Muchos se preguntaban en Colombia por la suerte de la actriz bogotana Sandra Reyes. Tras una importante figuración en producciones como Clase aparte, Leche, La mujer del presidente, Me llaman Lolita y, claro, el inolvidable Pedro, el escamoso, donde dio vida a la popular Doctora Paula, la artista no volvió a ser vista en la pantalla chica.
Desde hace algunas semanas, los televidentes la encontraron de regreso con su papel de Amanda en la novela ‘Ventino’, de Caracol Televisión, en donde interpreta a una madre abnegada y luchadora.
Con SEMANA, la artista conversó sobre este regreso y el cambio que supuso espiritualmente en su vida la experiencia reciente de la pandemia.
SEMANA: Hablemos de Amanda, su personaje en ‘Ventino’...
Sandra Reyes (S. R.): Se llama Amanda Afanador, es una mujer de clase media, una mujer muy trabajadora que toda la vida ha querido ser mamá y no había podido, y se encuentra con una niña en la calle y pues se enamora de ella, y básicamente termina adoptándola. Digamos que es una mamá absolutamente entregada y comprometida con la felicidad de su hija. Y el sueño de su hija al crecer es ser cantante. Así que Amanda siempre va a hacer todo lo posible para que a Natalia le vaya bien, sea feliz y cumpla su sueño, incluso pasando por encima de ella misma.
SEMANA: ¿Por qué hacía tanto tiempo no la veíamos en televisión?
S. R.: Pues no era que estuviera como perdida de la televisión, sino haciendo otros proyectos, más personales. La producción de televisión en Colombia estuvo en pausa largo tiempo por la pandemia, entonces yo creo que no soy la única, sino que realmente muchos actores tuvimos esa pausa obligada.
SEMANA: ¿Cómo sobrevivió como actriz a la pandemia?
S. R.: Digamos que durante toda la pandemia me dediqué a hacer una huerta, a vivir en el campo. Quería estar tranquila y como conectarme conmigo misma para sanar cosas. Cositas que todos tenemos por sanar y por transformar. Fue un tiempo muy productivo, y no en el sentido en el que lo piensa mucha gente. Para mí el éxito en realidad radica en la capacidad de estar bien, es la paz con la que uno pueda vivir, para mí eso es tener éxito. Así que siento que en todo este tiempo realmente tuve mucho éxito porque he estado en paz y feliz.
SEMANA: En muchos medios circuló la versión de que Sandra Reyes se había convertido en hippie, y que esa fue la razón de que se alejara de la televisión. ¿Cuál es la verdad detrás de eso?
S. R.: Sí, desde hace un tiempo decidí que quiero vivir en paz, desde el amor, que es un poco la filosofía hippie, siendo Jesús su mayor representante. Vivir en paz desde el amor porque para mí en este momento no hay nada más importante. Sobre todo, por el momento evolutivo que estamos viviendo y la transformación que estamos viviendo, donde estamos llamados a vivir desde el amor y no desde el miedo.
SEMANA: De alguna forma, esta nueva filosofía de vida suya va en contravía de la fama y todo lo que ha vivido en el mundo de la televisión...
S. R.: Pues, no sé si exista un cansancio de la fama. Pero sí es cierto que un día entendí que hay cosas más importantes, como transformar nuestros miedos en fortalezas. Y en lugar de sentir miedo, sentir amor. Un día di este salto cuántico y descubrí que somos seres espirituales en evolución. Y que en este momento lo material no es lo importante. Lo importante es cómo vibras: ¿vibro desde el miedo o vibro desde el amor? Entonces, a eso me he dedicado: a transformar mi vibración y tratar de ser coherente con toda esta filosofía.
SEMANA: Se lo pregunto porque en una época usted tuvo mucho brillo por personajes de producciones como ‘Pedro, el escamoso’ y ‘La mujer del presidente’...
S. R.: No puedo negar que la fama me ha traído muchas bendiciones, porque de la gente recibo solo amor. La gente me sonríe en la calle y eso es divino. Es realmente hermoso que la gente quiera un abrazo tuyo. Para mí es una bendición poder hacer feliz a una persona con solo un abrazo. O con solo una foto. Y la gente recuerda aún esos personajes como el de la doctora Paula. La doctora Paula vivirá por siempre y es gracias al amor de la gente.
SEMANA: Ahora que regresó a la televisión, ¿extraña esa vida de campo, en su huerta?
S. R.: Más que eso, siento que aprendí a conectarme más con la tierra y producir mis propios alimentos, para no consumir comida con químicos. Para que no estuviera lleno de pesticidas y de venenos. Además, el hecho de sembrar y cosechar es bien lindo porque se aplica no solo a la huerta, sino a la vida misma. Todo lo que tú das, lo recibes por triplicado. Ahorita también estoy en un momento maravilloso en donde estoy cosechando lo que lo que he sembrado, y no solo en mi huerta, sino en la vida.
SEMANA: Hace poco hablaba también de una cruzada en la que están muchas mujeres maduras, de dignificar las canas y las vejez. ¿Qué tan importante es eso ahora para usted?
S. R.: Ahora poco me interesa estar a la moda o verme de tal o cual manera. He aprendido a ser feliz, aceptándome tal cual soy. Acepto mi proceso de envejecimiento. No tengo miedo a envejecer, pretender no envejecer realmente es una trampa del ego y de la sociedad. Entonces descubrí que no vale la pena ir en contra de algo natural, y eso me ha traído felicidad. Me ha traído paz.