Con más de cuarenta años de carrera musical, Galy Galiano sigue metido en el corazón de los colombianos. Por estos días se encuentra en la Feria de Cali, donde se presentará este viernes 30 de diciembre, para luego empacar maletas y llevar sus grandes éxitos al Festival de Negros y Blancos en Pasto.

Desde que se convirtiera en el primer artista colombiano que apareció en un listado de la revista Billboard, y conquistara la fama con temas como La cita, Dos corazones, Quien entiende este amor y Me bebí tu recuerdo, Galiano, hoy de 64 años, se ha paseado a su antojo por ritmos que parecieran no tener mucho en común. Desde la salsa hasta la música norteña, desde los boleros hasta la llamada música de despecho.

Figura notoria de los años 90, este hijo de Chiriguaná, Cesar, ha sabido reeditarse en el gusto de la gente y lanzar sus clásicos de siempre con artistas de moda, como el que presentó hace poco junto a la estrella de la música popular Jessi Uribe —La cita— y con nuevos talentos como Marlon Arenas, con quien grabó una estupenda versión de Pequeño motel.

“Así sea una nueva versión, siempre busco lo más importante: que la canción no pierda su esencia. Por eso las nuevas generaciones se conectan con estas canciones mías que estuvieron de moda hace ya tanto tiempo”, asegura el artista.

Con SEMANA, el artista conversó sobre si ha pensado en el retiro y el proyecto musical que prepara para 2023 con varios cantantes.

¿Qué se viene para el próximo año, maestro?

Tenemos un proyecto musical hasta ahora un poco secreto. Y como antesala a ese gran proyecto, vamos a hacer una serie de lanzamientos, dúos con artistas y empezamos con eso desde el mes de enero. Y entre enero y febrero saldremos con la primera canción, que es un dúo con mi compadre Jhonny Rivera de la canción Dos corazones. Y estamos viendo con otros talentos. Ahora mismo, estaremos cerrando en la Feria de Cali, en una discoteca que se llama La Consentida, y vamos para el Carnaval de Negros y Blancos, en Pasto.

Usted ha sido muy versátil, ¿en qué género lo vamos a seguir viendo en estos nuevos proyectos musicales que se vienen?

La gente sabe que mis shows son bastante inusuales. Pueden sonar en ellos salsa, rancheras, baladas, boleros, música norteña. Son divertidos y además extraños, pero la gente nunca se arrepiente.

¿Cómo logra explicar, ya con la distancia que da el tiempo, que dos canciones tan distintas como La Cita y Me bebí tu recuerdo sigan tan pegadas en el recuerdo de la gente y siempre se las pidan en concierto?

Creo que se debe a que hay una cosa que nunca he dejado de lado y es que cualquier canción tiene que ver con lo que yo siento y quiero decirle a la gente. Siempre me ha gustado ser un artista descriptivo de lo cotidiano, cantarles a las cosas que vivimos y sentimos, las cosas naturales que le pasan a usted o me pasan a mí. Independientemente de cualquiera que sea el ritmo, creo que las canciones deben tener esa tonada, unas líricas que le hablen a la gente al oído y describan esas experiencias que han tenido, pero que nunca han plasmado en una hoja de papel.

Cuando viajo y estoy en un show o en una feria, normalmente al lado está el hotel en el que me hospedo. Y yo me asomo por la ventana y veo cómo actúa la gente y eso me dice a mí cómo se comunica la gente, de tal suerte que cuando escribo una canción lo hago en el lenguaje que la gente habla normalmente, por eso pegan tanto.

La cita es una canción que ha envejecido bien. Usted la lanzó en 1992 y desde entonces sigue conquistando nuevas generaciones…

De hecho, hace poco hice una nueva versión con Jessi Uribe que salió bastante bien, porque está muy de moda hacer versiones con un toque un poco distinto. Es que hay canciones especiales como ésta y otras donde la gente se conecta mucho por la temática. La Cita habla de algo por lo que han pasado muchos, la infidelidad. Y cuenta la historia de alguien que le pone una trampa a la persona que quiere y le envía un mensaje para verse en un hotel, y la lírica habla de una foto que se mete en una copa de vino para que se disuelva. Ese tipo de cosas hacen que la gente se identifique.

Este será el primer diciembre sin uno de sus grandes amigos de la música y de la vida, Darío Gómez…

A pesar de que con un artista no muere su música, en el caso de Darío Gómez se siente un gran vacío. Es tremendo. Hay una ausencia grande cada vez que uno escucha su repertorio. Fueron muchos momentos compartidos.

¿Ve cerca su retiro?

No creo, aunque llevo ya llevo 42 años de carrera, hay una polémica ahí que lo confunde todo y la gente cree que pueden ser más años. Yo grabé un disco y el gerente de la disquera en su momento no le gustó y lo archivó. Entonces, eso altera las fechas. Pero, creo que estamos como en los 42 años, pero aún me complace mucho compartir con la gente día a día, verlos interpretar a grito herido mis canciones, hay Galy Galiano para rato. Y también saber que esta carrera me ha dado amigos que me han acompañado toda la vida.

¿Y usted que le ha cantado tanto al amor y al desamor y al desamor, cómo está su corazón ahora?

Estoy feliz. Disfrutando de la compañía de mi esposa Sandra Bernal, de mis hijos y de mis nietos. Por ahora tengo dos nietos. Mi familia es uno de mis mayores logros, con mi esposa llevo más de 42 años, que han sido como cinco segundos colgado de las huevas…