En su despacho tiene fotos del Che Guevara y de Carlos Gardel. Sus compañeros de lucha le dicen "Tronca" por la firmeza de sus opiniones. Su marido, el presidente uruguayo José Mujica, ex guerrillero como ella, afirma que es su "disco duro". Lucía Topolansky no es una primera dama típica. Hija de una familia acomodada, optó por la lucha armada y supo de cárceles y de torturas. Hoy es una senadora de 69 años que conserva la pasión de sus años mozos y no vive del pasado. Su fervor guerrillero dio paso a una fuerte convicción democrática y desde el Congreso apuntala a un gobierno que legalizó el aborto y el matrimonio homosexual y que busca regular el consumo de marihuana a partir de una ley única en el mundo. "Hemos podido darnos el lujo de encarar esta agenda de derechos, porque en el gobierno anterior del Frente Amplio acomodamos una cantidad de temas básicos", dice esta mujer que militó en la guerrilla Tupampara. "Yo puedo hacer todas las leyes de matrimonio igualitario que quiera, pero si la persona no tiene trabajo ni qué comer, eso será lo primero que me va a reclamar". El Frente Amplio es la coalición izquierdista que gobierna por segundo período. En 2005 llevó a la Presidencia al oncólogo Tabaré Vázquez y en 2010 fue el turno de Mujica. Ambos gobiernos han puesto énfasis en las políticas sociales, pero el país está lejos satisfacer las necesidades básicas de sus 3,3 millones de habitantes. Si bien la tasa de desempleo es de 7,1%, baja para los promedios de los gobiernos anteriores, 800.000 trabajadores ganan un salario neto inferior a 650 dólares mensuales y 490.000 no llegan a 465, según la central sindical PIT-CNT. Viejos compañeros de lucha como el ministro de Defensa Eleuterio Fernández Hidobro, otro ex guerrillero y uno de los hombres más cercanos política y afectivamente a Mujica, opinan que el gobierno equivoca el rumbo. "Esa agenda la hacen Estados Unidos y la socialdemocracia europea, que inventaron ese radicalismo con las mujeres, los homosexuales, esto y aquello para no hablar de lo que importa realmente. Esa agenda no jode a nadie y somos tan giles (tontos) que no lo vemos", dijo Fernández a la revista Caras y Caretas. "El problema no está en si los homosexuales sí o los homosexuales no. El problema está entre los homosexuales ricos y los homosexuales pobres. Los homosexuales ricos no tienen ningún problema... El problema está en que hay ricos y pobres. Acá lo que pasa es que se olvidaron de la lucha de clases. ¡De la lucha de clases nada menos!". Topolansky, no obstante, solo ve cosas positivas. "Veníamos del desempleo, y se bajó rotundamente. Hay una gran diferencia entre tener trabajo y no. Obviamente aspiramos a que su calidad y el salario sean mejores, pero ya no es la demanda a gritos 'dame trabajo' como era en 2004. Por eso empezaron a aparecer con fuerza estos otros temas", declaró al recibir a la Associated Press pocos días después de que la Cámara de Diputados aprobase una ley para regular el consumo de marihuana. La primera dama admite que nunca había oído hablar de marihuana: "No sé ni lo que siente la gente cuando la fuma". Pero se muestra entusiasmada con la ley, que ahora espera su sanción definitiva en el Senado. "Buscamos el cuidado de la salud y sacarle al narcotraficante los clientes a los que les ofrecían sustancias más adictivas o les vendían cualquier cosa. Ahora podremos ofrecer un producto con trazabilidad y sin aditivos. La idea es seleccionar una variedad de cannabis y hacerlo todo por clonación, no por semilla. Así sabremos, genéticamente, si cualquier partida es clandestina o legal. Hay gente que dice que esto incentivará el consumo. Nosotros estamos convencidos de que no". Su despacho en el Senado es pequeño y austero: no hay símbolos nacionales ni fotos de Mujica como presidente. Hay muchos papeles y cuatro pequeños retratos: el prócer nacional José