Pocos meses antes de morir, Natalie Wood, la protagonista de West Side Story, dijo en una entrevista de televisión que su mayor temor eran las aguas profundas. Nunca aprendió a nadar y, por eso, la noche del 29 de noviembre de 1981 quedó indefensa cuando resbaló de su yate Splendour y cayó al océano Pacífico. Justo en el momento en que había llegado a la cima de Hollywood, la actriz, de 43 años, murió ahogada. En ese momento, la Policía concluyó que se había tratado de un accidente. Sin embargo, esa versión nunca convenció a sus familiares y seguidores, pues se rumoraba que podría haber sido un asesinato. Muchas preguntas quedaron en el aire y solo ahora, cuando están a punto de cumplirse 30 años de su desaparición, la justicia podría resolver una de las muertes más misteriosas del cine. El viernes, la Policía de Los Ángeles anunció en una rueda de prensa que reabrirá el caso: "Vamos a volver a entrevistar a los testigos, a recoger nuevas declaraciones y a revaluar las evidencias", dijo John Corina, el sheriff encargado de la investigación. Durante décadas, Lana Wood, la hermana de Natalie, ha insistido en que la asesinó el también actor Robert Wagner, el esposo de esta. Según ella, la fatídica noche la pareja tomaba unos tragos a bordo del Splendour con Christopher Walken, y discutieron porque Wagner sentía celos del invitado, compañero entonces de Natalie en la pe- lícula Brainstorm. Esa versión ha sido corroborada por el capitán del barco Dennis Davern, quien luego de permanecer en silencio durante todos estos años hoy es el testigo estrella de la nueva investigación. En el libro Goodbye Natalie, Goodbye Splendour, publicado en 2009, el marino confirma haber escuchado la fuerte pelea e, incluso, el estallido de una botella. Horas después del incidente, Wagner le dijo que su esposa había desaparecido. Wagner declaró en las primeras pesquisas que después del altercado, Natalie salió sola a dar un paseo por la cubierta mientras él fue al camarote de Walken para disculparse por la vergonzosa escena de celos. Cuando dejó de ver a su esposa no se alarmó pues asumió que se había ido en el bote de goma a la costa. Y para explicar su desaparición, adelantó la hipótesis de que Natalie pudo ver que el inflable estaba suelto, y al intentar asegurarlo tuvo tan mala suerte que perdió el equilibrio y cayó al mar. Al día siguiente, el cuerpo fue hallado flotando boca abajo a un kilómetro del yate. La diva llevaba una piyama y tenía moretones en los brazos y rasguños en la cara. Nadie ha logrado explicar cómo se hizo esas lesiones y por qué una mujer con fobia al agua habría sido tan osada de subirse a la baranda del barco para acomodar un simple bote. El papel de viudo de Wagner tampoco convenció a nadie, pues cuando las autoridades le preguntaron por qué se había demorado seis horas en reportar a la guardia costera la ausencia de su esposa, dejó en evidencia que su matrimonio estaba en crisis: "Pensé que ella estaba de fiesta en algún otro barco. Esa es la clase de mujer que es... Y yo no quiero que eso se haga público".Y aunque esta historia tiene todo los elementos de un crimen pasional, la semana pasada la Policía le dio un giro sorpresivo al asegurar que Wagner no es el principal sospechoso. "Se determinó que la muerte de Natalie fue accidental y hasta que no se demuestre lo contrario, así va a ser -dijo el teniente Corina-. Si encontramos algo más, cambiaremos el curso de la investigación. Les aseguro que la información que tenemos es suficiente para darle una mirada diferente al caso".