Rubén Blades estuvo a punto de retirarse de la música hace cinco años. En ese momento, con 70 años a cuestas, más de 300 canciones grabadas, decenas de películas, una fallida candidatura presidencial y unos 25 álbumes —Siembra sigue siendo aún el más vendido de la historia de la salsa—, sentía que ya era hora de dar un paso al costado.

Pero aún sigue vigente. Y vital. Y profundo. Hoy se le mide a una colaboración con Residente y mañana graba una cumbia con un viejo folclorista. “Todo el tiempo me mandan propuestas y si el tiempo me da les colaboro”, dice el hombre que nos enseñó qué es una ciudad de plástico o que la vida te quita y también te da. En diálogo con SEMANA, el panameño habló de cómo se animó a seguir los pasos de Gabo, de los secretos de sus canciones y de cómo se le medirá a cantar vallenatos.

SEMANA: Muchas voces hablan de la muerte de la salsa. Usted, que es una leyenda viva del género, ¿qué piensa de esas ideas apocalípticas?

Rubén Blades: Eso lo están vaticinando desde hace mucho tiempo. Pero las cosas que duran son aquellas que pueden trascender a las modas. Yo estoy aún tocando porque las letras que escribí hace 45 años siguen teniendo vigencia. Es posible crear algo que no tenga fecha de expiración, siempre y cuando sea honesto y pueda ser adoptado por otras generaciones. Amor y control siempre tendrá vigencia porque alguien siempre verá cómo un ser querido atraviesa una situación difícil. Esa canción la saqué en 1992 y casi 30 años más tarde la cantaron hace unos días, en Buenos Aires, asistentes que ni siquiera habían nacido. La salsa tiene esa capacidad.

Rubén Blades, leyenda viva de la salsa. | Foto: 2021 The Latin Recording Academy

SEMANA: Pero, como usted dice, muchas grandes estrellas de la salsa “se han mudado al otro barrio” y no han recogido su legado...

R.B.: Sí, una cosa es el relevo generacional y lo otro es la realidad de que, por ejemplo, figuras como Celia Cruz, Cheo Feliciano y Héctor Lavoe nunca han muerto porque siempre hay generaciones escuchando su música. Cada generación creará su propio sonido, pero lo interesante es ver cómo incluso con el reguetón, tan de moda, sus máximos exponentes tienen conexión con la salsa; la respetan y a quienes hemos formado parte de ella. Lo que pasa es que ahora mismo la salsa no está ocupando los lugares de la difusión que tuvo en otra época porque ese espacio se lo disputan las nuevas corrientes de la música.

SEMANA: Muchas de sus canciones salieron hace más de 40 años, pero siguen vigentes. ¿Cuál es el secreto?

R.B.: Sí, tristemente. Por ejemplo, Pablo Pueblo la hice en el 68 y sigue vigente porque las condiciones laborales no han cambiado para muchos. Son personas que no cotizan para seguro social. Hay miles que viven lo de Pablo Pueblo: votar en las elecciones para después comerse un clavo. Trabajar hasta jubilarse y que nunca les sobre un centavo. Ocurre con Paula C, que habla de perder un amor. El padre Antonio, sobre los efectos de una dictadura. Siguen siendo realidades que atraen a nuevas generaciones porque las viven. Muchos de mis temas tratan realidades sociales y políticas que tristemente aún se repiten, independientemente de la geografía.

SEMANA: ¿Aún está ‘Buscando América’, como canta en uno de sus temas?

R.B.: Y no la hemos encontrado. Vemos de vez en cuando su potencial, pero no se ha desarrollado todavía. Será difícil mientras no hagamos el trabajo de encontrarnos a nosotros mismos. Nosotros no podemos hablar realmente de una raza latina porque este continente está representado por muchísimas razas. Debemos dejar a un lado los nacionalismos mal entendidos y concentrarnos en las cosas que nos unen. Nunca he perdido la esperanza de que un día encontremos América. Mientras tanto, sigue siendo un punto en el horizonte.

