Pocas fuerzas han influido tanto en la historia de la humanidad como el amor. Ni siquiera el poder o el dinero. Muchas guerras, revoluciones y reinados han comenzado o terminado por culpa de enamoramientos, infidelidades, celos y traiciones. Y en algunos casos, los logros o fracasos de los personajes históricos están completamente ligados a sus éxitos o problemas amorosos. Por eso, la gente siempre se ha interesado en conocer los secretos y los detalles detrás de los grandes romances y los affaires que involucran a personas famosas o históricas. Algunas veces estos relatos se cuelan en los libros de historia, pero no siempre sucede.
Consciente de eso, el periodista Daniel Samper Pizano se ha dedicado a investigar y a contar la historia de algunas parejas icónicas. Lo hizo en ‘Camas y famas‘ (2018) y lo hace ahora, en ‘Insólitas parejas‘, un libro que acaba de salir a la venta y que reúne las historias de 12 grandes romances.
El libro, publicado por la editorial Aguilar, ya se consigue en las librerías del país. Entre los relatos hay parejas no tan conocidas, romances prohibidos, matrimonios fracasados y amores que traspasaron barreras. Estos son algunos de los más insólitos y de los menos conocidos. Marie Curie y Paul Langevin
En 1906, Pierre y Marie Curie estaban en la cúspide. No solo habían recibido el Nobel de Física por sus investigaciones acerca de la radiación, sino que su matrimonio marchaba sobre ruedas. Pero ese año Pierre murió en un absurdo accidente de coche y ella, destrozada, se refugió en la ciencia. En su equipo de trabajo estaba Paul Langevin, un antiguo alumno de su esposo que se volvió su paño de lágrimas. Con el tiempo terminaron en una relación clandestina, pues él estaba casado y tenía cuatro hijos. La cosa funcionó, hasta que la esposa de Langevin contrató a un detective privado que encontró la correspondencia entre los amantes.
Despechada, la mujer envió las cartas al periódico Le Journal, que publicó la historia en primera página. La sociedad francesa de la época, moralista y conservadora, comenzó a atacar a Curie por robamaridos, traidora y hasta por sus antepasados judíos y polacos. Le tiraban piedras a su casa, le gritaban en la calle y le exigían que saliera de París. El escándalo la acompañó hasta su muerte. María Casares y Albert Camus
A pesar de que la actriz de origen español María Casares y el escritor Albert Camus estaban casados con otras personas y tuvieron múltiples amantes, la relación que hubo entre los dos fue la más importante de sus vidas. La distancia entre los Lindbergh fue tan grande, que aunque tuvieron otros cinco hijos, dormían separados. Se conocieron en medio de fiestas y obras de teatro en la París ocupada por los nazis y entre los dos pronto surgió una química y una pasión que no pudieron acallar y de la que da testimonio una correspondencia amorosa publicada en 2017. Intentaron dejarse por un tiempo, pues Camus quería recomponer las cosas con su esposa, Francine Faure, pero las buenas intenciones solo duraron tres años.
Se volvieron a encontrar por casualidad en el bulevar Saint-Germain, un día de 1948, y nunca se volvieron a separar. Incluso, cuenta la anécdota, cuando le anunciaron que había ganado el Nobel de Literatura en 1957, Camus le escribió primero a María que a su esposa: “Nunca me habías hecho tanta falta”. Charles Lindbergh y Anne Morrow
En los treinta Charles Lindbergh, el primer piloto en volar sin escalas desde Estados Unidos hasta Europa, era una especie de rockstar. Y su matrimonio con Anne Morrow, hija del embajador de Estados Unidos en México, parecía un cuento de hadas. Pero las cosas estaban lejos de ser perfectas. Desde que en 1932 un hombre secuestró y mató a Charlie, el primer hijo de ambos, de menos de un año, él se volvió paranoico, agresivo, taciturno y ella, solitaria, se dedicó a escribir best sellers. La distancia entre los dos fue tan grande, que aunque tuvieron otros cinco hijos, dormían en cuartos separados.