Artigas, el cantante de tangos Carlos Gardel, una foto de su esposo cuando era guerrillero junto al líder tupamaro Raúl Sendic y otra del Che Guevara. Su hermano Carlos, un año mayor, recuerda el estupor que sintieron en su familia el día de 1969 en que la policía llegó buscando a Lucía por ser guerrillera. "Fue como si a usted le dijeran ahora que hay un marciano en la puerta de su casa". Lucía era una chica más tímida que rebelde y se hizo guerrillera luego de una militancia cristiana en barrios pobres. Su padre nunca pudo asumir que se había hecho tupamara. "La engañaron", repitió hasta su último día. Topolansky no lo piensa mucho cuando se le plantea un tema delicado del pasado, la decisión de los Tupamaros de aplicar la pena de muerte a enemigos y prisioneros indefensos, como han admitido que hicieron. "Estábamos en una coyuntura, un momento político y un enfrentamiento determinado", explica. "Hay que ver lo que pasaba en todo el continente. ¡Hubo guerrillas en todos los países! Las cosas hay que meterlas en ese contexto". "¿Y en aquel contexto estaba bien?", insiste el periodista. "La historia es como es. No la vamos a cambiar porque la analicemos de vuelta", responde cortante, y da por finalizado el tema. Su punto de vista es refrendado por la mayoría de los uruguayos. Ignacio Zuasnabar, de la consultora Equipos, afirma que desde los años 80 se operó un cambio radical en la imagen de los tupamaros: en los 80 eran vistos como responsables de graves delitos; hoy la mayoría los ve como gente que cometió errores, ya pagó por ellos y hoy enriquece la vida democrática. Topolansky tampoco se arrepiente de no haber tenido hijos para poder ser guerrillera. Estuvo presa 13 años. La capturaron en 1971, pero escapó. Se entusiasma cuando revive aquella fuga a través de las cloacas. En 1972 fue nuevamente detenida. En 1973 los militares tomaron el poder y la retuvieron hasta 1985, cuando volvió la democracia. Cuenta sin rencor en la voz que la torturaron y dice que hubiera sido peor en Argentina. "Cuando estábamos presos venían, vía Plan Cóndor, militares argentinos a vernos. Yo les oí preguntar a los militares uruguayos: '¿Y estos por qué están vivos'?", relata. "Lo que pasa es que en Uruguay una vida vale mucho más que en Argentina, Chile o Perú". Para Topolansky, son esas particularidades del Uruguay las que permiten que Mujica camine por la calle como un ciudadano más. "¡Eso es Uruguay! Por más que algunos se quejen de la seguridad, Uruguay en comparación con otros países, admite que el presidente ande por la calle sin que pase nada", afirma. "Somos parecidos en un montón de cosas a Argentina, pero en la forma de hacer política somos bien diferentes. El uruguayo no nos perdonaría que llegáramos a un enfrentamiento tan duro como hay allá". Su nombre suena con fuerza como candidata a la vicepresidencia en la fórmula del Frente Amplio para la elección de 2014, que seguramente encabezará el ex presidente Vázquez. Zuasnabar dice que las encuestas marcan que Topolansky es una de las figuras políticas del Frente con mayor adhesión del público. Ella se limita a decir: "Haré lo que me pida mi partido". Se define como una "luchadora social" que busca la "pública felicidad". La propia la logró junto a Pepe Mujica, con quien, luego de salir de la cárcel, inició un largo periplo político, buscando el poder por la vía democrática, que antes había denostado. Lo que no consiguieron con las armas, lo lograron en las urnas. Pese a sus éxitos en la política, siguen viviendo frugalmente, en la chacra de siempre. "No nos consideramos tan pobres como dicen. Somos austeros porque nos sirve. Somos más felices. Tenemos menos preocupaciones, menos problemas. Tenemos ese proyecto de vida, nos gusta y nos sentimos bien. Tenemos una sola vida para gastar. Si la gastamos mal, se acabó. Tenemos que disfrutarla lo mejor posible".