El rapero Kanye West venía pasando desapercibido durante este 2023 luego de todo un huracán de críticas y polémicas generadas por sus ideologías antisemitas y sus comentarios incendiarios contra los judíos en las redes sociales, que no solo le valieron la censura total en Twitter e Instagram, sino un efecto dominó de contratos cancelados con marcas de renombre como Balenciaga y Adidas, entre muchas otras, que prefirieron romper todo tipo de conexión con el cantante antes de ser relacionadas con sus fatídicas palabras de odio y discriminación.
El dinero que Kanye dejó de recibir en tan solo meses lo bajó del ranking de multimillonario y, al final, solo y sin quién lo apoyara, West incluso llegó al punto de retractarse y afirmar que ya había dejado de ser antisemita, todo gracias a una película: “Ver a Jonah Hill en 21 Jump Street hizo que me gustaran de nuevo los judíos. Nadie debería tomar la ira contra uno o dos individuos y transformarla en odio hacia millones de personas inocentes… Ningún cristiano puede ser etiquetado de antisemita sabiendo que Jesús es judío. Gracias Jonah Hill, te quiero”, escribió en sus redes sociales, frases que también fueron fuertemente criticadas.
La marea para el artista venía más calma que de costumbre, sin embargo, ahora llegó otro tsunami por una costa de la vida de West de la que muy poco se habla, su escuela cristiana, Donda Academy, una institución académica no acreditada ubicada en Simi Valley, California, donde hay cursos desde grado primero hasta grado once y cuyos alumnos, todos uniformados por conjuntos Balenciaga creados por el rapero, pueden ver materias como cristianismo, matemáticas, ciencias y lenguaje del arte, además de tener otras extensiones extracurriculares como artes visuales, cine, un tradicional coro y hasta parkour.
Entre las curiosidades de esta escuela es que los padres deben pagar una mensualidad de 15.000 dólares por alumno aproximadamente y, según publicó Rolling Stone, los padres de familia tuvieron que firmar un documento donde se comprometían a mantener clasificada la información de la escuela, como sus particularidades y hasta el lugar de ubicación, para salvaguardar las seguridad de los alumnos.
Esta escuela ya había entrado en una gran polémica en octubre de 2022, cuando se desató la bomba de los comentarios antisemitas de West, generando que la institución enviara un comunicado donde informaba que dicha academia cerraba a causa de la polémica, sin embargo, minutos después llegó otro correo a los profesores y padres de familia diciendo que todo era falso y la institución continuaba.
Pero ahora el problema es otro y viene de parte de dos profesoras que trabajaban allí, Cecilia Hailey y Chekarey Byers, quienes decidieron demandar a la institución por discriminación racial, alegando que fueron despedidas injustamente luego de que ellas, siendo las únicas empleadas afrodescendientes del lugar, hicieran visibles varios procesos mal implementados en dicha institución.
Las mujeres afirman que los alumnos solamente tienen sushi como método de alimentación y este se les da una sola vez al día, además de que el establecimiento no cuenta con personal médico adecuado y los medicamentos de los botiquines están tirados en un cuarto útil y con fecha de vencimiento caducada. Y como si no fuera poco, tampoco hay conserje y los alumnos tienen que sentarse en cojines ubicados en todo el piso de los salones, pues ni ellos ni los profesores tienen sillas adecuadas para tomar y dar las clases.
Pero lo peor del caso es que las dos maestras afirman que sus salarios eran considerablemente bajos con respecto a sus pares no afrodescendientes, siendo el mismo West parte de esta comunidad, y que su despido se dio injustamente luego de exigir que se les pagara su salario integral homologado con el resto de empleados de la academia.
Por el momento, ni West ni la institución se han pronunciado públicamente sobre la demanda, que ya está en proceso judicial.