*texto tomado de jet-setLa revista Town & Country, gran referente del buen vivir, asegura que solo hasta hace poco se supo que el caserón hizo parte del largo inventario de finca raíz en que Escobar invirtió su dinero. En los años ochenta, él podía echarse al bolsillo decenas de millones de dólares al día, como uno de los mayores proveedores de cocaína de Estados Unidos, así que como todo millonario que se respete, se hizo a propiedades de recreo en lugares convencionales como Cartagena. Pero, así mismo, se fijó en parajes apartados como los alrededores de Tulum, la vieja ciudad amurallada de los mayas, que permanecían como un paraíso casi secreto entre el Golfo de México y la costa Caribe antes de experimentar su actual auge turístico.Lea también: Sebastián Marroquín y Jorge Lara: La selfie de la reconciliaciónCon sus 20.000 metros cuadrados de extensión, el hotel boutique Casa Malca no solo es el complejo más grande de la zona, sino el más opulento. De los días en que el delincuente más sanguinario de Colombia veraneó allí, acaso en compañía de su familia o de un séquito de bellezas y secuaces, queda muy poco: pasadizos bajo tierra y muros antibala son el pálido vestigio de esa época siniestra.
Casa Malca cuenta con una playa privada de 180 metros de largo y es el nuevo escenario de bodas preferido del jet set.Judi Desiderio, de la agencia Town & Country Real State, de Los Hamptons, Nueva York, fue la corredora de la mansión por dos décadas y asegura que nunca tuvo problemas para arrendarla antes de que se convirtiera en hotel, ni recibió quejas de malas energías. “Las impresiones de la gente que se queda allí no son para nada lo que uno se puede imaginar desde fuera. Como reza el dicho: el tiempo cura las heridas”, le declaró a Town & Country, publicación que no tiene nada que ver con su empresa.
Obras inspiradas en Picasso adornan una de las 42 habitaciones del resort. La suite más exclusiva tiene 70 metros cuadrados y terrazas privadas.El edificio quedó abandonado tras la muerte de Escobar en 1993. Después nuevos propietarios la arrendaban a turistas, hasta que Lio Malca, uno de los dealers y coleccionistas de arte más renombrados del mundo, supo de su existencia. “La compré (en 2012) porque no podía creer que una propiedad como esta no hubiese sido adquirida por una corporación”, le dijo a The Independent, de Londres.Malca estableció allí un hotel muy exclusivo de solo nueve habitaciones. Gracias a la adquisición de más terreno, fue posible emprender una total renovación estrenada recientemente y que la prensa de todo el planeta registra siempre con el gancho de Pablo Escobar en los titulares.
El restaurante Philosophy es totalmente enchapado en madera. La tapicería de las sillas se inspira en la obra del artista Keith Haring.Lea también: Ellas son las mujeres de los peores criminales de la historiaAhora, Casa Malca, operada por la firma alemana Design Hotels, cuenta con 42 habitaciones y comodidades como tres piscinas, una de ellas subterránea. “Con las reglas del arte, los arquitectos le incorporaron elementos contemporáneos que le han dado relieve a sus características más antiguas”, explicó la revista francesa Art Travel.
Una de las tres piscinas de Casa Malca. Cuenta también con un mirador con vista de 360 grados.Concebido como un sitio de total abandono al relax y al alejamiento del bullicio, anotó la revista Life Style, el encanto del resort se basa en tres elementos inspiradores: naturaleza, expresada en la exuberante jungla que lo rodea, arte contemporáneo de clase mundial y lujo.Lea también: El cartel de colombianos en NarcosComo el gran coleccionista que es, Lio Malca ha hecho del hotel una especie de galería con cuadros, esculturas, fotos, mobiliario y otras piezas de creadores como Andy Warhol, Basquiat, Keith Haring, Kaws, Vik Muniz y Marion Peck, entre otros, esparcidas por las instalaciones, mezcladas con artesanías evocadoras del pasado maya. Así mismo, los huéspedes, dueños de las fortunas más prosperas del planeta, pueden disfrutar todo el tiempo del paisaje tanto en la playa privada, como desde las omnipresentes ventanas de piso a techo o el mirador con vista de 360 grados que ofrece el bar de la azotea.
La madera rústica del bosque yucateco enmarca la entrada del hotel boutique. Los habitantes del lugar dan fe de que la casa fue construida por el capo antioqueño en los años ochenta.