Hoy muchos lo reconocen como una de las grandes leyendas de la historia de Hollywood. Pero a Kirk Douglas no le tocó tan fácil en su momento, cuando disputaba con Gary Cooper, Charlton Heston, Marlon Brando o Montgomery Clift los papeles protagónicos de las mejores producciones de la industria. Era de origen ruso y sus padres habían emigrado a Estados Unidos desde Moscú, huyendo de la guerra ruso-japonesa de 1904. Por eso muchos lo trataban de “comunista” o “izquierdista”, en una época en la que eso era como llevar una etiqueta de “enemigo de Estados Unidos” en la frente. En su tiempo muchos actores, directores, productores y guionistas vivían una dura persecución por sus posturas políticas. Eso no detuvo al actor, que murió esta semana a los 103 años. Estaba acostumbrado a superar los obstáculos desde pequeño, cuando le tocó crecer en medio de la pobreza, con un papá trapero que compraba y vendía trapos y objetos usados y seis hermanas por alimentar. En esa época se llamaba Issur Danielovitch, pero años después, cuando entró al Ejército en la Segunda Guerra Mundial, se cambió su nombre por el de Kirk Douglas.
Desde que estaba en el colegio sentía pasión por actuar, pero ejerció hasta 40 oficios para ganarse la vida, como repartir periódicos, podar jardines o vender sándwiches. Por fin cumplió su sueño al estudiar actuación con una beca en Nueva York. Allí conoció a la actriz Lauren Bacall, una de sus grandes amigas, quien lo recomendó para su primera película, El extraño caso de Martha Ivers (1946), unos meses después de regresar de la guerra. Así comenzó una carrera llena de éxitos como El ídolo de barro (1949), El loco del pelo rojo (1956), Senderos de gloria (1957) o Espartaco (1960), tal vez el más conocido de sus papeles.
Muchos recuerdan esa época con nostalgia, y hoy incluso la llaman la era dorada de Hollywood. Pero en ese tiempo muchos actores, directores, productores y guionistas vivían una dura persecución e intentos de censura por sus posturas políticas.
Douglas en Espartaco (1960), el papel que le dio más fama y que muchos recuerdan aún ahora. En medio de la Guerra Fría, el senador Joseph McCarthy había lanzado una cacería de brujas para perseguir a todo aquel con sospechas de ser comunista o de tener ideales socialistas. Y con sus aliados en el mundo del cine había creado una lista negra de personas a las que ninguna productora podría contratar, bajo amenaza de represalias económicas. Esa provocación le habría costado a Douglas que no ganara ningún Óscar, a pesar de haber recibido tres veces nominaciones. Douglas se salvó, pues nunca pudieron comprobar que tuviera afiliaciones con el comunismo. Pero varios de sus amigos y compañeros más talentosos cayeron en la colada: Charles Chaplin, Lester Cole, Alvah Bessie o Humphrey Bogart, entre muchos otros.
El apoyo de Douglas a Dalton Trumbo En medio de ese trance, personalidades, como Walt Disney o Elia Kazan, optaron por apoyar la caza de brujas e incluso llegaron a testificar contra sus propios compañeros. Pero otros se pararon valientemente, y a pesar de poner en riesgo sus carreras, protestaron y tomaron acciones contra la medida: Kirk Douglas fue uno de ellos.
De hecho, muchos dicen que jugó un papel clave para acabar con la lista negra. En efecto, a finales de los años cincuenta, con su productora, Bryna Productions, contrató al guionista Dalton Trumbo, uno de los vetados, para adaptar Espartaco al cine. No era nada extraordinario, pues Trumbo había seguido escribiendo guiones de forma anónima o con seudónimo, y así se había ganado dos Óscar que nunca pudo reclamar. Pero Douglas fue más allá y exigió que lo incluyeran en los créditos con nombre propio, e incluso amenazó con no permitir el estreno de la película si eso no pasaba.
Douglas acabó con ‘la lista negra de Hollywood’ cuando incluyó al guionista Dalton Trumbo (foto) en los créditos de Espartaco, a pesar del veto impuesto por Joseph McCarthy. Así, y ante la mirada rabiosa de McCarthy y los impulsores de la lista negra, el nombre de Dalton Trumbo apareció en pantalla grande en 1960, luego de casi diez años de ausencia. Luego, muchas otras productoras comenzaron a seguir el ejemplo y a contratar y acreditar a los vetados. Esa provocación, dicen muchos, le costó a Douglas que no ganara ningún Óscar, a pesar de haber recibido tres veces nominaciones. Esa injusticia terminó solo en 1996, cuando le dieron uno honorífico.
A él no le importó y en 2000, en medio de un homenaje a su carrera, incluso recordó el episodio con orgullo: “Cuando miro hacia atrás pienso que la decisión sobre Trumbo fue la más importante de mi carrera”. Una declaración que muestra la verdadera estatura de un ícono, que deja un legado personal enorme, más allá de su participación en 80 películas y de una dinastía familiar que continúa en manos de su hijo Michael Douglas. La carrera de Kirk Douglas en imágenes
El ídolo de barro (1949): la película que le significó a Douglas su primera nominación al Óscar. Solo habían pasado tres años de su primera aparición en el cine.
El loco del pelo rojo (1956): Interpretó a Vincent Van Gogh en esta aclamada cinta, por la que también fue nominado a un Óscar.
Senderos de gloria (1957): Su primera colaboración con Stanley Kubrick, con quien conformó una dulpa a finales de los años cincuenta. Hoy es un clásico del cine.
Espartaco (1960): Tal vez la película con la que más lo recuerdan las nuevas generaciones. También dirigida por Stanley Kubrick y escrita por Dalton Trumbo.
The final countdown (1980): Ya no era de los actores más cotizados de Hollywood, pero seguía siendo un referente y tenía actuaciones soberbias, como esta.
Dos tipos duros (1986): De sus últimas películas se destacan esta, que corpotagonizo con Burt Lancaster, Diamantes en los años noventa y Un caso de familia, de 2003, junto a su hijo Michael.