El 22 de agosto de 1952 Tito Livio Caldas y Alberto Silva, abogados recién egresados de la Universidad Nacional, fundaron la revista Legislación Económica, que tenía como fin difundir las medidas económicas de la época.Caldas, un liberal que coqueteó brevemente con el marxismo, había aspirado a seguir la carrera judicial y llegar a las altas cortes, pero el gobierno de turno era conservador en una gran época de sectarismo político. No tuvo más opción que abrir su oficina de abogado junto con Silva.Sin dejar apagar la llama de emprendedor, innovador y crítico que siempre lo acompañó en la vida, junto con su amor por el derecho y las humanidades, ejerció sus primeros años como profesional y vio su oportunidad en la mala calidad de los libros de consulta de ese entonces.“El primer negocio concreto en el que decidimos embarcarnos, mi socio y yo, fue una publicación con periodicidad frecuente, por lo menos quincenal, que compilara sistemáticamente toda la abundante y cambiante legislación económica en el orden nacional, que para esa época expedían unos 16 organismos del Estado (hoy son más de 30). Tuvimos desde el inicio un gran éxito”, contó en septiembre del 2007 en un evento ante decenas de jóvenes en la Universidad Externado de Colombia.Esta exitosa aventura editorial es tan solo uno de los aspectos de este hombre, quien además se destacó como cofundador del Instituto de Ciencia Política junto con Hernán Echavarría y más recientemente lideró el Instituto Libertad y Progreso que reunía a los más importantes abogados del país. Era un reconocido intelectual y uno de los editores más veteranos y prominentes que tenía Colombia.Caldas se caracterizó por defender sus ideas laicas, promover un Estado moderno y parlamentario. Creía que la iglesia no debía intervenir en el Estado y se autodefinía como ateo. Como jurista propició escenarios para que en el país se dieran importantes discusiones sobre las libertades individuales. Promovía la eutanasia, el aborto libre y la libertad de testar.  Aunque no desempeñó cargos públicos, Caldas gozaba de un enorme poder y prestigio en el mundo del derecho. Era querido y respetado por muchos abogados reconocidos, algunos de los cuales hicieron su carrera como columnistas o tratadistas de su editorial Legis y de su periódico Ámbito Jurídico. Hasta sus últimos días revisó hasta el último detalle de cada edición y de cada nueva publicación. Tiene algunos libros de su autoría sobre diferentes temas jurídicos. Muchos juristas apenas se conoció la noticia salieron a despedirlo a las redes sociales. El superintendente de Sociedades, Francisco Reyes Vilamizar, quien publicaba sus libros en esa editorial, aseguró que sentía "gran pesar por la muerte de un gran colombiano". En términos similares se refirió a él, el ex superintendente financiero José Roberto Acosta, quien aseguró que se iba un "gran empresario e intelectual liberal". El periodista José Manuel Acevedo también manifestó su pésame por la partida del "empresario, intelectual y maestro" y agregó que había aprendido mucho de él. La congresista Angélica Lozano expresó sus condolencias y se refirió a él con la frase de "que privilegio vivir con convicciones"Según Juan Martín Fierro, abogado y politólogo, que trabajó con Caldas cinco años como director de Ámbito Jurídico, dijo de él que “más que un jefe fue un maestro, un gran empresario, fue un gran humanista, muy comprometido con la causa democrática, tenía una obsesión con la modernización de las instituciones y el Estado laico. Era fiel a sus convicciones políticas de estirpe liberal”.Solía promover las leyes que fortalecieran las instituciones sólidas, apoyaran la sociedad civil y mejoraran la calidad de los fallos en la justicia colombiana.“Era simpatizante de un régimen parlamentario y cuestionaba el excesivo presidencialismo del gobierno colombiano”, recuerda Fierro. “Era muy cercano del presidente Álvaro Uribe Vélez” y “era crítico con el proceso de paz”, puntualizó.