Hasta ahora, los fanáticos de The Crown, la serie de Netflix sobre la vida de la reina Isabel, han visto historias y anécdotas interesantes pero lejanas sobre la familia real británica. Con el estreno de la cuarta temporada el próximo 15 de noviembre, sin embargo, el programa entra en una zona muy distinta, con una trama que todo el planeta se sabe de memoria: el fallido y frustrado cuento de hadas entre el príncipe Carlos y la princesa Diana de Gales que estremeció a la monarquía en los años ochenta y noventa.
El creador de la serie, Peter Morgan, lleva más de un año trabajando para que esta nueva etapa funcione. No la tiene fácil: la trágica historia de Diana, tan reciente, a nadie deja indiferente y muchos tienen en su cabeza sus propios héroes y villanos, que no siempre coinciden. Además, la propia familia real, liderada por los príncipes William y Harry, ha expresado sus reservas sobre el enfoque de la historia, que toca directamente a varios de sus miembros más prominentes, como Carlos, Camilla Parker-Bowles, el príncipe Felipe de Edimburgo y la propia reina.
Aun así, los periodistas ingleses que ya vieron algunos capítulos dicen que la serie logra superar el reto. Parte de su acierto está en el elenco: los experimentados Olivia Colman, Tobias Menzies y Helena Bonham Carter interpretan a la reina Isabel, el príncipe Felipe y la princesa Margarita, respectivamente. Junto con ellos están de nuevo los jóvenes y talentosos Erin Doherty, Josh O’Connor y Emerald Fennell, que ya participaron en la tercera temporada. Ellos regresan como la princesa Ana, el príncipe Carlos y Camilla, respectivamente, mientras que la hasta ahora desconocida Emma Corrin asume el reto de su vida al meterse en la piel de Diana.
La interpretación de Corrin parece ser, según las primeras críticas, otro punto a favor. La actriz de 25 años, que hasta ahora había desempeñado pequeños roles en la televisión, llegó al papel casi por casualidad. Hace dos años, cuando buscaba oportunidades laborales, su agente le consiguió un pequeño trabajo. Consistía en leer unos parlamentos como Diana durante la audición de las posibles Camillas para la tercera temporada. No era una audición para su personaje, sino más bien un trabajo menor y ni siquiera salía en cámara. Pero ella se preparó tan bien que los productores quedaron encantados. Un año después, cuando abrieron el casting para escoger a Diana, la llamaron y ganó el puesto.
Entonces, comenzó a prepararse obsesivamente. Consiguió un profesor para mejorar su acento, se reunió con el antiguo secretario privado de la princesa (quien le dijo que no olvidara que “en medio de todo, Diana fue una mujer feliz”) y vio todos los documentales que pudo sobre su vida. Dice que, de todos, Diana: In Her Own Words fue el que más la ayudó a “controlar su voz y entender la forma en la que ella veía todo lo que le había sucedido”.
Al parecer, el esfuerzo valió la pena, ya que la prensa no ha ahorrado elogios. “No solo es que haya logrado copiar la mirada de reojo, el acento perfecto o el glamour, sino que absorbió muy bien el drama de una personalidad dividida (...). Corrin captura, de forma exacta, la vulnerabilidad y la dureza que Diana volvió una marca registrada”, escribió la periodista Elizabeth Grice en The Telegraph.
Una historia de amor y traición
La nueva temporada también acierta en la forma como los guionistas cuentan la historia principal, con muchos matices y sin tomar partido. El príncipe Carlos, Camilla Parker y la reina Isabel no aparecen como los villanos sin escrúpulos que llevaron al desespero a una pobre niña inocente. Y a Diana tampoco la muestran como una mujer malintencionada que llega para destruir a la familia desde adentro. Todos en la serie tienen razones y argumentos para tomar las decisiones que toman.
La historia de Carlos terminó la temporada pasada cuando su abuela le prohíbe casarse con Camilla y vive el drama de un príncipe treintañero al que su familia presiona para que siente cabeza y busque una esposa. Esta, sin embargo, tiene que reunir ciertas características, pues se convertirá en reina.
En esa encrucijada fijará sus ojos en Diana, una chica joven y virgen, hija menor del conde John Spencer, amigo de la reina Isabel, por la que va a sentir cierta atracción. De esa forma, ella, que al comienzo era una tímida cuidadora de guardería que usaba faldas desaliñadas y sacos de lana, termina convertida en una celebridad, perseguida por miles de paparazzi.
Pero Carlos sigue enamorado de Camilla, que ahora está casada, y ese sentimiento hará imposible que cualquier cosa con Diana funcione. Todos parecen conscientes de eso, pero ninguno hace algo por evitarlo. La reina, por su parte, seguirá con el mismo dilema entre ser una buena mamá que busca la felicidad de sus hijos, o ser buena reina que hace lo necesario para la supervivencia de la Corona. Al final, y como sucede en la vida real (para la muestra la historia del príncipe Harry y Meghan Markle), se decanta por cumplir ese deber.
Además del famoso triángulo amoroso, la nueva temporada también echará un vistazo a varios de los hechos históricos que marcaron al Reino Unido en la década de los ochenta. Gran parte del protagonismo se lo lleva la primera ministra Margaret Thatcher, interpretada magistralmente por Gillian Anderson (la recordada agente Scully de Los expedientes secretos X), y su tensa relación con la reina Isabel. Asimismo, aparecerán la guerra de las Malvinas, las críticas al apartheid en Sudáfrica, el asesinato de Lord Mountbatten –tío del príncipe Carlos– cometido por el IRA y la crisis matrimonial de la princesa Ana y Mark Phillips, entre otros episodios.
También se podrá ver la crisis económica y de desempleo que vivía el Reino Unido durante comienzos de los años ochenta y que fue una de las razones por las que la boda entre Carlos y Diana fue recibida con mucho interés. Y, obviamente, seguirán apareciendo otros miembros de la monarquía británica como la princesa Margarita, la mamá de la reina Isabel y el príncipe Felipe. Sin embargo, en el centro de todos, y como sucede desde hace tres décadas, está Diana. Ahora, todo indica que con su llegada seguirá multiplicándose la fama de The Crown, una de las series más vistas de Netflix.