El pasado 26 de septiembre los fanáticos de los Beatles se reunieron en la mítica calle de Abbey Road, en Londres, para celebrar los 50 años de uno de los álbumes más conocidos del grupo. Allí, en el cruce peatonal en el que John Lennon, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison se tomaron la foto que aparece en la portada del disco, el penúltimo de la historia del grupo, miles de personas se agolparon para repetir la imagen y llevarse un recuerdo. Por esos mismos días, salía al público una reedición del disco, con sonido mejorado, 23 temas inéditos grabados en el estudio y los temas clásicos, como Come together o Here comes the sun. Un trabajo que según Giles Martin, hijo del productor George Martin, tenía una magia natural que salía más de “las manos que tocan los instrumentos, la mezcla de voces y la belleza de los arreglos”, que de cualquier tipo de remasterización moderna. Pódcast Homenaje a los 50 años de Abbey Road

Unas semanas después parece que la emoción de los fanáticos rindió frutos: el viernes pasado, y medio siglo después de que lo lograra la primera edición, el álbum volvió al primer lugar de los listados.  Así, no solo logró superar a varios de los artistas modernos, con 9.000 discos vendidos en una semana, sino que se convirtió en el disco que más tiempo tardó en regresar al número uno en la lista oficial, con 49 años y 252 días. Un récord que también tenía otro álbum de los Beatles: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, que gracias a una reedición por su 50 aniversario lanzada en 2017 volvió al número uno luego de 49 años y 125 días.

Al conocer la noticia, Paul McCartney tuiteó: “No puedo creer que Abbey Road aguante todos estos años. Pero por otro lado, es un álbum genial”.  Lo cierto es que Abbey Road no solo es reconocido por sus canciones y su gran calidad musical, sino porque en estricto sentido fue el último álbum grabado por los Beatles. Pues aunque Let it be salió un año después, había sido grabado un tiempo antes.  Eso ha convertido al álbum en un mito, pues se supone que durante su grabación, afloraron las discusiones y peleas que llevaron a la disolución del grupo. Este año, de hecho, una grabación inédita presentada por el investigador Mark Lewisohn a The Guardian, muestra la tensión entre Paul McCartney y George Harrison durante una reunión que se llevó a cabo unas semanas después del lanzamiento del disco.