El estadio Santiago Bernabéu se rindió a los pies de Karol G durante las últimas cuatro noches. Cerca de 250.000 almas se dieron cita en el mítico escenario deportivo de Madrid durante esas fechas para despedir junto a la colombiana su Mañana será bonito world tour, que comenzó pocos meses después de que la Bichota contemplara un retiro temporal de los escenarios.
Aquello fue hace unos dos años. Pero durante la noche de este 23 de julio, la cantante paisa, un verdadero fenómeno de la música urbana y latina, comprobó que emprender la titánica tarea de llevar su música a través de una larga gira por Estados Unidos, Colombia, Portugal, Inglaterra y España, bien valía la pena. Y el público presente en la casa del Real Madrid, que se congregó alrededor de una tarima en forma de flor color rosa, se lo retribuyó con aplausos extendidos por varios minutos que llevaron a la Bichota hasta las lágrimas este martes.
Karol G, en este último concierto, con las manos sobre el rostro buscando contener el llanto, les dedicó unas emotivas palabras a sus fans que salieron desde lo más profundo del alma: “Mi relación de por vida es con ustedes”.
Y no solo a los 60 mil seguidores que hicieron fila desde tempranas horas en las afueras del estadio. Sino al cerca del millón más que no se perdieron un solo detalle de esta presentación a través del canal de YouTube de la artista y cantaron y vibraron desde sus casas en todo el mundo.
La prensa española cayó rendida a los pies de la Bichota. Ha destacado, por ejemplo, cómo la noche del domingo, Amaia Montero apareció por sorpresa en el segundo concierto que Karol G daba en el Bernabéu. La colombiana interrumpió el setlist que había preparado para la ocasión y repentinamente se dirigió a los asistentes: “Hoy tengo a una personita que lleva dos años sin subirse a un escenario y está nerviosa, pero le van a regalar una de las mejores noches de su vida”.
Las dos cantaron al unísono Rosas, una canción de 2003, que se hizo himno cuando la intérprete la española, aquejada por la depresión desde hace buen un tiempo, hacía parte de la exitosa banda La Oreja de Van Gogh. Muchos, lo llamaron una hermosa demostración de sororidad entre dos estrellas de la música.
Sus fans, emocionados en estas cuatro noches de verano madrileño, aceptaron la invitación de la colombiana de cantarles con sus temas a los “payasos” de sus ex, al “pendejo” que les dijo que no iban a encontrar uno tan bueno como él, a las ganas que tienen de besar a otros, a lo mal que algún día lo pasaron.
Medios como El País reseñaron la ‘KarolGmanía’ que se tomó con fervor a la capital española por estos días, cuando hace solo hace unos cinco años su nombre les decía poco en ese país: “Había ríos de sombreros rosas de vaquera, pantalones plateados, tops de rejilla, botas de nieve de peluche en plena ola de calor. Banderas de Colombia en camisetas, en sombreros, en fundas de móvil. Y una mujer en silla de ruedas motorizada avanzaba deprisa entre el gentío con un cartel a su espalda que llevaba el título de uno de los hits de la colombiana: El Makinon”.
Y destacó además cómo Karol G supo ocupar un lugar “en ese cajón de sastre que es la música urbana en 2017 aupada por el nacimiento de las plataformas de streaming y la conversión del reguetón en el nuevo pop. Se subió a esa ola y ahí arriba empezó a contar su versión del cuento, la versión de las mujeres que hasta entonces (las excepciones en la historia de este género son contadas), eran el objeto de las letras de reguetón y trap, para convertirse en el sujeto”.
Karol G se marchó feliz. Les enseñó a los españoles en esas cuatro noches cómo curarse el cora y cómo superar con música una tusa. Cuatro bernabéus con todas las entradas vendidas que consagra a la colombiana como una de las más enormes artistas latinas del momento.