Trabajar en el cine para adultos no es una tarea sencilla, aunque muchas veces pareciese así. Tener sexo casi todo el día, todos los días de la semana, seguramente sería el sueño de más de una persona, pero lo cierto es que para grabar las escenas eróticas que “encienden” a más de uno, es necesario hacer grandes sacrificios y esfuerzos por parte de los actores y actrices de esta industria, que, en su mayoría, terminan perdiendo el gusto por su trabajo más rápido de lo que se podría pensar.
Así lo han detallado en varias oportunidades algunas de las exactrices porno más importantes del mundo, como Lana Rhoades, quien a sus 24 años ya vivió varias experiencias en el mundo de las películas para adultos que la llevaron a retirarse prematuramente, acusando vivir en un mundo de fantasía, en el que la magia simplemente no existía.
En el podcast 3 Girls 1 Kitchen, Amara Maple (nombre verdadero de Lana Rhoades), aseguró que durante su tiempo como actriz porno vivió “experiencias traumáticas” que la desalentaban cada vez más en su trabajo, mismo que, según confesó, soñó tener desde muy pequeña.
De acuerdo con Rhoades, su difícil infancia en Chicago la llevó a ver en la industria del porno un escape para sus problemas, teniendo en cuenta que desde los 12 años tuvo contacto con este mundo, cultivando cierta admiración por las mujeres que aparecían en estas películas.
“Quería escapar de la situación que tenía en casa. Me escondía en el armario, miraba la película Las chicas de al lado y fantaseaba con tener 18 años y hacer eso”, reveló.
Sin embargo, lo que de niña parecía un sueño, cuando alcanzó su mayoría de edad se convirtió en una realidad. Según detalló el medio inglés Daily Star, su trabajo como stripper y camarera le valieron para ser identificada por un agente que sin dudarlo la invitó a formar parte de un proyecto de cine para adultos en Los Ángeles, Estados Unidos.
Por supuesto, Lana se sentía en el paraíso, pues, después de tanto tiempo por fin vería su sueño convertirse en realidad; no obstante, la magia empezó a perderse, incluso, mucho antes de que ella lo hubiese podido imaginar.
“Esto va a demostrar lo ingenua que era, pero cuando me metí por primera vez en el porno no sabía que tendría que tener sexo. (...) Realmente no pensé en los actos que iba a tener que hacer para ser una estrella del porno”, indicó en su conversación, asegurando que, al principio, decidió ver esto como un sacrificio para cumplir sus sueños, pero luego se dio cuenta de que era un verdadero infierno.
De hecho, manifestó la crueldad de muchos productores de la industria, que, al comienzo de su carrera, la obligaban a trabajar con ellos en contenidos mucho más extremos y peligrosos para su salud física y mental, sin que esto representara alguna ganancia extra para ella. Rhoades manifestó que ella nunca quiso negarse, pues su deseo era “complacer a todos” y “hacer feliz” a su representante.
“No les importan las chicas, solo les importa complacer a los productores y agencias de cine. Saben cómo manipular y retorcer la mente de los jóvenes de 18 a 20 años para hacer estas cosas”, añadió.
Finalmente, recordó, en un mensaje que se puede tomar más como un consejo, que la industria del entretenimiento para adultos ha superado ya cualquier límite antes impuesto por la razón y la decencia humana.
“Están sucediendo cosas realmente locas que dañan los cuerpos de las personas por el resto de sus vidas”, mencionó, no sin antes decir que, aunque ella no tiene ninguna secuela física tras los años trabajados en el porno, sí tiene varios daños psicológicos que, hasta el día de hoy, la han afectado emocionalmente.
“Hubo tres o cinco escenas que fueron realmente traumáticas para mí, ya sea que me enviaron a un set con alguien que era demasiado mayor o me presionaron para hacer algo que tenía miedo de hacer porque era demasiado extremo”, concluyó.
Actualmente, Rhoades trabaja como modelo, influencer, vlogger y podcaster, y ya cuenta con un público de casi 15 millones de seguidores en Instagram.