Los agentes de la Policía antinarcóticos de Maungdaw, Birmania, no podían creerlo cuando detuvieron esa camioneta Toyota Kluge. Al volante iba U Ansara, un monje budista, algo ya suficientemente extraño dado que esos religiosos desprecian las posesiones materiales. Pero la sorpresa se convirtió en estupor cuando descubrieron que el personaje llevaba a bordo 400.000 pepas de metanfetaminas. Si bien el hecho sorprende a nivel internacional, ilustra la manera en que la droga ha permeado la sociedad en uno de los países que más opio, cannabis y metanfetaminas produce en el mundo. Para sumar a su desgracia, la Policía escoltó a Ansara hasta su monasterio, y allí le encontró 4,6 millones de pastillas de la misma sustancia. El director del Ministerio de Asuntos Religiosos, Soe Min Tun, aseguró que Ansara debe renunciar irrevocablemente a su vida de monje y enfrentar a la justicia como una persona ordinaria.