Cuando Meghan y Harry dieron su explosiva entrevista con Oprah, el mundo entero volteó a mirar a una persona en Londres: la reina Isabel II. La monarca, que ha sobrevivido a todas las crisis del siglo XX y enfrenta con estoicismo las del XXI, podría ver en esa sacada de trapos de su nieto uno de los momentos más tristes de la monarquía británica. La reina, además, vivía por esos días la angustia de tener a su esposo Felipe en la clínica con un pronóstico reservado a sus 99 años. Las luces todas se posaron sobre ellas, pero había alguien en el palacio de Buckingham que sufría en silencio: William.
El príncipe heredero es perfecto para su rol. Siempre tranquilo, nunca en un escándalo y con una familia perfecta, pareciera ser el rey que todo el Reino Unido quisiera tener, muy por encima de su padre, el príncipe Carlos, quien tiene derecho antes que él. Sin embargo, William se despachó también con ferocidad contra su hermano.
“Yo mismo estaba atrapado. No vi una salida. Estaba atrapado, pero no sabía que estaba atrapado”, comentó Harry a Oprah. “Atrapado dentro del sistema, como el resto de mi familia. Mi padre y mi hermano están atrapados, pero no pueden irse y siento compasión por ellos”, agregó él.
El sentimiento de compasión es muy opuesto a lo que debería generar un heredero al trono más importante del planeta. Y las pocas veces que Harry mencionó a su hermano dejaron ver que esa relación está rota.
El Sunday Times hizo un extenso reportaje este domingo sobre lo que se vive en el palacio de Buckingham, tras la controvertida entrevista. “No estoy atrapado”, habría dicho el príncipe, muy molesto por las declaraciones de su hermano. En los últimos días se ha dicho que –aunque no lo dirá en público– a William le dolieron mucho las críticas descarnadas que hizo Meghan de Kate, pues ellos consideran que ni ella ni él trataron en algún momento mal a la nueva pareja.
“El príncipe William aceptó su papel y el camino trazado para él”, le dijo la fuente de palacio al diario inglés. “Es el nieto de la reina Isabel II. Tiene el sentido del deber y el servicio”, agregó.
Una pelea de vieja data
En el Reino Unido tienen un término un poco despectivo para designar al hermano menor de un heredero al trono: “the spare” (el repuesto). La expresión describe perfectamente el papel de esos príncipes: a sus hermanos mayores los preparan toda la vida para reinar, pero ellos permanecen en segundo plano, por si algo extraordinario ocurre.
Esa situación suele generar roces entre ellos. El rey Jorge VI, el papá de la reina Isabel, nunca le perdonó a Eduardo, su hermano mayor, que hubiera renunciado a la Corona, dejándole la responsabilidad inesperada de liderar a su país en una guerra mundial. Y The Crown, la serie de Netflix, ha mostrado las desavenencias entre la actual reina y su hermana, la princesa Margarita.
Con William y Harry, los hijos del príncipe Carlos y Lady Di, la cosa siempre pareció distinta. La trágica muerte de su madre y las imágenes de ellos creciendo juntos hacían pensar que tenían unos vínculos muy profundos. Pero lo sucedido en los últimos dos años desmintió la versión rosa: hoy están distanciados, casi no se hablan y, según Battle of Brothers, el libro de Robert Lacey, historiador real y consultor de The Crown, su pelea es “el conflicto más profundo visto en la realeza en varias generaciones”.
El libro tiene una hipótesis. Dice que es cierto que su conflicto estalló cuando Harry se casó con Meghan Markle, pero advierte que desde pequeños tenían desacuerdos casi en todo. “Los dos representan contradicciones que se remontan a su infancia e incluso al divorcio de sus padres”, explicó el autor a la revista “People”. Todo porque William, futuro rey, siempre ha estado más apegado a la institución y sus reglas, mientras que Harry ha sido más rebelde y crítico.
William y Harry parecían dos hermanos con un vínculo difícil de romper, sobre todo desde la trágica muerte de su madre, Lady Di.
Pese a que tuvieron siempre actitudes opuestas, eso nunca había sido un problema. Es cierto que Harry solía meterse en líos por sus locuras de adolescente, como al tomarse fotos desnudo con unos amigos o aparecer disfrazado de nazi en Halloween, pero William –mucho más sosegado– siempre había estado ahí para él.
