Phil Collins tiene una afición desconocida para muchos: coleccionar artefactos de la batalla de El Álamo, en San Antonio, Texas, un asedio de 13 días de duración por parte del ejército de México contra una milicia de colonos que terminó en masacre el 6 de marzo de 1836.
Cuentan que el cantante y baterista quedó fascinado con la historia de niño tras ver la película de Disney Davy Crockett: King of the Wild Frontier. En aquella época, Collins jugaba con soldados de juguete y lucía un sombrero de piel de mapache para parecerse a John Wayne en su papel de Crockett en la cinta The Alamo, de 1960. Aún más, en 2006 un psíquico le dijo al músico que él era la reencarnación del soldado John W. Smith, quien evitó la batalla y se convirtió en el primer alcalde de San Antonio.
Lo cierto es que, para 2014, Collins era el más prominente aficionado, pero donó su colección de 430 objetos a la Texas General Land Office, entidad que supervisa el sitio histórico.
Ahora una nueva batalla se cierne sobre El Álamo y esta vez es por la donación de Collins, pues la construcción de un nuevo edificio que albergue su colección se ha visto retrasada por años de disputas sobre la narrativa del asedio. Algunos piden un mayor reconocimiento de los colonos hispanos y los soldados mexicanos, mientras que otros exigen contexto sobre la esclavitud y la colonización. El músico permanece en silencio sobre el tema.
“Compórtate, Bill”
El año pasado, el mundo se sorprendió con el anuncio del divorcio de Melinda y Bill Gates después de 27 años de matrimonio. A pesar de que todos creían que era una pareja sólida, en un comunicado admitieron que “no creían que podrían seguir juntos en la siguiente fase de sus vidas”. Desde entonces se ha conocido que el comportamiento de él distaba mucho de ser el del esposo fiel. Y parece ser que los altos ejecutivos de Microsoft, que Gates fundó en 1975 junto a Paul Allen, sabían de sus andanzas.
Fuentes anónimas dijeron al periódico The Wall Street Journal que en 2007 dos ejecutivos, el actual presidente, Brad Smith, y la exjefa de recursos humanos Lisa Brummel, se reunieron con Gates y le pidieron que controlara su comportamiento y dejara de enviar correos electrónicos “inapropiados” y “coquetos” a mujeres que trabajan en la misma compañía en cargos medios. Gates admitió que los correos electrónicos eran una mala idea y dijo que dejaría de hacerlo.
¡Eran hombres!
La semana pasada se conoció el nombre del ganador del Premio Planeta, uno de los más codiciados en la literatura en lengua española porque otorga un millón de euros. El premio recayó en una mujer llamada Carmen Mola, por su obra La bestia. Pero al poco tiempo de conocerse el nombre de la feliz ganadora, tres hombres salieron públicamente a decir que ellos eran Carmen Mola.
Se trata de Jorge Díaz, Antonio Mercero y Agustín Martínez, quienes usaron un seudónimo tal y como lo han hecho otros últimamente, entre ellos Elena Ferrante. Los tres son guionistas de televisión y escribieron una trama de suspenso y asesinatos cuya protagonista es una mujer detective. “Estábamos cansados de mentir, por eso salimos del clóset”, dijo Díaz al diario El Mundo.
La verdad no ha caído bien y hoy los ganadores han sido criticados por mentir y pasarse por mujeres. La indignación llega a tal punto que algunas librerías retiraron los libros, mientras que las feministas los califican de desfachatados. Hay quienes piensan que todo fue un golpe de mercadeo.
Busca trabajo
Se podría decir que, en sus 70 años de carrera, Michael Caine ha hecho casi todos los papeles: soldado, espía, amante, criminal y hasta de cadáver. Ha ganado dos Óscar y seis nominaciones en una carrera de más de 130 películas.
Pero ahora que acaba de protagonizar Best Sellers, junto a Aubrey Plaza, se queja de que a su edad, 88 años, casi no lo llaman a hacer papeles protagónicos. “No hay muchos guiones para alguien de mi edad”, dice y por eso lleva dos años sin trabajo. Claro está que tiene un problema en la columna que le impide caminar muy bien. Aun así, sigue esperando que lo llamen.
Consigan otra anciana
La reina Isabel, de 95 años, acaba de declinar un premio en su propio país: el de Anciano del Año, distinción que se ha entregado durante los últimos 29 años y que han recibido el ex primer ministro John Major, David Hockney y Olivia de Haviland.
La monarca –que hoy maneja una agenda muy apretada, monta a caballo y asiste a reuniones sociales con jefes de Estado– dijo de manera muy diplomática que ella no cree encajar en el criterio del premio y que piensa que debería ir a alguien que lo merezca más que ella. “Cada cual es tan viejo como se sienta”, escribió.
Aunque los directivos del premio querían reconocerle su liderazgo durante la pandemia y por la celebración de su jubileo de platino el año próximo, la reina envió como delegada a su nuera Camilla, la duquesa de Cornwall, de 74 años.
Mientras tanto, la reina fue la anfitriona en Windsor, junto al príncipe de Gales y al duque de Cambridge, de una reunión con líderes empresariales, entre cuyos asistentes estaba Bill Gates. Los organizadores del premio recibieron muy bien la carta con la negativa y solo dijeron “larga vida a la reina”.
Locación: el espacio
Tom Cruise había dicho que en 2020 sería el primero en grabar escenas para la película Misión imposible en la Estación Espacial Internacional (EEI). Pero esta semana la actriz rusa Yulia Peresild le ganó esa competencia, pues regresó del espacio el domingo tras 12 días de filmar a bordo de ese laboratorio flotante que orbita la Tierra.
La película se llama Vyzov (Desafío, en ruso) y en ella Peresild hace el papel de una médica que vuela a la EEI para operar a un astronauta enfermo. Yulia, de 36 años, se preparó durante cuatro meses para poder viajar al espacio a grabarla.
Al llegar a tierra firme, la actriz contó que su organismo aún no se adapta al cambio. Con esto, Rusia –y no Hollywood– se convierte en el primer país en rodar una película en el espacio, una victoria en la carrera espacial. Cruise no se ha pronunciado al respecto. Solo se sabe que su viaje estaba programado para finales de 2021 en una misión de Space X.