviembre de ese año, Obama les prometió ante miles de personas que podrían tener un perro en la Casa Blanca. Y así fue. La tarea para elegir a la mascota no fue fácil, sobre todo porque la mayor de sus hijas, Malia, entonces de 10 años, tiene alergia por lo que tenía que ser un animal que no desprendiera pelo.
El 12 abril de 2009 se difundió la primera foto de la mascota, aún cachorrito, en la que haciendo un guiño a los orígenes de su nuevo amo aparecía luciendo un colorido collar hawaiano. Dos días después hacía su debut en sociedad cautivando de inmediato al público estadounidense. Las niñas decidieron llamar al perro Bo porque sus primos tienen un gato con el mismo nombre y porque su abuelo materno, ya fallecido, tenía el apodo de Didley, como Bo Didley, el cantante de rock estadounidense que murió en 2008.