Shoji Morimoto es un japonés de 38 años que tiene una actividad muy particular, presta sus servicios, por 10.000 yenes, (unos 315.000 pesos colombianos aproximadamente) para no hacer nada y lo que llama la atención es que tiene muchos clientes en su agenda.
Y esa una cifra que le queda libre, porque quien lo contrata debe asumir los gastos de viajes (para sus desplazamientos) y comidas. Lo único que tiene que hacer es sentarse con la persona que requiere sus servicios y acompañarlo.
A veces ni siquiera tiene que entablar conversación, solo está ahí, sin hacer nada. Incluso aprovecha ese espacio para revisar su teléfono celular.
Morimoto, incluso, se ha descrito como un hombre “que no hace nada, de alquiler, se me puede contratar para no hacer nada. Voy a los sitios a los que me requieren para no hacer nada allí. Como y bebo con mis clientes y respondo a sus preguntas sencillas, con respuestas sencillas”.
Este hombre comenzó a ofrecer sus servicios en 2018 a través de sus cuentas de Twitter y desde entonces se ha alquilado unas 4.000 veces. Algunas personas lo han contratado más de una vez.
“Me ofrezco en alquiler, como una persona que no hace nada. ¿Le resulta difícil entrar a una tienda por su cuenta? ¿Echas de menos un jugador en tu equipo? ¿Necesitas que alguien te guarde un lugar? No puedo hacer nada más que cosas fáciles”, escribió entonces.
Al comienzo, ofrecía sus servicios de manera gratuita, pero ante el cúmulo de solicitudes decidió cobrar, de esta manera redujo el volumen de peticiones.
Muchas personas que lo han requerido argumentan que lo hacen por aburrimiento, soledad o porque simplemente quieren que les escuchen. Ha sido contratado para almorzar, acompañar a alguien que solicita el divorcio o para posar en fotografías publicadas en Instagram.
En entrevista con la cadena de noticias alemana Deutsche Welle (DW), justificó su trabajo: “Mucha gente me decía que no hacía nada y siempre me sentí inferior por ello. Entonces me pregunté que pasaría si intentara aprovechar esa faceta, convertirla en un reclamo y ofrecer ese servicio a la gente. Así fue como empecé como el hombre que no hace nada”.
“Shoji Morimoto tiene lo que algunos podrían considerar el trabajo ideal: se le compensa por no hacer casi nada. El residente de Tokio de 38 años acompañará a los clientes y actuará como acompañante por 10.000 yenes (71 dólares) por reserva. “Básicamente, me alquilo”, escribió el portal BNN África al publicar una foto de una de los encuentros con una de sus clientes.
Se trata de Aruna Chida, analista de datos, quien justificó en Deutsche Welle (DW) las razones por las cuales acudió a solicitar el servicio: “Cuando estoy con mis amigos siento la necesidad de tener que entretenerlos, pero con él no me siento obligada a hablar y puedo quedarme callada”.
La mujer, de 27 años, vestida con un sari, mantuvo una conversación dispersa mientras tomaba té y pasteles. Chida quería usar la prenda india en público, pero le preocupaba que pudiera avergonzar a sus amigos, por lo que recurrió a Morimoto en busca de compañía.
En otra entrevista, el japonés describió su actividad: “No soy un amigo ni un conocido. Estoy libre de las cosas molestas que acompañan a las relaciones, pero puedo aliviar los sentimientos de soledad de las personas”.
“Personalmente, no me gusta que otras personas me animen. Me molesta cuando la gente simplemente me dice que siga perseverando. Cuando alguien está intentando hacer algo, creo que lo mejor es facilitarle las cosas manteniéndose a su lado”, dijo en el periódico The Mainichi.
Por su parte, el portal ANews también se hizo eco de esta singular actividad: “¿Alguna vez has sentido la necesidad de tener un acompañante a tu lado para no hacer nada en particular, pero te cuesta encontrar uno? Shoji Morimoto, un hombre japonés de 38 años que se conoce con el apodo de ‘hombre de alquiler que no hace nada’ podría ser la respuesta”.
“Shoji Morimoto tiene lo que algunos verían como el trabajo de sus sueños: le pagan por no hacer prácticamente nada. El residente de Tokio de 38 años cobra 10.000 yenes (71 dólares) por reserva para acompañar a los clientes”, señaló por su parte el Gulf Daily News.
Ha sido tal el éxito alcanzado que hora cuenta con casi un cuarto de millón de seguidores en Twitter, el sitio a través del cual ha conseguido la mayoría de sus clientes. Una cuarta parte de ellos se han convertido en habituales solicitantes de sus servicios, incluido uno que lo ha contratado 270 veces.
Esta actividad es su única fuente de ingresos con la que mantiene a su esposa e hijo y aunque se negó a revelar cuánto gana, actualmente, atiende a tres o cuatro clientes al día.