SEMANA: ¿Cómo vivió esos momentos en que le cuentan que su padre está al borde de la muerte?
Jorge Gómez (J. G.): Tengo un nuevo matrimonio. Encontré una mujer de la misma talla (la primera esposa), quizá, mucho mejor. Tengo una nueva niña, Luciana, que tiene cinco añitos. Mi primera hija se llama Valentina, tiene 19 años. Me voy de Bogotá. Cuando mi esposa quedó embarazada elegimos irnos a Bucaramanga. Estando en Bucaramanga, estoy cerca de la casa, 7:00 de la noche, me llama mi hermana y me da la noticia de que mi padre tiene una caída. Ahí siento siento en el corazón que algo está pasando.
Ya a las 7:30 a mi papá lo habían llevado a la clínica y hago todo lo posible por tratar de venir a Medellín. Va a pasar el último vuelo de la empresa (Avianca), a las 8:00 de la noche. Tuve la fortuna de que pude llegar, pude llegar donde mi padre. Cuando vengo en camino hacia el aeropuerto me llama mi mamá y me da la noticia. Me dice: papucho, falleció tu papá. Mándale un abrazo, déjalo, déjalo descansar.
Yo tengo que parar el carro. Tengo que pararlo y bueno, orar, orar, darle un minuto y decirle lo que sentía en ese momento. Despedirme, darle las gracias por ser la persona que fue con todos nosotros, no solamente como familia, sino como ser humano.
Reacciono nuevamente y mi esposa me dice: amor, listo, ven yo manejo. Ya sigo yo, pues vamos, sigamos, porque tenemos que alcanzar el vuelo como sea y bueno, no lo puedo creer. No lo puedo creer, este es el momento que, no lo creo, no lo creo. Le doy gracias a Dios, porque disfruté a mi papá cada segundo que estuve con él, cada segundo de mi vida. Hoy le doy gracias a Dios por tener la fortuna de ser hijo de Darío Gómez, no solo como artista, no solo como papá, sino como ser humano.
SEMANA: La vida en esas circunstancias debe volver toda a la mente. ¿Cómo fue crecer junto a Darío Gómez?
J. G.: De mi familia, desde muy pequeño, desde que tengo uso de razón, nunca nos ha faltado un pan en la boca. Nunca nos ha faltado el techo, nunca nos faltó amor. Entonces, esa fue la base fundamental de mi padre de pequeño.
SEMANA: ¿Cómo fue vivir junto a un artista con tanto talento?
J. G.: Es algo muy bonito porque como que despertaba y como decía wow. La gente lo aclama. La gente lo quiere y yo decir ‘jueputa, en mi hogar, mi padre es Darío Gómez’. Era algo que no dimensionaba, porque dentro de la sencillez siempre fue esa persona carismática, sencilla y esa es la enseñanza más bonita. Siempre que estábamos en el hogar era un lugar tranquilo, un lugar lindo.
Oh sorpresa cuando salimos a la calle. La gente lo reconocía. Ese era el precio de la fama, decía él y se entregaba a su público. Simplemente salir a la acera de la casa y ver a un artista de la talla de él, era muy bonito. Tener la sencillez como padre, contar con él para absolutamente todo. Tenerlo como apoyo para lo más mínimo o para lo más más grande en la vida, contaba uno con él como padre. Una persona sabia, una persona con sus palabras precisas y con su experiencia nunca nunca nunca nunca nos falló.
SEMANA: Algunos de sus hermanos trabajaron junto con su padre en temas de organización de los eventos, en las redes sociales, ¿cómo fue su relación con su padre en ese sentido?
J. G.: Hay dos cosas. En el primer hogar de mi padre están: Wilmar y Walter. Desafortunadamente con ellos no tuvimos buena convivencia. Mi mamá intentó acogerlos, estar con ellos, de crecer con ellos. La vida no nos permitió compartir y convivir. Lo digo porque en esa época mi papá no era nadie. Yo era muy pequeño. Ahora empieza una nueva etapa y como hermanos tenemos que estar unidos.
