Durante los días de incertidumbre por el destino del sumergible Titanic, uno de los hechos más importantes del año, James Cameron estuvo muy activo en la prensa hablando sobre el tema, ya que la nave se dirigía a los restos del Titanic, el tema de su más famosa cinta. Además, Cameron ha sido un explorador del naufragio, sobre el cual también ha hecho documentales.
Luego, cuando el sumergible fue hallado y se supo que había implosionado en el fondo del Atlántico, empezó a correr el rumor de que una importante empresa de streaming había entrado en contacto con el ganador del Óscar para contar esta tragedia que les costó la vida a sus cinco ocupantes.
Para muchos, esta versión no resultó muy descabellada, ya que Cameron es un miembro de la comunidad del buceo y de las inmersiones en el mar. Solo al yacimiento del Titanic ha ido unas 30 veces.
Sin embargo, el chisme del supuesto proyecto por el Titán parece que no le ha sentado nada bien, según expresó recientemente en las redes sociales.
“No suelo responder a rumores ofensivos en los medios, pero necesito hacerlo ahora”, escribió el director en una historia de su cuenta de Instagram. “No estoy en conversaciones sobre una película acerca de OcenGate ni lo estaré”, agregó, refiriéndose a la empresa dueña del malogrado sumergible.
El mismo mensaje fue publicado en su cuenta de Twitter, para decepción de muchos que se ilusionaron con la posibilidad de esta intrigante historia contada por uno de los grandes directores contemporáneos, autor de cintas que figuran entre las más vistas de la historia del cine, como la propia Titanic o Avatar.
Como se recuerda, este suceso tuvo en vilo al mundo a mediados de junio, desde que se supo que el submarino Titán había perdido contacto con la superficie, al poco tiempo de emprender una inmersión a los restos del Titanic, en Canadá.
El 22 de junio, un equipo conformado por unidades especializadas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Francia halló escombros del submarino e informaron que, al parecer, este habría sufrido una “implosión catastrófica”.
En la catástrofe, que duró varios días en las primeras planas y sigue generando la curiosidad del público y la prensa, murieron Stockton Rush, presidente de OceanGate; el multimillonario Shahzada Dawood junto con su hijo Suleman Dawood; el empresario Hamish Harding, y Paul-Henri Nagolet, experto en el Titanic.
Durante las labores de rescate, las autoridades informaron que se hallaron restos humanos, pero hasta ahora no se ha dado a conocer a quién o quiénes pertenecían.
Si no va a estar en esa supuesta producción sobre el Titán, Cameron sí se ha tomado el trabajo varias veces de analizar e ir un poco más allá sobre lo que el accidente significa para la exploración en el fondo del mar.
Cuando se confirmó que el sumergible tuvo un mal fin, él reveló cómo la comunidad del buceo estaba muy preocupada por las condiciones de seguridad de la expedición.
“Un grupo de importantes jugadores en el campo de la ingeniería de inmersión profunda le escribió cartas a la compañía, diciéndole que lo que estaban haciendo era experimental como para llevar pasajeros y que eso necesitaba una certificación”, le declaró al diario estadounidense ABC.
Cameron también ha hecho una conexión entre los dos accidentes, a pesar de que los separa más de un siglo de distancia en el tiempo.
No obstante, le asombra el hecho de que ambas travesías se emprendieron a pesar de las advertencias sobre la seguridad que no quisieron ser escuchadas por quienes estaban al mando de ellas. “La verdad es que es totalmente surreal”, concluyó el canadiense.