Tras su ruptura con Isabel Preysler, la vida amorosa de Mario Vargas Llosa ha estado en el foco de los medios de comunicación. Ahora, cogen fuerza los rumores sobre una posible reconciliación con la madre de sus hijos y su esposa por más de 50 años, Patricia Llosa.
Dichos rumores han ido cobrando cada vez más fuerza debido a que en las últimas semanas, los encuentros entre el escritor y su exmujer, quien se casó con el peruano a los 18 años, en pleno Boom latinoamericano, han sido cada vez más frecuentes.
Los hijos de la pareja, Álvaro, Morgana y Gonzalo Vargas Llosa, han tenido mucho que ver en esta situación, ya que no eran partidarios de la relación entre su padre y la ‘reina de corazones’, por lo que habrían intentado a toda costa que ambos retomaran su historia de amor, según conoció Europa Press.
Este martes, el premio Nobel peruano se ha dejado ver saliendo de su domicilio junto a su hija Morgana, rumbo a París, donde se le nombrará el próximo 9 de febrero miembro de la Academia Francesa de la Lengua, un hecho inédito para un autor que no ha publicado en ese idioma.
Momentos más tarde, era Patricia quien abandonaba el hogar del peruano en Madrid y se mostraba muy enfadada con los medios de comunicación que le preguntaban sobre su relación con Vargas Llosa.
Ha sido el equipo de Europa Press quien ha podido captar las imágenes de Patricia y Mario en el aeropuerto en camino, paradójicamente, a la ciudad del amor. Por su parte, el escritor decidió embarcarse junto a Morgana por la zona Premium del aeropuerto. Padre e hija han subido las escaleras de acceso al avión acompañados por dos trabajadores del aeropuerto que les han llevado las maletas.
Por otro lado, Patricia Llosa caminaba en las instalaciones acompañada por sus nietas y su yerno, Stefan Reich Roden. La exmujer del premio Nobel no ha querido hacer ningún comentario sobre si puede haber una posibilidad de reconciliación con el escritor, al igual que tampoco ha querido pronunciarse sobre la supuesta carta que mandó a Isabel Preysler en su momento pidiéndole que no se hiciese pública su relación.
Minutos después, Patricia embarcó en el mismo vuelo que Mario con destino a París. La exmujer del peruano abordó el avión junto a su yerno y sus nietas en el avión para estar junto al premio Nobel en su ingreso en la Academia Francesa de la Lengua. Unas imágenes que valen más que mil palabras, ya tras muchos rumores se puede confirmar que ambos han vuelto a ser la familia que un día fueron.
Páginas de un amor que se convirtió en odio
Es que, el pasado 28 de diciembre, España amaneció con la noticia de la ruptura amorosa entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler. Tras ocho años de noviazgo y decenas de portadas en revistas del corazón, el escritor peruano de 86 años y la socialité filipina, de 71, ponían fin a una de las relaciones más sonadas e inusuales de Europa.
Desde entonces, detalles sobre los motivos de la separación, lo vivido por la pareja mientras estuvieron juntos y los malos términos en que terminó todo recorren a placer los medios españoles.
Juan Colina Alonso es un periodista que ha seguido de cerca la vida de Preysler desde que era la esposa de Julio Iglesias. Y recuerda los primeros años en los que la filipina se movía en los círculos sociales madrileños, en donde deslumbraba con su exótica belleza.
La filipina —relata— llegó a Madrid, con apenas 17 años, enviada por sus padres a estudiar para alejarla de un amor de juventud. Desde ese momento, Preysler se convirtió en “un icono de la moda, de las fiestas, una anfitriona excepcional. Una referencia del estilo, el glamour y las buenas formas. Entonces, cuando confirmaron su relación (con Vargas Llosa) en 2015 fue un desconcierto total. ¿Qué hacía un premio Nobel, un hombre que escribía libros y hablaba de política con una mujer que se movía a sus anchas en la frivolidad y el espectáculo?”.