Mis dos hermanas, la mayor ha estado en el hogar con mi madre y la menor, Cata. Hemos tenido como ejemplo y como petición de mi padre, que estudien, sean alguien en la vida. Por el tema de que a él le dio tan duro llegar a donde llegó. Sufrir tanto para ser el artista que es hoy en día. Eso fue algo que él siempre nos dijo: estudien, prepárense. Yo los quiero ver siendo unos profesionales. Ya la música vendrá si les suena la flauta, si Dios lo permite y si quiere seguir en el legado.
Pero, sí íbamos a clases de piano, clases de guitarra. Clases de técnica vocal nunca recibí, pero mi hermana menor sí. Ya con ellos tuvimos una familia, ya una familia donde crecimos juntos, donde nos apoyamos todos tres, profesionales y empieza una relación de estar pendiente de la empresa de discos.
Mi hermano mayor está pendiente de la oficina, está pendiente de los contratos día a día. Desafortunadamente la piratería afecta mucho la empresa. Sin embargo, pues está la familia y mi hermana menor, Catalina, es la community manager que lo acompaña en el día a día de los conciertos, de los empresarios de todos los temas de logística. Es el soporte de mi mamá que es la mánager y ha sido la persona encargada absolutamente todo. el centro, el motor, de esta familia y, nosotros, yo estoy acompañando mucho a mi padre.
Yo soy piloto. Trabajo desde hace 15 años, me aíslo un poco. Pero, antes de empezar y poder conseguir trabajo y entrar en la aerolínea, como tal, también era exactamente como mi hermana menor, acompañando a mi padre, compartiendo grandes experiencias. Siempre velando por su seguridad, velando por su bienestar. Independiente del viejo, al fin y al cabo, eso es lo que hay que hacer como familia. Entonces todos hemos sido, a Dios gracias, lo digo, muy unidos, muy pendientes de la familia.
SEMANA: ¿Qué concierto con su padre recuerda especialmente?
J. G.: Yo era muy pequeño y por un tema de celos. También, esa es la razón por la que yo llegué a la aviación. Mi mamá sentía celos y cogimos un avión rumbo al Valle del Cauca. Fue la primera vez que me monté a un avión y dije, yo quiero ser piloto. Entonces, llegué a una presentación. Mi papá, obviamente, pues su familia está por encima de cualquier cosa, me cogió, me abrazó. El público no me soltaba. El público me cogía, me daban picos por todos lados. Yo obviamente en esa época, pues no entendía. Es una anécdota muy linda, porque ahí es donde uno ve lo que es el artista.
Uno está desde casa esperando como hijo todos los días a su padre. El padre que todos los fines de semana, por su trabajo, no puede estar con su familia. Pero, en el día a día nunca nos faltó. Eso como de pequeño, ya grande como nosotros no nos dedicamos a la música. Pero, ya deslumbra uno a un artista ya maduro, un artista íntegro, un artista entregado a su gente.
Tuve la oportunidad, una vez él estuvo mal de la voz. Tuvo una gira muy pesada en Europa. Llega de Europa y va a Estados Unidos. Llega de Estados Unidos y se va otra vez a Europa y se queda sin voz. Yo veo que necesita algo de ayuda y me llama y yo termino el concierto. Obviamente, ya uno con el calor de la gente, pues no sé, se da cuenta uno de los ‘desafines’ que uno puede tener. Pero, algo, algo la sangre lo jala uno y pudimos terminar esa presentación y terminar la gira, apoyando un poco a mi viejo. Dije, Dios mío, él es el Rey y poderlo acompañar y poder compartir esos espacios con él, me quedarán para toda la vida y para toda la memoria.
SEMANA: La vida de su padre estuvo rodeada de momentos muy difíciles, ¿cómo fue toda esa situación de violencia que tuvo que enfrentar?
J. G.: Nosotros en el colegio tenemos una época donde estamos amenazados, estamos amenazados. La violencia en Colombia en los años más o menos de Pablo Escobar, desde, analizando, el 94 donde Darío Gómez es una persona ya reconocida. Ya Nadie es eterno está en todo su furor desde el 89. Ya empieza Darío a hacer el artista que es hoy.
