Las princesas de Gales han ocupado un lugar especial en la historia y la cultura británicas, siendo figuras prominentes que han capturado la imaginación del público en todo el mundo. A lo largo de los siglos, estas mujeres han desempeñado roles variados y han dejado un legado duradero en la sociedad.
A pesar de que han variado, dependiendo sus parejas y las etapas de la corona británica, existe una fuerte creencia que está ligada a las malas situaciones que han pasado cada una. Estas figuras terminaron como foco de miradas, a raíz de las desdichas y destinos que aparecieron en su vida personal.
Dentro de la realeza británica, existen dos mujeres que impactaron con su paso por el núcleo familiar, ya que no tuvieron este título y llegaron directamente a ocupar el cargo de reina. Fue el caso de Isabell II, que mantuvo el matrimonio estable y, por sangre, se mantuvo en la línea de la corona, y Camila de Cornualles, ahora esposa del rey Carlos III.
En cambio, esta historia fue distinta para cuatro celebridades, quienes pasaron momentos crudos y difíciles por pertenecer a esta familia.
La primera fue Alejandra de Dinamarca, quien se casó con el futuro rey Eduardo VII en 1863 y lució más este título de Princesa de Gales. La británica, conocida por su elegancia y encanto, se convirtió en una figura muy popular en la sociedad inglesa y desempeñó un papel importante como consorte real durante el reinado de su esposo. Su impacto perduró mucho después de su muerte, y su legado como una de las princesas de Gales más queridas sigue siendo recordado hoy en día.
Pese a lo feliz que se veía, la realidad es que no fue fácil llevar este puesto, ya que su pareja no la acompañó en el nacimiento de su tercer hijo y nunca estuvo al pendiente de ella cuando sufrió una grave fiebre. Eduardo VII se inclinó más por asistir a cenas y eventos en Windsor, en lugar de velar por el bienestar de ella.
La segunda en la lista fue María de Teck, que sufrió bastante en el tema emocional, pues se comprometió con Alberto Víctor de Clarence, heredero al trono, y luego lo vio fallecer un mes antes de llegar al altar. La mujer, que es la bisabuela de Carlos III, se comprometió al poco tiempo con el príncipe Jorge, hermano de su fallecido compañero, llevando una unión que llegó al altar y la coronó como reina.
Diana de Gales entra en este grupo como una de las mujeres más famosas e influyentes de la realeza británica, no solo por su pesada historia con la reina Isabel II, sino por el impacto que generó en toda la sociedad mundial. La británica se mostró rebelde y distinta, soltándose de las riendas que la ataban a esta familia.
Sin embargo, cuando se casó con el ahora rey Carlos III, tuvo que enfrentar una desilusión amorosa muy delicada, ya que todo el mundo se vino en su contra y los secretos abundaron en el núcleo de su pareja. La princesa Diana no escapó de las situaciones difíciles, pues se percató de que su esposo no la amaba y siempre había estado ligado a Camilla Parker.
Lady Di, como se le conocía, aseguró que nunca fue feliz en esta relación y terminó involucrada en amoríos con otras personas como Barry Mannakee y James Hewitt. De igual manera, no logró llegar a su vida esperada, pues falleció en un fatal accidente que le cobró la vida en 1997.
En cuanto a Kate Middleton, la última en la lista, se habla de que el príncipe William le habría sido infiel con Rose Hanbury, una amiga de la familia, quien estuvo muy cerca de su núcleo. Los rumores afirman que existió un romance, dejando una supuesta hija no legítima del matrimonio.
La princesa de Gales enfrentó estas noticias, además de los problemas de salud que aparecieron y la llevaron a someterse a cirugías y tratamientos.