Princess Diana es el nuevo libro de la serie para niños Little People, Big Dreams, que es motivo de elogios por parte de activistas y fundaciones que trabajan en la lucha contra los desórdenes alimenticios. En su opinón, refleja que el legado de Lady Di sigue teniendo cabida.
La obra, escrita por María Isabel Sánchez Vergara, incluye en su relato su lucha de alrededor de una década contra la bulimia, mientras que era “la princesa más amada del mundo”, como la describe el texto.
El libro cuenta que, “aunque su vida parecía sacada de las páginas de un cuento de hadas, pronto comprendió que el corazón del príncipe Carlos le pertenecía a otra persona”.
La prensa inglesa en sus reseñas del libro no lo menciona, quizá para no molestar al rey Carlos III, quien no permite el más mínimo gesto contra su esposa, pero todo el mundo sabe que esa “otra persona” era la reina Camila.
“Con el paso del tiempo”, continúa el relato, “la tristeza se convirtió en un desorden alimenticio llamado bulimia”.
El libro les sigue contando a los niños: “Siempre que se sentía sola, encontraba alivio en comerse todos los pasteles que encontraba en la cocina real. Pero esa dulce sensación de confort no duraba. Cuando se había ido, ella trataba de liberarse de todo lo que había comido poniéndose enferma”.
Princess Diana es ilustrado por Archita Khosla, quien recreó el peinado y algunos conocidos atuendos de la primera esposa del rey Carlos, como su suéter de la oveja negra, cuya subasta se anunció hace poco.
“A ella le tomó tiempo buscar ayuda, aprender cómo quererse a sí misma y dejar de hacerle daño a su cuerpo. Una vez que lo hizo, se sintió mejor que nunca. Ella fue una de las primeras famosas en hablar acerca de su lucha contra la bulimia, lo que ayudó a otros a confrontarla también”, narra la obra.
Esta revelación para los más pequeños evoca, efectivamente, uno de los episodios más dolorosos en la vida de la llamada “princesa del pueblo”.
El mundo supo de ello por primera vez a través del libro Diana: Her True Story (Diana: su verdadera historia), por Andrew Morton, que causó un escándalo en 1992.
Aunque en ese momento no se reveló, la princesa grabó una serie de cintas en secreto que le sirvieron al periodista y biógrafo para escribir el volumen.
“La bulimia comenzó una semana después de nuestro compromiso y duraría cerca de una década”, se le oye decir a Diana en las grabaciones, que fueron dadas a conocer años después.
Una prueba de lo enferma que estaba Diana para los días de su compromiso y boda con Carlos, la cual tuvo lugar el 29 de julio de 1981, fueron los testimonios de los modistos David y Elizabeth Emanuel, quienes diseñaron su célebre traje de novia.
En las primeras mediciones, recordó Elizabeth, la cintura de Diana medía entre 66 y 68 centímetros. Para el día del casamiento, había descendido a casi 59 centímetros.
La princesa también se refirió a su enfermedad durante la conocida entrevista en el programa Panorama, con el periodista Martin Bashir.
“Tuve bulimia por varios años. Y eso fue como una enfermedad secreta. Te hieres a ti misma porque tu autoestima está en un nivel muy bajo y crees que no eres digna o valiosa”, explicó.
Una de las fundaciones de lucha contra estos desordenes, Beat, le dio la bienvenida a la publicación.
“Leer acerca de los trastornos alimenticios puede ayudar a que la gente joven detecte los síntomas más pronto. Sin embargo, es importante que los libros fomenten la conciencia de una manera sensible y apropiada”, le dijo a The Times, de Londres, Tom Quinn, director de asuntos externos de la entidad.
El directivo también señaló que su fundación les aconseja a los escritores de este tipo de textos “evitar expandirse en detalles sobre las conductas, calorías y peso relacionadas con los desordenes alimenticios, ya que esto puede empeorar los síntomas el alguien que los esté sufriendo o desencadenar una de estas enfermedades en una persona que sea vulnerable”.
Por supuesto, el experto se refirió al aporte de Diana en la prevención y lucha contra estas afecciones: “La honestidad de la princesa Diana ayudó a muchas personas a reconocer sus propios síntomas y a buscar ayuda. Es maravilloso ver que su legado sigue teniendo impacto y que, al mismo tiempo, es crucial que los niños reciban asesoría de calidad, ya que oír sobre trastornos alimenticios puede ser molesto”.