Silvestre Dangond cumplió su sueño, cantó por más de cinco horas ante un estadio Nemesio Camacho El Campín completamente lleno y de rojo, más de 40.000 personas se dieron cita en el escenario deportivo para escuchar y entonar las canciones de la estrella del vallenato más conocida en Colombia y en el mundo. Silvestre siempre ha dicho que Bogotá es su segunda casa, donde hace muchos años empezó a construir una carrera que lo ha llevado lejos, el amor de los bogotanos silvestristas quedó demostrado en este gran show que solo puede ser comparado a la vez que Diomedes Díaz, uno de los más grandes de todos los tiempo, llenó por completo el estadio.
El artista salió al escenario hacia las 9:30 de la noche y desde un primer momento sorprendió a sus seguidores, lo hizo con un cambio de look que recordó al viejo Silvestre, ese que con sus versos ha enamorado y conquistado el corazón de millones de colombianos. Antes de su salida, unos drones en el cielo pusieron a vibrar a los asistentes, frases como “Llegó el poder” y “22 años de carrera”, además de una silueta del compositor, se vieron arriba del estadio. Minutos después y ante el grito de la gente, el urumitero llegó montado en un carro rojo y vistiendo una chaqueta negra y un pantalón blanco, cantó ‘Bacano’, uno de sus más recientes éxitos.
Las 40.000 personas explotaron, mientras que del escenario salía humo que ocultaba la figura del vallenatero. Fue una noche especial para Dangond, desde el primer instante se notó su emoción y las lágrimas no se hicieron esperar, era uno de los mejores momentos de su carrera musical, así se lo hizo saber a sus fanáticos después de que todo el escenario deportivo coreara su nombre. “Aquí tengo mucha gente que también está cumpliendo un sueño. El mejor mensaje es que esta noche seamos libres, que hagan la mejor versión de ustedes mismos, la que usted tiene por dentro”, expresó.
´Cásate conmigo’, ‘Ya no me duele más’, ‘Las locuras mías’ y ‘Por un beso de tu boca’ fueron algunas de las canciones que interpretó antes de que empezaran a llegar los invitados, tenía una noche cargada de sorpresas.
El primero en aparecer fue el acordeonista Rolando Ochoa, con quien se separó en 2013, el Campín enloqueció al verlo nuevamente junto a Silvestre. Después en el escenario estaría el gran Peter Manjarrés, uno de los grandes íconos del vallenato y referentes para el urumitero. Minutos después ante el público saltó Fonseca, que llegó vestido de rojo como un silvestrista más y hasta fue ‘obligado’ a cantar una de vallenato.
Tras esto, llegaría el tiempo del Silvestre guitarrista. Con un vaso de whisky en el piso y sentado en una silla, Dangond cogió una guitarra y se puso a interpretar algunos de sus mayores éxitos como ‘Esa mujer’ y ‘El pasado, es pasado’, uno de los momentos más emotivos de la noche. Una de las mayores sorpresas llegó desde Santa Marta, Carlos Vives hizo presencia en El Campín y le puso sabor al evento con su alegría y su increíble voz, además de la actitud que no negocia en ningún concierto.
‘Ay amor’ y ‘Cantinero’ serían otras de las creaciones que se escucharon durante el concierto, el público estaba hipnotizado, el cantante prometió desde un principio entregar todo de su amor y talento, y así lo hizo.
Llegaría el turno para uno de los reencuentros más esperados de la noche, Juancho De La Espriella saltó al escenario e hizo recordar esos años a inicios de los 2000, cuando los dos hicieron una gran dupla que los llevó a la cima, se separaron en 2013 y, más de 10 años después, se volvieron a encontrar, hasta anunciaron que volverán a sacar un álbum juntos. Cuando parecía que no había más invitados, Amín Martínez, más conocido como ‘El Chiche’, una de as viejas glorias del vallenato, apareció sobre el escenario para deleitar al público, Silvestre confesó su admiración absoluta.
Pero el cantante también se llevó su sorpresa, delante de un Campín lleno, Silvestre recibió un gran homenaje que lo conmovió, en cuestión de segundos aparecieron Rafa Pérez, Elder Dayán, Diego Daza, Karen Lizarazo. Churo Díaz, Omar Géles, Gusi y Penchy Castro. Dangond no pudo contener las lágrimas al verlos, era algo que no se esperaba por completo y que llenó la noche con más sentimiento.
En medio de la lluvia, pero ante el canto de más de 40.000 personas, el vallenatero cerró el concierto cantando y bailando junto a su hijo José, que ya es muy normal que se robe la atención en cada uno de los shows. Tras mucha espera, Silvestre logró cumplir su sueño y seguir inmortalizando más su legado en la música, afirmándose como una de las grandes estrellas que tiene Colombia y que deja el nombre del país en alto.