Hoy todo indica que la campaña presidencial de Donald Trump está perdida. Las encuestas lo confirman y ningún analista serio le da posibilidades de recuperarse. Aunque las causas de su colapso están relacionadas principalmente con la irresponsabilidad de su incontinencia verbal, hay otro elemento que por debajo de cuerda le ha hecho daño: su esposa Melania Knauss.Hasta la convención del Partido Republicano poco se sabía de ella. Fuera de que es hermosa y de que había sido modelo, era tan solo una presencia silenciosa detrás del huracán de su marido. Pero en la convención eso cambió. A pesar de su fuerte acento esloveno, su imagen y su discurso fueron muy bien recibidos inicialmente, pero muy pronto se reveló que algunos apartes habían sido tomados casi textualmente del discurso que Michelle Obama pronunció en la Convención Demócrata de 2008 en la primera campaña de Barack Obama a la Casa Blanca.Sin embargo, ese resultó ser apenas el comienzo de sus problemas. Ocho días después el diario New York Post publicó unas fotos de Melania desnuda. Habían sido tomadas en 1995, cuando ella era una inmigrante paupérrima tratando de abrirse campo en el mundo del modelaje con base en su belleza. Las fotos causaron impresión pues, para una posible primera dama, un desnudo frontal no es un registro aceptable en una sociedad conservadora como la estadounidense.Al día siguiente las cosas se complicaron. El mismo tabloide sacó otras fotos del mismo día, en las cuales Melania aparecía no solo desnuda, sino en una escena lésbica con otra mujer desnuda. El titular era ‘La primera dama con una segunda dama’. Los medios de comunicación tradicionales trataron el tema con respeto por considerar que se trataba de su vida privada. La mayoría registraron la aparición de las fotos pero no las reprodujeron. Es tanta la oposición que esos medios le hacen a Trump, que no querían exponerse a la acusación de que meterse con la esposa era un golpe bajo. En internet, sin embargo, los desnudos de Melania se volvieron virales y generaron todo tipo de comentarios.Todo lo anterior fue manejable comparado con lo que sucedió la semana pasada. El portal Daily Mail de Londres elevó dudas sobre su carrera como modelo cuando publicó un artículo que compilaba información de reportajes con grados variados de credibilidad, incluyendo uno del tabloide esloveno Suzy, y así insinuaron que había sido una escort, básicamente una prostituta de alto vuelo.Cronología borrosaEl recuento del Mail comienza por establecer que Melania y Donald cuentan la fábula que les conviene. Asegura que no se conocieron en 1998 en una noche social en el Kit Kat Club, y que armaron ese encuentro para ocultar las circunstancias en las que se encontraron por primera vez años atrás. El periodo entre 1995 y 1998 es una piedra en el zapato que Melania no se puede sacar, pues quedan muchos cabos sueltos con respecto a su profesión y su llegada a Estados Unidos.Según Bojan Pozar, autor de la biografía no autorizada Melania Trump — The Inside Story: From A Slovenian Communist Village To The White House (La historia real: de un pueblo comunista esloveno a la Casa Blanca), la pareja se conoció precisamente en 1995, en la misma época en la que el fotógrafo francés Jarl Ale de Basseville la fotografió desnuda. Pozar dijo al Mail: “No sé qué tipo de relación tenían, pero durante mis investigaciones muchos agentes de modelaje me aseguraron que ya tenían contacto”. Sus fuentes le dijeron a Pozar que la influencia de Trump fue casi inmediata, pues meses después de conocerlo comenzó a aparecer en portadas. La primera vino en abril de 1996 en la edición española de Harper’s Bazaar.Si en efecto se conocieron en 1995, la fecha complica a Melania pues significaría que trabajó en Estados Unidos sin tener permiso y comprobaría que fue inmigrante ilegal. El hecho no suma en absoluto a una campaña deshecha como la de su marido que profesa mano dura contra ‘ilegales’. A la fecha, Melania no ha disipado los rumores con documentos que soporten su versión porque, incluso frente a esas acusaciones complicadas que han venido saliendo a la luz, los Trump no habían creído necesario responder. Pero cuando las acusaciones subieron de tono y los medios dieron a entender que más que una modelo fue prostituta, reaccionaron.El Daily Mail no logró hablar con Adam Schlecter, pero reprodujo los apartes más controvertidos de su libro From The Whore House To The White House: The True Story Of Melania Trump (De la casa de putas a la Casa Blanca: la verdadera historia de Melania Trump). Según Schlecter, tildado por Trump de ‘oportunista sin pruebas’, la agencia de modelaje en la que Melania trabajaba en Milán era en realidad un club de adultos. El Mail sumó el reporte de la publicación eslovena Suzy, que plantea que la agencia a la que llegó a trabajar a Nueva York ofrecía modelos y escorts, es decir, prostitutas de alto nivel. Se ventiló la posibilidad de que la posible primera dama de Estados Unidos fue prostituta en Europa y en Estados Unidos, y se demostró que en esta contienda política definitivamente se perdió el miedo a violar el terreno personal.Paolo Zampolli, dueño de la agencia que empleó a Melania en Nueva York, aseguró que su establecimiento jamás fue un burdel y sentenció que las acusaciones eran basura. También desmintió la versión según la cual las modelos de su agencia cargaban dos tarjetas, una con sus medidas y características y otra con información sobre sus preferencias sexuales y su gusto por los hombres mayores.Y faltaba la reacción contundente. Charles J. Harder, abogado de Trump, amenazó por carta a portales como el Daily Mail, Politico, Liberal America e Inquisitr, con demandarlos a menos que retiraran las falsas acusaciones y publicaran una retractación absoluta. Considerando que el abogado lideró una demanda de Hulk Hogan al portal Gawker que recientemente lo llevó a la bancarrota, no se tomaron con ligereza. Inquisitr ya se retractó, el Daily Mail ya descolgó la nota. Curiosamente, para los comentaristas de la situación es claro que el que hayan amenazado pero no demandado muestra que no les interesa un pleito en el que podría aparecer ropa sucia que no conviene en una campaña.En 2005 Melania se casó con el magnate de aspiraciones desinfladas y vive en la torre Trump con él y su hijo Barron. DeSevnica pasó a Liubliana, saltó a Italia y se mudó para siempre a Nueva York, la ciudad donde los famosos pasan por mortales y el pasado de la gente a nadie le importa.