Meghan Markle, la esposa del príncipe Enrique, rindió este jueves un tributo a George Floyd y expresó su apoyo al movimiento Black Lives Matter, que ha impulsado masivas protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos. "Entendí que lo peor que podía decir era no decir nada, porque la vida de George Floyd importaba", dijo Markle, que es mestiza, en un vídeo que grabó para los graduandos de su secundaria en Los Ángeles, la Immaculate Heart High School. La muerte de Floyd, que fue causada cuando un policía blanco de Minneapolis le apoyó la rodilla en el cuello por casi nueve minutos, generó las más poderosas protestas por derechos civiles desde el asesinato de Martin Luther King Jr en 1968.

Markle, de padre blanco y madre negra, destacó además los nombres de otras personas negras muertas en manos de la policía, como Breonna Taylor, una trabajadora de salud asesinada en marzo por agentes policiales que le dispararon en su apartamento en Louisville, Kentucky; y Tamir Rice, un niño de 12 años a quien un oficial disparó en 2014 mientras jugaba con una pistola de juguete en Cleveland, Ohio. "Sus vidas importaron", dijo la actriz de 38 años, "así como importó la de muchas otras personas cuyos nombres conocemos y no". En el video recordó además los disturbios que se desataron en Los Ángeles en 1992 luego de que cuatro policías blancos fueran absueltos de cargos de brutalidad contra un hombre negro, Rodney King. Los disturbios, que se expandieron por todo el país, dejaron 59 muertos.

"Recuerdo el toque de queda y recuerdo haber regresado apurados a casa y desde el auto ver caer cenizas del cielo, oler el humo, verlo salir de los edificios", dijo Markle, que vive ahora con el príncipe y su hijo en Malibú, California. Markle sufrió ataques racistas en Gran Bretaña cuando aún era una integrante activa de la familia real, de la que renunciaron oficialmente en abril. Un presentador de radio de la BBC fue despedido en mayo del año pasado por publicar un tuit en el que mostraba una imagen de la pareja tomada de la mano con un chimpancé vestido, tras el nacimiento de su hijo, Archie. La leyenda de la foto decía: "El bebé real deja el hospital".