Muchos lo han visto en la piel de uno de los grandes villanos de la historia. Está sentado frente a un mapa, rodeado de varios de sus oficiales nazis, que -de pie- lo miran con cara de preocupados. Él, en cambio, parece muy concentrado en el mapa e intenta dar una orden, como restándole importancia a la preocupación de sus hombres. Hasta que uno de ellos le da una información que lo enfurece. Entonces, hace salir a la mayoría de ellos y comienza a gritar como un loco, a tirar todo lo que tiene en la mano y a insultar a los militares que permanecen a su lado.  Hasta que finalmente se sienta, resignado y cabizbajo.

La escena, que hace parte de La Caída (2004), una de las primeras películas alemanas en retratar a  Adolf Hitler, se ha convertido en un video viral. Como los diálogos son en alemán, los internautas han jugado con los subtítulos haciendo que el führer se enfurezca por cosas tan distintas como el resultado de un partido de fútbol, la elección de algún presidente o hechos triviales, como el quedarse sin leche en la casa. Sugerimos leer: A una semana de grabar en Colombia, medio catalán afirma que Nacho Vidal tiene VIH Pero más allá de los memes (que cualquiera puede encontrar en Youtube buscándolos como ‘Hitler se entera de…’), la escena inmortalizó a Bruno Ganz, un actor suizo que murió este fin de semana, a los 77 años, luego de sufrir por un cáncer de colón, y que en 2004, gracias a su interpretación del dictador alemán, se convirtió en una figura en todo el mundo. Hasta ese momento, Ganz  era una figura reconocida en el teatro y el cine en Alemania. Había actuado en  películas desde los 19 años y había hecho parte de algunos de los grupos teatrales más importantes en habla alemana (como el Grupo de Teatro Goethe y  en Berliner Schaubühne). De hecho, era un colaborador frecuente de Win Wenders y estuvo en la famosa Las alas del deseo (1987). Por eso, cuando el cineasta Oliver Hirschbiegel quiso hacer una película sobre Hitler, decidió buscarlo a él. Era un trabajo arriesgado: hasta ese momento nadie en Alemania se había atrevido a filmar una película en la cual Hitler fuera protagonista y ningún actor en lengua alemana lo había interpretado.

Además, debido a la trama -basada en las memorias de la secretaria personal de Hitler y en los últimos momentos del führer antes de su muerte-, muchos creían que la película podía caer en el error de romantizar al villano o de mostrarlo muy humano. Le puede interesar también: Muere Gordon Banks, el portero que logró ante Pelé la "mejor atajada" en la historia de los mundiales Por eso Ganz dudó en un inicio. "Me pregunté si realmente quería involucrarme en una película sobre el responsable de  cosas feas y terribles -le dijo en 2005 a The Guardian-. Pero también fue una tentación, porque tiene un lado fascinante. . . Y lo que más me fascinó fue que él no solo fue apoyado por el pueblo alemán; fue amado". Finalmente aceptó y asumió el reto con todo el profesionalismo. Estudió durante varios años y al final, logró darle vida a un Hitler viejo y enfermo, que no sabía cómo actuar ante el inminente colapso de su régimen. De hecho, la escena que se viralizó es un momento icónico de la película, en el que el dictador cae en cuenta de que la guerra está perdida y no hay nada que él pueda hacer. Puede leer también: Justin Bieber decidió volverse célibe La película fue un éxito. La nominaron a los Óscar como mejor película en lengua extranjera y los críticos de todo el mundo la aplaudieron. Y aunque algunos se quejaron de que mostraba a un Hitler muy humano (y hasta buena persona), la mayoría destacó la actuación de Ganz.

Después estuvo en algunas películas de Hollywood (como The Reader, que también fue nominada al Óscar) y fue dirigido por cineastas como Lars von Trier. Pero no volvió a alcanzar un éxito semejante.