Además de renunciar a la familia real británica, el príncipe Harry y Meghan Markle abrieron un frente de batalla contra algunos de los tabloides que no los dejaron en paz mientras estaban en el Reino Unido. Uno de ellos fue el Daily Mail, que publicó en febrero del año pasado una carta privada que Meghan le había enviado a su papá, en la que le recriminaba su actitud ante la prensa y le decía que había roto su corazón en mil pedazos. A la duquesa no le gustó para nada esa publicación y demandó a Associated Newspapers Limited (ANL), la empresa detrás del Daily Mail, por "invasión a la privacidad". Y aunque el juicio aún sigue su curso, el juez que lleva el caso ya desestimó algunos puntos de la  demanda, lo que significa que Meghan perdó la primera ronda en los tribunales. 

En específico, el juez no aceptó tres partes de la acusación presentada por la duquesa: ella decía que el periódico había actuado "de forma deshonesta al omitir ciertos pasajes de la carta", que con su publicación había contribuido a "despertar problemas" entre ella y su padre, y que ese medio tenía una "agenda para publicar historias intruisivas y ofensivas sobre ella". Aunque el grueso de la acusación (que tiene que ver con la invasión a la privacidad) sigue su curso, hoy se supo que esa primera derrota le costó a Meghan 87.000 dólares, que se comprometió a pagarle al diario para curir sus gastos legales. 

Los esfuerzos del equipo legal de la duquesa ahora están puestos en evitar que la publicación llame a declarar a cinco amigas de ella que hablaron de la carta en cuestión ante la revista People. Los abogados del Daily Mail consideran que si esas amigas hablaron ante la prensa fue porque tuvieron autorización de Meghan de hablar sobre la carta, lo que desestima la "invasión a la privacidad". 

Meghan, por su parte, dice que nunca supo que ellas fueran a hablar del tema ante la prensa y que aceptar que comparezcan en el juicio es revelar su identidad, algo que no está dispuesta a hacer porque pone en peligro el bienestar emocional y mental de esas personas. "Revelar sus identidades sería un precio inaceptablemente alto a pagar para tener  éxito en este proceso", dijeron sus abogados.  La batalla legal seguirá hasta el año siguiente. Mientras tanto, Meghan debe estar pensando que perdió una batalla, pero que aún sigue peleando la guerra.