SEMANA: Musicalmente, usted es un artista inquieto. Se le ha medido incluso al tango (que le trajo muchas críticas) y a la bossa nova. ¿Tiene en mente alguna colaboración con un colombiano?

R.B.: Con mi hermanazo Carlos Vives estamos hablando de hacer algo mucho más complejo de lo que ya hicimos juntos hace un tiempo (Canción para Rubén, que salió hace un par de años). Es que vemos que la gente se confunde entre lo que es cumbia y lo que es vallenato. Lo que queremos es ver cómo hacemos un álbum mitad cumbia y mitad vallenato.

SEMANA: ¿Y usted se le mediría a la cumbia o al vallenato?

R.B.: Yo creo que vallenatos, porque tienen más espacio para contar historias, para la crónica, que es lo que a mí me gusta. Gabo era un enamorado de los vallenatos y estoy seguro de que debió dejar más de uno escrito por ahí. Y acuérdese que Panamá es la provincia perdida y nosotros tenemos muchísima conexión con Colombia. La cumbia ha sido parte de nuestra realidad también. De hecho, ahora mismo acabo de grabar una cumbia junto a Ceferino Nieto, que tiene 85 años, en Panamá. Yo la compuse, él la arregló, no ha salido todavía.

"Lo otro es la realidad de que, por ejemplo, figuras como Celia Cruz, Cheo Feliciano y Héctor Lavoe nunca han muerto porque siempre hay generaciones escuchando su música", dice Blades. (Photo by Ethan Miller/Getty Images) | Foto: 2021 Getty Images

SEMANA: Carlos Vives va a lograr lo impensable: que Rubén Blades cante música de acordeón...

R.B.: Eso ya está hablado. Después de la primera colaboración que hicimos, empezamos a pensar en ese proyecto. Yo admiro de Vives el que, a partir de La gota fría, hizo algo extraordinario: le diojuventud a la música folclórica. Lo hizo cuando estaba él mismo joven, y llenó al vallenato de rock y de guitarra eléctrica, y juntó a una generación que miraba de reojo a la música autóctona colombiana y de pronto la abrazó. Y a mí eso me parece muy positivo.

SEMANA: Usted tiene en este momento en ciernes un libro. ¿Por qué decidió dar ese paso como escritor?

R.B.: Ya entregué el manuscrito con más de 500 páginas. Y ahora mismo están en el proyecto de la traducción y la edición porque el libro va a salir en inglés y español. Ahora, cuando lo escribí no pude cubrirlo todo, claro. Serán 50 años en la música, la actuación, como migrante, como estudiante en Panamá, abrirme camino en Nueva York, La Fania, por qué me lancé para presidente, la política, qué fue lo que pasó con Willie Colón. Parafraseando al gran Gabo, que me dijo una vez que yo era el desconocido más popular que él conocía, hay tantas cosas en las que yo he estado envuelto que en realidad no sabía en qué dirección ir. Simplemente narré situaciones y anécdotas que son importantes de contar. El mismo Gabo me lo dijo: “Escribe tus cosas ahora que estás vivo porque cuando te mueras otros son los que van a escribir por ti y probablemente no sea la verdad”.

SEMANA: Después de medio siglo de carrera, ¿cómo ve la industria de la música hoy, que parece más preocupada por los likes y las reproducciones?

R.B.: En eso hay cosas positivas y otras que no lo son. Es positivo que uno pueda grabar su propia música como te da la gana, ponerla en internet y hacerla viral, sin que exista un contrato con una disquera que te va a explotar, que no te dejará grabar lo que quieres, que te va a exigir ciertas músicas. Eso nunca lo tuve, acceso a una audiencia mundial en sus propios términos y mantener el control sobre sus producciones. Pero también internet ha puesto al descubierto nuestras propias debilidades. Nunca escribí pensando en un like. Escribí y punto, así a veces las disqueras me dijeran que eso no servía. Eso le resta espontaneidad y valor al trabajo del artista.