Alejandra Azcárate, actriz

Recuerdo muy bien cuándo fue la última vez que le escribí una carta al Niño Dios. Estaba preparando el sobre en mi casa cuando Lorence, una compañera del Liceo Francés, me dijo sin la menor piedad que todo era un engaño. Aceptar que una fantasía se transforme en realidad es un golpe doloroso que poco o nada tiene que ver con la edad. Me sentí burlada, odié a mis papás, me encerré aquella noche y legitimé mi pataleta. La tristeza era válida, la ilusión se había desvanecido y con ella toda la magia de esa esperada noche del año. Se acabó mi lucha interna por no dormirme antes de las doce con tal de ver entrar a ese personaje misterioso cargado de paquetes, la frustrante risa al día siguiente al no haberlo logrado y la felicidad al destapar cada regalo como reconocimiento ante mi buen comportamiento. Todo se derrumbó.

Hoy, muchos años más tarde, me he vuelto a sentar a escribirle al aire mis deseos. No necesito ropa sino tener siempre a alguien que con amor me la quite; menos un anillo, sino conservar mi argolla; no espero cajas de maquillaje, sino aceptación al ver mi cara lavada, tampoco espero un reloj, porque lo que me apremia no es el tiempo y menos anhelo la fama porque mi entorno es mi familia. Si el Niño Dios o Papá Noel me leen algún día, les suplico que me den salud, a mí y a los míos; la posibilidad de hacer solo lo que me haga feliz y el chance de viajar sin límites para combatir los propios. PD: no me traigan medias. Gracias. Maluma, cantante

Querido Niño Dios: Primero, quiero darte gracias por el gran año que me diste. Gracias por mi familia, por tenernos unidos, sanos y fuertes como unos robles. Gracias porque me diste amor de sobra para repartir en cada concierto, en mi trabajo y entre los niños de mi fundación. Sueño con seguir aportando y sembrando anhelos en los jóvenes. Ya son 170 soñadores en El Arte de los Sueños; cada año crecemos más y eso quiere decir que tú estás feliz con lo que hacemos. Visualizo una sede gigantesca para seguir cultivando grandes seres humanos. Sé que la música transforma y esa es la mejor manera en la que puedo ayudar a mi país. Es un granito de amor para construir y aportar paz.?

Para 2020, quiero pedirte más salud, energía y vitalidad; así podré trabajar cinco veces más para llevar mi bandera colombiana y latina por el mundo. Concédeme, además, la capacidad para aprender de mis errores, levantarme y comenzar de nuevo. Pero sobre todas las cosas, nunca permitas que me olvide de ser una buena persona. ¡Ah! Y si se te enredan por ahí una nueva casa, un carro y una motico, pues yo feliz de recibirlas… Prometo seguir siendo un niño ejemplar.  Atte.: Maluma Guillo Vives, chef y cantante

Querido Niño Dios: Me imagino que por estos días estarás muy ocupado con todo el trabajo que te estamos dando. Solo en mi país hay muchos problemas, y en el resto del mundo, ni hablar... Me gustaría que en esta Navidad le regalaras a Colombia y a sus gobernantes mucha sensatez para dirigir y buscar el camino hacia el equilibrio y la tolerancia que necesitamos para lograr una convivencia más amable, que nos permita disfrutar de este planeta maravilloso que nos diste y ayudar a preservarlo juntos.

En lo personal, quisiera la salud de mis seres queridos y claridad en mis decisiones para obrar correctamente y ser justo. También espero que me des la posibilidad de viajar y conocer el mundo que tú has creado: te pediría un velero para navegar con mis hijos y mi esposo por todas las costas del mundo. Gracias, querido Niño Dios. Alexandra Pumarejo, columnista y comentarista

Querido Niño Dios: Primero que todo, gracias por tantas bendiciones en este 2019, ¡todas fantásticas! Para el 2020, te pido que nunca me falte la felicidad. Que el amor siempre sea rebosante, conmigo y con todos los que me rodean. Que mis actos sean un reflejo bonito de lo que pienso y hablo. Te pido abundancia de mente y espíritu. Que lleguen viajes extraordinarios y proyectos innovadores, pero, ante todo y sobre todo, que haya salud. Te pido me mantengas muy cerquita de mis seres queridos, sin importar la geografía. Ojalá me sigas sorprendiendo como solo tú sabes hacerlo, y me des la inteligencia para entender que aun cuando las cosas no salgan como inicialmente quiero, todo es por mi bien superior. ?Te pido que cada ciudadano de Colombia encuentre la paz en sí mismo, para que lo pueda reflejar en su comportamiento en la sociedad.

Por último, quisiera que las personas que lean esta carta se inspiren y crean en que todos nos merecemos tener la vida de nuestros sueños; que sientan en su corazón que el año que viene será el mejor de sus vidas, ¡y así será! PD: si también se te enredan por ahí unos tenis Golden Goose, ¡me parecería chévere! ¡Graciaaas! Patricia Lara Salive, periodista y escritora

Querido Niño Dios: En esta Navidad te pido que le des al presidente Iván Duque capacidad para entender en qué país vive y cómo es la Colombia que él gobierna; humildad para reconocer sus errores y abandonar su soberbia; valor y carácter suficientes para que desactive la violencia y consolide la paz política y social; y seguridad para que sea capaz de decirle a su jefe: “¿Sabe una cosa, senador? Aquí el que manda soy yo”. Para mí, querido Niño Dios, te pido un helicóptero que me permita huir de los trancones insoportables que se forman en las vías de salida de Bogotá. Así podría moverme en minutos por el país, en vez de gastar, por ejemplo, cuatro horas en recorridos que hace 50 años se hacían en 45 minutos.

Y te pido también un globo para poder movilizarme en la capital, ya que sus trancones me están llevando a adoptar una prematura vida monacal, por la pereza que me da salir de mi casa a respirar aire contaminado, atascada en un tráfico inconcebible. ?Y, lo más importante, Niño Dios, para mis hijos, ante todo, te pido que les des salud. Y luego sabiduría para que puedan sobrevivir y ser felices en este país de locos. Con inmensos cariño y gratitud, Patricia. * Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set. Puede leer otros aquí.