Ambos se habían conocido en los años 80, cuando Preysler entrevistó al autor en 1986 para la revista ¡Hola!. Por ese entonces, estaba casada con Boyer, mientras Vargas Llosa vivía con su mujer, Patricia Llosa. Ambas parejas se hicieron cercanas desde entonces.
Para 1995, coincidieron en un viaje organizado por Porcelanosa —grupo empresarial español del que Preysler es imagen— para visitar a Carlos de Inglaterra en el palacio de Buckingham. La filipina había enviudado el año anterior. Llosa seguía casado.
El amor entre ambos surgió. “Al poco tiempo, se confirmó la noticia en España. Y a muchos los tomó por sorpresa, incluso a la propia Patricia (Llosa), que nos hizo llegar a los periodistas un comunicado en el que desmentía esas informaciones. Decía que la prueba era que acababan de celebrar sus bodas de oro en Nueva York. Pero acá Vargas Llosa e Isabel ya se dejaban ver tomados de la mano. La prensa española tenía un bocado suculento: un amor otoñal entre dos famosos que parecían tener muy poco en común”.
Parecía un amor de novela, asegura este periodista que ha trabajado en medios como la Cadena Ser. En 2020, durante la celebración del décimo aniversario de su premio Nobel, el peruano les contó a medios españoles que su nueva pareja había renovado en él su vocación de escritor, la mejor cosa que —dijo en su momento— le había pasado en la vida.
¿Idilio de papel?
Pero, ahora, a la luz de la ruptura, parece que el idilio solo estaba reservado para las revistas del corazón.
Ángel Mustienes, periodista dedicado a cubrir temas de entretenimiento en España y Portugal, sostiene que el enamoramiento fue cosa de un par de años, “por el lado de Vargas Llosa. Él vio en Preysler un seguro económico desde que se fueron a vivir juntos en Villa Meona, la lujosa residencia de Preysler en Puerta de Hierro. Vivía sin pagar nada y tenía una lujosa rutina, desconocida por muchos, que incluía a un mayordomo que le preparaba la ropa cada vez que salía e incluso le ayudaba a vestirse. Y eso a ella ya comenzaba a cansarla desde hace varios años”.
Además, según contó Preysler, ella estuvo a punto de dejar al escritor un par de años atrás, pero no lo hizo “porque sentía lástima”.
“Y no se entiende”, asegura Mustienes, pues el peruano tiene una fortuna “calculada en más de 10 millones de euros y tiene un contrato con una editorial, que le paga por adelantado cerca de un millón y medio de euros antes de la salida de sus libros”.
En opinión del periodista, el peruano se valía de Preysler para atraer más prensa y repercusión en sus lanzamientos literarios, dada la atracción que la filipina genera en la prensa.
De acuerdo con Mustienes, lo que ha seguido después de la ruptura se asemeja a más a “cosas de adolescentes y no a dos personas de edad serena y madura”.
Preysler, quien en un comienzo atribuyó la ruptura a los celos excesivos e injustificados del escritor, le contó hace poco a los medios que desde hace un par de años quería terminar la relación con Vargas Llosa, pero sintió “lástima por él”, dada su avanzada edad.
Además, se encargó de filtrar una carta que le envió la propia Patricia Llosa, hoy de 78 años, en la que le advertía: “Lo ha hecho otras veces”. En alusión a que ya, en otras ocasiones, el escritor había dejado su hogar. “Pero siempre termina por volver”, agregaba la carta.
El Nobel, por su parte, lejos de dar declaraciones a la prensa —y al más puro estilo de Shakira—, le ha tirado dardos a su con lo que mejor le sale: la literatura.
Un cuento publicado en la revista literaria Letras Libres, cuando ambos convivían en la gran casa de la filipina en Puerta de Hierro, narraría la decepción de Vargas Llosa con Isabel Preysler.
En Los vientos, un señor mayor se siente amargado por el presente y por haber dejado a un amor de juventud, Carmencita (quien sería Patricia Llosa), por un arrebato sexual “violento y pasajero” del que ha olvidado hasta el nombre (¿Isabel Preysler?).
*Con información de Europa Press