Juan Mario de la Espriella, conocido como Juancho, es uno de los acordeonistas más reconocidos por su amplia experiencia y por haber estado al lado de los principales cantantes vallenatos.
Con más de 28 años de trayectoria musical, no queda duda de que tiene la autoridad para opinar sobre lo que pasa en el vallenato y en otros géneros musicales que han sido cuestionados.
Reveló que en el vallenato se han dado cambios positivos, pero que la generación pasada era superior y que hay un género que no le gusta aunque lo respeta. “Yo sí siento que la calidad musical no es la misma de las generaciones anteriores y eso incluye al vallenato. Siento superior la generación anterior a la mía porque la época de Diomedes Díaz, el Binomio de Oro, los Zuleta, los Betos, Jorge Oñate, Iván Villazón, entre otros, es difícil repetirla”.
Agregó: “No me gusta el reggaetón, pero a mi hijo le gusta. No me gusta pero lo respeto como género y tengo una amistad bonita, por ejemplo, con J Balvin. Yo soy ortodoxo y escucho solo vallenato”.
Aunque Juancho hace parte de una nueva generación del vallenato que hizo llegar el género al interior del país, asegura que “nosotros no somos comparables con la música que hicieron ellos. Creo que eso pasa en todos los géneros a nivel mundial y la música cada vez es más desechable”.
Cuenta que en su casa las cargas están divididas porque sus hijos escuchan vallenato y reggaetón y que él respeta las decisiones que tomen, aunque le gustaría que oyeran mucho más el género al que él hace parte.
En el videopodcast Sin Filtro de SEMANA dijo que el vallenato ha sido un género que se ha mantenido durante décadas en el país a pesar de la llegada de otros ritmos que han cautivado a las nuevas generaciones.
“El vallenato desde los años 70 empezó a entrar a la capital del país y al interior y nunca ha salido. El vallenato ha soportado la llegada de muchos géneros y nunca se ha perdido el interés. Recientemente Silvestre Dangond le metió más de 50 mil personas al estadio de Bogotá así que el vallenato tiene una importancia muy grande y nunca ha sido desbancado”.
Justamente sobre ese concierto que se hizo en Bogotá, contó que no vio a Omar Geles antes del espectáculo y que fue lamentable porque a los pocos días el cantautor murió en Valledupar. “No me di la mano ese día con Omar Geles porque cuando llegué entré al camerino, pero no lo vi sino hasta en la tarima”.
Sin embargo, reconoce que todo lo que se está haciendo actualmente en el vallenato permitirá que el género siga presente por muchos años más ya que se ha logrado cautivar a la juventud de todas las zonas del país.
“Yo empecé a desarrollar el gusto por el acordeón, mi papá tenía un amigo que se llamaba Rodrigo Ortega y él le dijo a mi papá que me enviara para que me enseñara. Me iba para allá los domingos y no tenía acordeón por lo que se convirtió en una obsesión para mí. Como tenía una cadena de oro que me dio una tía, casi que la empeñé porque me prestaron, di la cadena y compré un acordeón usado que costó 90.000 mil pesos. Mi papá vio eso y recuperé la cadena”.
El reconocido acordeonista recordó cómo se metió en el mundo vallenato, cómo consiguió sus sueños y por qué decidió armar una empresa familiar con la que dio vida a una nueva agrupación musical con la que actualmente recorre todo el país.