Desafortunadamente había mucha delincuencia en esa época. Yo estaba terminando mis estudios del colegio y tuvimos que buscar asilo. Entonces, tuvimos que partir por un tiempo, afortunadamente no fue mucho tiempo. Estamos muy arraigados a este país, somos muy arraigados a nuestra tierra, a nuestra familia. Tuvimos la fortuna de que hubo una solución, después de todos esos días de mucho sufrimiento. Pero, pues, estábamos muy jóvenes. Pudimos aprovechar el tiempo estudiando, aprendiendo inglés para nuestro futuro. Contamos con el apoyo incondicional de mi papá. Lo importante era salvaguardar la vida de nosotros, una época muy dura.
Quisiera no repetir. No repetir, porque Colombia llora, y eso se siente cuando uno es golpeado por la guerrilla. Nos dio muy durolas amenazas, fueron muy fuertes. El secuestro de uno de mis hermanos medios. Entonces, la tranquilidad se pierde y es muy triste y lo vivimos en carne propia. Le pido a Dios desde el cielo y al lado de mi padre que no tengamos que repetir una historia tan triste.
SEMANA: ¿Cómo le contaba a usted su padre la historia de Daniela?
J. G.: Él me contaba la realidad. Todos los días, yo soy fiel creyente de todo el sacrificio de mi padre como artista, como compositor. Fui una persona que vivió muchas experiencias, dolores de cabeza, mal genio, expresaba todo lo que sentía. Como cuando decía que tenía la musa. Hagámonos a un ladito, dejábamos que se concentrara, estuviéramos donde estuviéramos. Porque se perdía ese instante de su melodía que entraba en su cabeza. Después se dedicaba a componer y esa historia con el corazón arrugado, la historia narra tal cual una vida de violencia, de delincuencia común que desafortunadamente por pagos de vacunas de un conductor, donde mi hermana, pues, se vio afectada.
Golpea muy fuerte. Narra las historias como nadie ,con un don perfecto de Dios. Darío como artista tenía las palabras precisas y el conocimiento para poder expresar en sus canciones y narrar sus historias de corazón y con el alma como son, como es la vida.
SEMANA: ¿Cómo es la vida ahora para esa nieta en este momento tan difícil?
J. G.: Gracias a Dios y con toda tranquilidad se que se fue tranquilo, se fue con mucho amor. Hoy se le puede notar el dolor de la ausencia de un abuelo, que era una persona, que fue muy golpeada. Fue una experiencia muy dura, después de que su padre muere, a los cuatro años muere su madre. Una persona valiente (Daniela). Una persona que nos da un ejemplo de vida. Terminó sus estudios con la ayuda de mi padre, con la ayuda de mi madre. Se queda con la abuela materna, por intentar hacer un manejo, en el mejor sentido de la palabra. Poderle brindar un mejor acompañamiento. Una guerrera que termina sus estudios.
A Daniela se le da vida una de las casas, donde yo viví de pequeño. Una casa muy humilde, pero la más hermosa del 12 de Octubre y queda con el regalo de su madre. Queda con su herencia. Fuera de eso ya a ella se le asesora y se le aconseja. Venga, no se vaya a vivir allá. Esa casa es muy grande para usted sola, mejor arrienda la casa y recibe un dinero. Es una carga, obviamente, pues porque tener una propiedad es una responsabilidad. La vida le ha enseñado muchas cosas y le ha tocado desde muy pequeña a madurar, a madurar como niña, a madurar como mujer.
