La relación entre Barack y Michelle Obama siempre es celebrada en redes sociales. El jueves pasado, el día en que la ex primera dama cumplía 55 años, no fue la excepción. El ex presidente quiso felicitarla subiendo una foto en Twitter de sus primeros años juntos. La foto la acompañaba una leyenda que conmovió a más de uno: "Lo supe desde entonces y estoy absolutamente convencido de ello hoy, eres única, @MichelleObama. ¡Feliz cumpleaños!".
El trino tuvo 1.4 millones de ‘me gusta‘ y fue retuiteado 183.000 veces. El mismo post, en su cuenta de Instagram, tuvo 5.1 millones de likes. La foto, en la que según el periódico fue en 1992 durante una visita a Kenya, rápidamente le dio la vuelta al mundo. Esta imagen fue capturada poco después de haberse comprometido y se estima que Michelle tuviera un poco menos de treinta años y Barack tuviera treinta años recientemente cumplidos. Puede leer: Michelle Obama: 3 revelaciones íntimas que hace la ex primera dama en sus memorias Aunque la pareja cumplió 26 años de casados el pasado octubre, en la reciente biografía de la ex primera dama, Becoming Michelle, contó cómo estuvo a punto de no salir con él pues Barack llegó tarde a su primera cita y eso la hizo dudar sobre tener una relación con él o no. Le sugerimos: De cara a su biografía, Michelle Obama revela sus dolores Estos son 12 datos de la relación de ambos que Michele Obama compartió en ese libro. 1- Barack Obama llegó tarde el día que se conocieron. Michelle trabajaba en una firma de abogados y tenía la misión de guiar a Barack, que iba a trabajar un verano ahí. Él venía de la escuela de leyes de Harvard, lleno de referencias excelentes, pero a ella le ganó el escepticismo: “Si le ponías un vestido a un hombre negro medianamente inteligente, la gente blanca enloquecía. Por eso tenía mis dudas sobre si merecía tanta atención”. Le sugerimos: De cara a su biografía, Michelle Obama revela sus dolores Se llevaron bien, pero no le gustaba que él fumaba. Y no lo consideraba un prospecto de pareja, ni siquiera cuando él le dijo: “Creo que deberíamos salir”. Después de un rato, dice Michelle, “la tensión se hizo más densa en el aire entre ambos, como si algo inevitable y predestinado estuviera a punto de suceder”. Él le llevó un helado y se besaron. 2- Su romance avanzó a una velocidad que inspira en Michelle una prosa apasionada, quizás inédita en las memorias de una primera dama: “...los sentimientos vinieron impetuosos, un tsunami de deseo, gratitud, satisfacción, asombro. Cualquier duda que cargaba sobre mi vida, mi carrera –e incluso sobre Barack– pareció desaparecer con ese beso. La reemplazó un ánimo impetuoso de conocerlo mejor, de explorar y experimentar todo lo que pudiera con él tan rápido como me fuera posible”.
Michelle comparte episodios duros, como el aborto espontáneo que lidió sola por las tareas de su marido. Exalta la labor de su madre, que la apoyó en sus momentos de mayor duda, y aborda los retos de criar a sus hijas, a quienes tuvo por inseminación artificial. 3- Barack era extraordinario en la alcoba. Una noche, después del amor, él miraba fijamente al techo, algo confundido, con su rostro iluminado por las luces de la calle, y Michelle se preguntó si reflexionaba sobre su relación o, quizá, sobre su padre fallecido. Al preguntarle, él dijo: “Oh. Tan solo pensaba sobre la desigualdad de los ingresos”. 4- Al comienzo de la relación él decía que el matrimonio “me parece una convención innecesaria y sobrevalorada”, y discutieron el tema largo y tendido. Un día, en un restaurante, Barack provocó una pelea sobre el tema que solo terminó cuando un mesero se acercó con un plato cubierto. Cuando Michelle levantó la tapa, encontró un anillo de diamantes. 5- Seis semanas después del matrimonio, Barack anunció que se iba a Bali a escribir un libro y que su madre le había alquilado una cabaña allá. Michelle trató de racionalizar esa decisión, pero en momentos de soledad la tildó de “su luna de miel con él mismo”. Años después de su publicación original, las memorias Dreams from My Father se convirtieron en un best seller. Le recomendamos: Barack y Michelle Obama firman acuerdo para publicar libros 6- Michelle tuvo un aborto espontáneo y lo vivió “sola, dolida y desmoralizada a un nivel casi celular”. Por ello, se sometió a tratamientos de inseminación artificial. Así que, mientras Barack se desempeñaba como senador estatal en Springfield, Illinois, Michelle estaba en casa, en Chicago, recibiendo inyecciones. “Entonces sentí por primera vez un ápice de resentimiento por la política y el compromiso total de Barack por el trabajo… él estaba lejos y yo aquí, cargando la responsabilidad. Sentí desde entonces que los sacrificios serían más míos que suyos”.
