“Las niñas chiquiticas de 7, 8, 9 y 10 años ya se están desarrollando porque como están comiendo pollo esas hormonas femeninas hacen que todo su organismo se les acelere, por eso los niños que están comiendo pollos de esos se están empezando a volver homosexuales”, fue la afirmación que dijo Natalia París durante uno de los eventos promocionales de su marca de belleza.Sus palabras fueron replicadas cientos de veces en las redes sociales, la mayoría para mofarse de la modelo paisa y unos pocos para defenderla. Natalia fue comparada con el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien culpó en abril de 2010 a los transgénicos de la homosexualidad en los hombres y de la calvicie.Incluso el presidente de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), Andrés Fernando Moncada, le salió al paso a estas aseveraciones y aseguró en la W Radio que: “es un mito urbano, los pollos ni en Colombia ni en cualquier parte del mundo tienen hormonas” y explicó que una hormona inyectada se demora 90 días en tener un resultado por lo que resulta contradictorio cuando la vida de un pollo es mucho menor. Tras las críticas, la modelo contestó a algunos tuiteros que se mofaron de ella, argumentando que su afirmación está basada en estudios e invitó a aquellos que la critican a leer más y burlarse menos.La frase de Natalia recordó otra de sus opiniones médicas cuando sostuvo que “no fumaba marihuana porque producía celulitis”. Esta no es la primera vez que la modelo causa estas reacciones y que sus comentarios se transforman en bromas célebres sobre sus atributos físicos, su tono de voz y su inteligencia. Sin embargo, eso parece importarle poco o nada a la paisa que ha hecho de su imagen una mina de oro con más de 20 productos de belleza. En su nuevo estilo de vida, que abraza la filosofía oriental, no hay espacio para las habladurías. Según dice, está más que nunca en contacto con su espiritualidad. Hace poco se quitó los implantes del busto, se volvió vegetariana y se alimenta a base de productos orgánicos.Recientemente también incursionó en la música e hizo de su hobbie una nueva profesión: la de dj. Su mejor momento fue en los 90, cuando se volvió objeto del deseo de todas las campañas, pero aún hoy sigue despertado pasiones encontradas entre todos los colombianos y sus comentarios siguen generando amores y odios.