El propio Harry lo explicó alguna vez, cuando habló de los problemas anímicos que le quedaron luego de la muerte de la princesa Diana: “Estuve muy cerca de un colapso nervioso en varias ocasiones, pero mi hermano, que Dios lo bendiga, fue un gran apoyo para mí”.
Harry tuvo el primer roce con su hermano en 2017 cuando le contó que había planes serios con Meghan y él le respondió que no se apresurara tanto.
Eso no cambio con la llegada de Kate Middleton a la vida de William. En realidad, ocurrió todo lo contrario: Harry se unió tanto a la pareja que la prensa británica hablaba de un trío fantástico. Sin embargo, todo indica que para ese entonces él ya se sentía desubicado y triste. Su hermano y su cuñada se perfilaban para un destino seguro en el trono. Pero él, como todos los ‘repuestos’, solo veía una incógnita en su futuro y no terminaba de encontrar su lugar.
Sus descontentos se cristalizaron al aparecer con Meghan Markle. De hecho, Harry tuvo el primer roce con su hermano en 2017 cuando le comentó que estaba saliendo con ella y le dijo que las cosas parecían serias. William no lo apoyó. Por el contrario, le pidió tomar las cosas con calma e ir más despacio. Harry se ofendió y siguió adelante con su relación. Poco tiempo después, anunció sus planes de boda.
El matrimonio no tranquilizó las cosas. La familia real hizo todo lo posible por recibir bien a Meghan, pero pronto comenzaron los malos entendidos, sobre todo con Kate Middleton. En el primer desacuerdo entre ambas acerca de los vestidos que debían llevar las pajecitas en la boda, Kate salió llorando. En la entrevista con Oprah, Meghan contó que fue al revés y que fue Kate quien la hizo llorar. Pero que luego le envió unas flores con una pequeña tarjeta pidiéndole perdón.
Luego, como ambas parejas vivían en el mismo palacio y tenían el mismo equipo de trabajo, hubo rumores de que Meghan trataba mal a algunos empleados de Kate y que incluso los gritaba.
Mientras William sabe que su futuro es ser rey, Harry no terminaba de encontrar su lugar. Esos desencuentros terminaron filtrados a la prensa, que comenzó a mostrar a Meghan como una persona difícil. Por supuesto, eso no le gustó a Harry.
Por esa época, además, la relación entre los dos hermanos pasaba por un mal momento. Casi no hablaban y solo se veían en eventos públicos. Katie Nicholl, periodista de Vanity Fair, incluso escribió que Harry se había quejado con William porque sentía que no estaba haciendo lo suficiente para recibir a Meghan en la familia. El tema terminó de explotar porque Harry y Meghan se mudaron a otro lugar, lejos de William y Kate, y separaron sus equipos de trabajo.
Al malestar de Meghan, que se sentía acosada por la prensa y mal recibida por la familia, se sumaron el descontento de Harry y las dudas ante su futuro. Su decisión de renunciar a sus labores en la casa real, el llamado “megxit”, empeoró las cosas, pues William solo se enteró una hora antes que el público.
Las personas cercanas a Harry y Meghan dicen que en ese momento terminaron de dañarse las cosas. Harry quedó con la sensación de que su hermano no hizo lo suficiente por apoyarlo. Además, considera injusta la solución que le ofreció su abuela, y con el apoyo de William: nadie podía estar solo medio tiempo en la realeza, y, si quería irse, tenía que hacerlo por completo.
Según el libro, William, quien será rey algún día, respeta mucho más las tradiciones y las reglas, a diferencia de su hermano. Eso, sin embargo, no había representado un problema hasta la llegada de Meghan.
En la familia, de hecho, están preocupados porque el esperado libro que contará la versión de Harry y Meghan, que saldrá en agosto, pintaría a William como el insensible malo del paseo. “Podría ser lo más perjudicial para la familia real desde la entrevista en la que la princesa Diana dijo que Carlos no estaba capacitado para ser rey”, dijo una fuente a The Sun. Finalmente, el libro no hizo daño, pero la entrevista de Meghan y Harry sí es comparada con esa cita que tuvo su madre con la BBC en la que contó todos sus dolores y de la cual la realeza puede no reponerse.