7- Su impuntualidad planteó una situación grave. Barack decía que iba camino a casa y luego aparecía en el gimnasio. Eventualmente, llegaba y encontraba a Michelle “furiosa o no disponible después de haber apagado todas las luces y haberse ido a dormir”. A pesar de la renuencia de Barack, que quería comprar libros sobre relaciones matrimoniales, acudieron a terapias de pareja. Estas le ayudaron a entender a Michelle que pedirle a su marido que dejara la política no arreglaría nada. Y que más bien debía enfocarse en controlar su propia felicidad. Su madre llegaba a la casa a las 4:45 de la mañana para cuidar a las niñas y darle a ella tiempo de ir al gimnasio. Michelle estableció horarios estrictos para cenar e irse a dormir, y nadie esperaba a Barack. Quería que las chicas crecieran “sin acomodarse a ninguna forma de patriarcado vieja-escuela”. 8- Michelle no quería que su marido se lanzara a la presidencia. “No apreciaba en absoluto a los políticos y por eso no me sonaba la idea de que mi marido se convirtiera en uno”. Cuando se convirtió en un rockstar político y comenzó a contemplar la presidencia, quedó muy consternada. “Él lo quería y yo no”. Se recostó sola en su cama “sintiendo que se trataba de ella contra el mundo”. Al final, “dije que sí porque creía que Barack podía ser un gran presidente”. Michelle no esperaba terminar en la Casa Blanca, “después de todo, Barack era un hombre negro en Estados Unidos. No pensé que pudiera ganar”. 9- Entró en la vida pública a regañadientes y desde entonces “me han llamado la mujer más poderosa del mundo y también me han rotulado como una ‘mujer negra enojada’... He escuchado sobre las partes pantanosas de internet que escudriñan y cuestionan todo sobre mí, incluso si soy una mujer o un hombre. Me he enojado pero sobre todo, he tratado de reírme de todo”. Más tarde añade: “Estos golpes hieren… parecía que hubiera un versión caricaturesca de mí causando estragos, una mujer de la que escuchaba pero desconocía, alta, poderosa, lista para castrar cual Godzilla, llamada Michelle Obama”. 10- En un comienzo le molestaba la fascinación que despertaba su vestuario. “Daba la impresión de que mis vestidos importaban más que mis palabras”. Cuando se bajó del escenario, luego de dirigirse a las estudiantes de la Elizabeth Garrett Anderson School en Londres, le preguntaron de inmediato sobre quién había hecho su vestido. “Eso me deprimió”. Pero también entendió que podía explotar ese interés para que la gente que hojeaba revistas para averiguar sobre su ropa pudiera leer sobre las causas que apoyaba. Sabía que la iban a criticar por vestir muy bien, o muy casual, “así que mezclé. Un día me ponía algo de Target y al otro algo de Diane von Fürstenberg”. 11- Esa visita a la escuela Elizabeth Garrett Anderson le ayudó a encontrar su rol como primera dama. “Sentía que el ritmo me apabullaba y que no merecía ese ‘glamour’. Me sentía ansiosa por nuestras hijas, incierta sobre mi propósito… pero ahí, frente a esas niñas, sentí algo diferente y puro, un alineamiento de mi viejo ser con ese nuevo rol”. 12- Mientras Barack y Michelle salieron del auto para caminar un poco en la ceremonia de inauguración presidencial de 2009, sus hijas Malia y Sasha escuchaban en el carro a Beyoncé a todo volumen y se embarcaron en una guerra de cosquillas.