A pesar de sus problemas de salud, Ruth Bader Ginsburg, la famosa jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, vive uno de sus mejores momentos a los 86 años. En medio de las ideas populistas de Donald Trump, esta mujer se ha convertido en un estandarte para la izquierda y el feminismo, y en un ícono de los millenials, que la ven como una figura de la cultura popular. Tanto, que le pusieron el apodo Notorius R.B.G., parodiando a un rapero que se hacía llamar The Notorius B.I.G. En contexto: Ruth Ginsburg, la mujer a la que más le teme Donald Trump Ahora, a las camisetas y a los vasos estampados con su rostro, a los cómics que la muestran como una superheroina y a las calcomanías con sus frases más famosas se suman dos largometrajes: RBG, un documental nominado al Óscar, y La voz de la igualdad, una película sobre su vida que se estrena esta semana en Colombia. En la facultad de derecho de Harvard, en medio de profesores que la acusaban de “quitarles un puesto a los hombres”, consiguió graduarse con honores. La cinta, protagonizada por Felicity Jones, repasa algunas de sus causas más importantes y los casos que la convirtieron en la líder de la lucha por los derechos de las mujeres. Un tema que hoy sigue más vigente que nunca. Ruth Bader nació en Brooklyn, en una familia de emigrantes judíos, y a los 23 años decidió entrar a la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard, donde solo estudiaban nueve mujeres entre 500 alumnos. Allá, en medio de profesores que la acusaban de “quitarles un puesto a los hombres”, consiguió graduarse con honores. Sugerimos leer: La secuela de Forrest Gump que nunca vio la luz Pero ni así logró que las firmas de abogados la contrataran, pues no acostumbraban a trabajar con mujeres. Sin embargo, pudo entrar a la academia, en donde desarrolló una cátedra sobre el género y el derecho. Eso le dio fama y en los años setenta, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles la contrató para trabajar por los derechos de las mujeres. Entonces se hizo famosa, ya que logró llevar hasta la Corte Suprema demandas que la convirtieron en un ícono de la igualdad de género. En el caso Frontiero, por ejemplo, consiguió que el Ejército le reconociera a una sargento y a su esposo la misma ayuda económica que les daba a los sargentos hombres. Donald Trump ha enfilado parte de su batería en atacarla. Si ella renuncia o muere, el presidente tendrá la oportunidad de nombrar a otro juez. En el caso Wiesenfeld, hizo que por primera vez la Seguridad Social le garantizara una ayuda económica a un joven viudo que quedó con un bebé, pues antes estos subsidios solo beneficiaban a las mujeres. La fama de Ruth Bader creció en 1993, cuando Bill Clinton la nominó para un puesto en la Corte Suprema de Justicia, con lo que se convirtió en la segunda mujer en llegar a esa instancia. Allá comenzó a destacarse por sus posiciones progresistas, que agudizó en el momento que la corte viró hacia la derecha. Puede leer también: La artista que desafía los estereotipos de género en Oriente Medio Hoy, cuando la institución tiene cinco jueces conservadores, dos de ellos nominados por Trump, y cuatro liberales, ella funciona como una especie de líder de la orilla progresista y se ha hecho famosa por sus salvamentos de voto. Por eso, y como las magistraturas son vitalicias, Donald Trump ha enfilado parte de su batería en atacarla. Si ella renuncia o muere, el presidente tendrá la oportunidad de nombrar a otro juez, con lo que la corte quedaría definitivamente derechizada. Hace poco asustó a sus muchos seguidores cuando estuvo muy grave por una caída y por unos tumores cancerígenos en su pulmón. Pero luego de un periodo fuera volvió más fuerte que nunca a defender como siempre sus conquistas.