Los matrimonios de la realeza está siempre en boca de todo el mundo. Cada cierto tiempo, aparecen comentarios y rumores de crisis, cuernos, separaciones o frialdad entre las parejas.
Los expertos en lenguaje corporal examinan con lupa cada gesto de los esposos de las monarquías cada vez que aparecen en público, justamente para ponerle el termómetro a la relación.
A ellos, últimamente, se les han unido los expertos en lectura de labios, quienes resultan muy útiles, si se acepta que esos comentarios a media voz o alejados de los micrófonos también son una excelente manera de saber cómo es la interacción entre los cónyuges con corona.
Un ejemplo reciente de ello se acaba de ver en Jordania, con uno de los matrimonios más famosos de sangre azul, el príncipe William y Kate Middelton.
En Amán, la capital jordana, se congregó lo más granado de la realeza del mundo, para presenciar el matrimonio del príncipe Huseín, heredero al trono de ese país, con Rajwa Al Saif, una bella arquitecta emparentada con la familia real de Arabia Saudita.
Es quizá el evento social más importante del mundo de las monarquías en este año, pues semejante congregación de testas coronadas solo ha sido superada por la reciente coronación de Carlos III.
Tras la ceremonia, los reyes Abdalá y Rania dieron una recepción en el palacio de Al Husseiniya.
Como lo dicta el protocolo, los reyes y los recién casados recibieron a los invitados en un clásico besamanos, para lo cual los regios invitados hicieron una fila.
Cuando les tocó su turno de felicitar a los recién casados, William y Kate se enfrascaron en una conversación más que formal con ellos, ya que, para comenzar, él y Husseín son amigos desde que estudiaron en la Academia Militar de Sandhurst, en Inglaterra.
Kate, por su parte, también estableció una animada charla con la nueva princesa de Jordania, a quien ya comparan con ella.
La futura reina de Inglaterra la felicitó por su espectacular vestido de Elie Saab.
Sin embargo, llegó un momento en que William se dirigió a su esposa, amablemente, y le dijo: “Sigue adelante”, teniendo en cuenta la larga fila de otros royals que querían saludar a los nuevos esposos.
Ella, que se ha vuelto la reina del buen tono en la casa real, no se apresuró a seguir la sugerencia de su marido, sino que siguió la conversación con su homóloga, sonriente y tranquila.
Aparentemente, no consideró muy cortés interrumpir abruptamente su diálogo con Rajwa, así William se notó tenso y preocupado por los demás.
Finalmente, Kate sintió que había llegado el momento de retirarse, aunque siguió hablando con la novia mientras caminaba.
Un fan de los príncipes comentó en las redes sociales: “Los esposos hacen eso todo el tiempo”. Otro comentó: “Esto hace que el matrimonio se vea real”.
Ambas reacciones resumen muy bien el tono con que los internautas han querido subrayar que los futuros reyes son una pareja como las demás, al reflejar una dinámica frecuente entre los esposos.
Para la gente, en especial aquellos que viven en monarquías, eso es importante, dicen los expertos, porque buscan en la realeza, o bien modelos a seguir o referentes que validen sus propias experiencias, dado que ellos también las viven y no lo ocultan.
En la boda real de Jordania también estuvieron Juan Carlos y Sofía, reyes eméritos de España; Willem-Alexander y Máxima, reyes de Holanda; Frederick y Mary, herederos al trono de Dinamarca, y la futura reina Victoria de Suecia, entre otros miembros de la realeza.