Melinda Gates siempre ha sido un modelo de mujer exitosa y empoderada. Cuando conoció a su esposo Bill, el fundador y dueño de Microsoft, ya trabajaba en la empresa y había logrado llegar al puesto de directora de producto a pulso. Su talento y su personalidad encantaron al genio de la tecnología. Hoy, desde la Fundación Bill y Melinda Gates, trabaja para ayudar a personas de todo el mundo, sobre todo a las mujeres: apoya el acceso a anticonceptivos, hace campañas contra el matrimonio infantil y la mutilación femenina y promueve la igualdad de género. Así, ha conocido historias inspiradoras. Sugerimos leer: Los más ricos del mundo en 2019 Por eso decidió sentarse a escribir No hay vuelta atrás, un libro que acaba de salir en español, en donde cuenta la historia de esa lucha y presenta a algunas de esas mujeres anónimas cuyas historias le han impactado. Pero donde también hace una retrospectiva sobre su propia vida y cuenta el camino que recorrió en el feminismo. "cuando yo no era como él quería que fuera, podía ponerse bastante agresivo”, cuenta Melinda de su exnovio. Una de las revelaciones que más ruido han causado es que antes de conocer al empresario, Melinda estuvo en una relación abusiva. Era con un hombre que nunca quiso que ella lo eclipsara. “Me veía como alguien que podía desempeñar un papel útil en su vida –escribe–. Y cuando no era como él quería, podía ser bastante agresivo”. Esa relación afectó su autoestima por muchos años. Puede leer también: Tres increíbles experiencias de profesores que usan tecnología en el aula Ese no fue su único desafío. Cuando llegó a Microsoft tuvo que enfrentar un ambiente competitivo, agresivo y dominado por hombres. Su solución fue juntarse con otras mujeres para crear lo que llama “pequeños oasis”. Allí se trataban con compañerismo y sin el acostumbrado espíritu agresivo y, poco a poco, más personas se fueron uniendo hasta que lograron esparcir esa nueva cultura en toda la compañía. En el libro también habla de los problemas en su matrimonio, que comenzaron cuando nació su primera hija. Hasta entonces, Melinda había seguido trabajando al lado de su esposo, pero en ese momento decidió quedarse en casa cuidando a la bebé. Sugerimos también: Microsoft se suma al club del billón (un millón de millones) de dólares Eso la llevó a sentirse sola y le hizo cuestionarse muchas cosas sobre lo que quería de su vida. Luego, empezó a sentirse invisible en temas de la fundación, pues sentía que toda la atención mediática se la llevaba Bill, aunque ella trabajaba igual. “Me sorprende que aún algunos amigos dan por hecho que en nuestra relación se cumplen las funciones tradicionales de género, solo por su papel en Microsoft “Me sorprende que aún algunos amigos dan por hecho que en nuestra relación se cumplen las funciones tradicionales de género". Por eso, ambos tuvieron una conversación sincera y sin tapujos, y acordaron que ella saltaría a la palestra como cofundadora y copresidenta. Desde entonces, empezó a dar la cara, a responder entrevistas y a hablar en ruedas de prensa. Se dio cuenta que había logrado una relación mucho más igualitaria gracias a la reflexión anual que publica la fundación. Al inicio se llamaba Carta de Bill Gates, hasta que en 2013 ella pidió escribirla. Al inicio discutieron mucho y él se negó, pero luego hubo un cambio progresivo: él aceptó que ella escribiera un ensayo que anexó a la carta de 2013. Al año siguiente, le dejó escribir una sección de la reflexión. Puede interesarle: En 2024 una mujer pisará la Luna por primera vez Y finalmente, en 2015, la carta salió firmada por ambos. Así funciona desde entonces. Hoy ella considera que tienen un matrimonio soñado: “Me sorprende que aún algunos amigos dan por hecho que en nuestra relación se cumplen las funciones tradicionales de género, solo por su papel en Microsoft. Pero no: nos hemos esforzado por eliminar toda jerarquía”.