A los 17 años, Bryan empezó a inyectarse y a tomar hormonas femeninas, cambió su uniforme de niño del colegio INEM de Medellín por por una falda. Sin embargo, lo que para Kim –como se hace llamar ahora– era una forma de expresar su identidad, a las directivas del colegio INEM José Félix de Restrepo en Medellín les pareció una mala influencia. “El primer día de clase fui con el ‘jumber’ y me sentía súper contenta y bonita, además, causé mucho impacto entre mis compañeros, los profesores y el consejo académico”, le contó a Semana.com. Y fue tal el impacto que otras ‘trans’ decidieron seguir sus pasos. “Hasta niños de séptimo (grado) se querían vestir como yo. Creo que era porque se sentían identificados. Yo era como una influencia para ellas, pero las directivas del colegio dijeron que era una ‘líder negativa’ y me pidieron que usara el uniforme de siempre. El problema es que a mí ya estaban creciendo los senos, entonces yo cómo iba a ir así, y les dije que no”. Pero la joven dice que las reprimendas continuaron. “El director me dijo que no podía estar en la institución y me sacaron hasta la puerta”, señala con un marcado acento paisa y voz feminizada. “Yo no me iba a quedar callada y me fui para la Secretaría de Educación. Allá me dijeron que pusiera una tutela, pero la perdí. Entonces hice una apelación, pero no supe qué pasó con esa porque me cambié de casa y seguro perdieron mis datos”, cuenta. Finalmente, cedió. Kim decidió retirarse del colegio en abril del año pasado, aunque el año pasado, cuando cumplió los 18, se puso prótesis mamarias. "Ahora me entero por los medios de comunicación de que había ganado la apelación. Yo pensaba que habían olvidado el caso”.
Por su parte, Fernando Carvajal, rector de la institución educativa, considera que a la joven no se le vulneró derecho alguno. “A él no lo sacaron del colegio (hasta la puerta). Yo le manifesté, como rector, que tenía que aplicar la normatividad del manual al que él se había suscrito al momento de la matrícula. Llamé a la abuela, que es la que responde por él, y le dije que no lo iba a recibir con ‘jumber’, que podía ir de (uniforme de) educación física. Algunas de ellas van así. Fue unos días más pero no volvió”, afirma Carvajal. Pero una ponencia de la Corte Constitucional, tras seleccionar la tutela, le dio a Kim la razón. Luego de que el alto tribunal estudiara el caso por seis meses, el magistrado Mauricio González consideró que “el cumplimiento del orden y la disciplina en los establecimientos no es obligatorio si se vulnera otro derecho fundamental, en este caso, el libre desarrollo de la personalidad”. “Por tratarse de algo implícito de la persona, nadie ajeno debe inmiscuirse” y añadió que Kim, en ese entonces de 17 años, “tiene la capacidad para decidir el estilo de vida que considera adecuado”.
Pero Kim Zuluaga no es la única transexual que se ha visto favorecida por este tipo de decisiones. En enero del 2013, Coy Mathis, una niña transexual de primer grado, ganó el derecho a usar el baño de niñas de su escuela en el estado de Colorado, Estados Unidos. Kathryn, la madre de la menor, dijo a CNN que en diciembre del 2012 recibió “de la nada” una llamada de la escuela y le dijeron que su hijo podía usar “el baño de niños, el baño ‘neutro’ o el de la enfermera, pero no el de niñas”. El gobierno federal decidió que dicha prohibición creaba “un ambiente hostil, intimidatorio y ofensivo" y el juez falló a favor de los Mathis. La de Coy fue la primera decisión de su tipo en ese país. Aunque Kim se niega a volver al colegio y dice que “validará” su bachillerato, esta victoria no es tardía. “Esto sirve para que las personas acepten a las ‘trans’ y que puedan ir a estudiar como se sientan identificadas. Si es mujer y se siente hombre, que se vista de hombre. Si es hombre y se siente mujer, que se vista de mujer”, argumenta. Kim quiere ser comunicadora, empresaria y “barbie. De todo”, dice con la seguridad de alguien quien, con solo 18 años, ya ha sobrevivido al matoneo, las amenazas, el abandono de sus padres y ha ganado una demanda. Y con esa misma seguridad aconseja en YouTube a los jóvenes sobre ‘salir del clóset’: “No hay nada más ridículo que un gay que se cree heterosexual. Ante todo, uno debe tener personalidad y aceptarse como uno es. Hay que vivir por uno mismo y no por los demás. Para mí esto es normal, aunque para mucha gente sea un escándalo”.