Además, abundaban las traiciones: Anne tuvo romances con el escritor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry, otro piloto, y con su propio médico, 20 años mayor. Mucho después también se supo que Lindbergh había manteniendo en secreto a otras tres mujeres, con sus respectivos hijos, en Europa. El cuento de hadas había sido un infierno. Rubén Darío y Paca Sánchez
Cuando Rubén Darío conoció a Francisca Sánchez, Paca, en 1898, ya era uno de los escritores más reconocidos y estaba casado con Rosario Murillo Rivas, con quien tenía una relación tóxica y conflictiva. Pero la campesina española, a quien vio en un jardín de Madrid, cuando trabajaba como embajador, lo enamoró tanto, que vivieron juntos 17 años, a pesar de que conformaban una unión bastante dispareja: él, uno de los escritores más importantes del mundo y ella, una mujer analfabeta y sin estudios.
Hasta que en 1915, el nicaragüense decidió volver a América, para un supuesto periplo temporal, convencido por uno de sus amigos, quien en realidad actuaba en complicidad con Rosario, que quería asegurarse el legado económico del escritor. Nunca volvió y murió dos años después. Paca se quedó en España abandonada, triste y sin plata. Hasta que tiempo después se casó con José Villacastín, un hombre que, paradójicamente, dedicó su vida a rescatar y reunir la obra del escritor. Mao Zedong y Jiang Qing
El líder de la revolución china, Mao Zedong y la actríz Jiang Qing se enamoraron en 1939. Él ya había tenido tres esposas y varios hijos, mientras que ella se había casado dos veces. Aún así, decidieron comprometerse, contra la voluntad de otros líderes del Partido Comunista chino, que la veían como una mujer poco fiable que había tenido tratos con sus rivales, los nacionalistas. Marx tuvo varios deslices: un posible romance con una prima 20 años menor y un hijo ilegítimo con la niñera de la familia. Años después, cuando su ejército ganó la guerra civil, Jiang se convirtió en una especie de poder en la sombra. Dicen que se volvió cruel, vengativa y que ordenaba torturar a las mujeres que le caían mal. El propio Mao alguna vez dijo que “su veneno es tan mortífero como el de un escorpión”. Aún así, nunca se separaron: ella promovió la infausta Revolución Cultural e hizo parte de la llamada Banda de los Cuatro, como se conoce a un grupo de dirigentes que luego de la muerte de Mao terminaron acusados de crímenes y abusos. Le perdonaron la vida, pero se suicidó en 1991, tras salir de la cárcel. Karl Marx y Jenny de Westfalia
El filósofo y pensador alemán conoció a la mujer de su vida en el colegio. Ella era cuatro años mayor, pero como él estudiaba con uno de sus hermanos, solía visitar su casa. Aunque Karl Marx venía de una familia acomodada, Jenny parecía inalcanzable, pues pertenecía a la aristocracia local.
Pero el amor por la literatura los acercó, hasta que se hicieron novios de forma clandestina en 1835 y se casaron en 1843. Tuvieron seis hijos y vivieron en medio de la pobreza. Sobre todo cuando a Marx lo expulsaron de Prusia, Bélgica y Francia por sus ideas polémicas. Terminaron en Londres, sin nacionalidad y en condiciones paupérrimas, aunque ella siempre lo apoyó, pues era una ferviente comunista. Él, sin embargo, tuvo varios deslices: un romance con su prima Antoinette Philips, 20 años menor, y un hijo ilegítimo con Helen Demuth, la niñera de la familia. Jenny siempre pensó que el niño era de Friedrich Engels, el gran amigo de Marx, pues ambos habían acordado esa versión. Un historiador descubrió la verdad años después, cuando escarbaba en la correspondencia. * El libro será lanzado en Bogotá, el próximo martes 22 de octubre a las 6:30 p.m. en el Museo El Chicó.