Todos en la casa estamos pendientes de ella. Yo la llamo y le pregunto: ¿cómo va? Termina ella la carrera. Daniela estudia Negocios Internacionales y se gradúa con honores. Se le hace un regalo, otro apartamento, para que ella se vaya a vivir más tranquila ya con su madurez. Ya una mujer, pues, que tenga un espacio donde ella pueda empezar su vida. Aparte del apartamento, se le da otra sorpresa para que ella se pueda movilizar, se le regala un carro. Se ha consentido, se ha estado pendiente de ella, que no le falte nada, sus mesadas cada que necesitaba algo. Siempre, siempre se estuvo al pendiente de ella. A Daniela se le ha apoyado económicamente, se le ha dado un respaldo y moralmente siempre vamos a estar acompañándola. También, dándole todo el amor y la unión. Vamos a estar juntos, unidos, hoy más que nunca.
SEMANA: ¿Qué otra gran canción le gusta especialmente?
J. G.: Canción que me toca el alma: Solo yo. Canción que toca a muchos corazones, a personas con convivencias en cuanto al amor, que se sufre. El día a día que hay en las parejas y que el señor Darío Gómez ayude a salir de ese dolor. Ayuda a sentir ese dolor, a tener como un motivo y una excusa para desahogarse de sentir cada palabra, en cada canción que él cantaba aquí Solo yo, uno de los temas más dicientes
Sin duda, el que lo lanza a él (a la fama) Nadie es eterno. El tema que nos toca absolutamente todo el alma, nos la arrebata y la envuelve como quiere. Son palabras que le llegaron a él desde Dios y plasmadas en sus letras. Esta navidad no es mía es una canción que vivimos con mucho dolor, por la pérdida de unos tíos que amamos profundamente en el alma. Nuestras primeras pérdidas en mi vida. Bueno, no terminaría son demasiadas canciones.
Una canción que me compone a mí con mi exesposa. Yo tuve un hogar y con mi exesposa tuve una época muy dura. Fue algo muy curioso, algo muy lindo. Uno siente algo en su alma, en su corazón. Le dije: papi, tengo esto, yo a esta mujer la puedo perder ¿qué puedo hacer? ¿Qué hago? No sé cómo desahogarme. Él me dice: cuéntame cómo ¿qué quieres? O sea, papi, yo siento esto, mira: me siento desconsolado, no quiero saber nada del mundo. Solamente quiero saber donde está ella porque solo tenía incertidumbre. Entonces me dice: bueno, papucho, ve y me traes un café. Estábamos en el quinto piso de la oficina. Increíble porque cuando yo llego con el café tiene esa historia narrada. No como yo quería, mucho mejor. Pero años luz mejor de lo que yo quería expresar con ella. Que fácil me olvido, se llama ese tema.
SEMANA: ¿Cuál es la historia de esa canción?
J. G.: Bueno, mi esposa una mujer que desafortunadamente no está con nosotros hoy en día. El amor, uno de los amores de mi vida, tengo una hija con ella. Vinieron las peleas, peleas que nosotros tenemos en el día a día con nuestras parejas y estamos pasando por una situación donde ella definitivamente me va a dejar. En un momento donde ella definitivamente decide ya no estar más conmigo.
Así somos los hombres, que no medimos las consecuencias de nuestros actos. No pensamos que en un momento de felicidad, podemos perder mucho y ya cuando lo perdemos, nos damos cuenta de todo lo que podemos perder. Es la historia del día a día de todas las parejas.
Por eso, Darío Gómez es quien es y vas a ser recordado. Porque entonces experiencias propias y vivencias de cada persona que le narraba su historia Darío Gómez la plasmada y llegaba a cada corazón y la podía sentir cada persona. Todos tenemos historias diferentes, pero un pedacito de esas canciones se nos queda en nuestro corazón y por eso lo recuerdan. Por eso, la gente lo aclama, lo aclama como artista y lo va a dejar como el número uno. Por tener ese don ese don de artista, de llegarle a cada persona con cada palabra en cada momento.
SEMANA: ¿Cuál cree usted que es el legado más grande que dejó Darío Gómez a todos los colombianos?
J. G.: Es una persona, que aparte de poder darse los lujos que quería, para él todas las personas eran iguales. Si llegábamos a un concierto desde el indigente, desde el vendedor ambulante, el policía, el empresario, puede ser el alcalde, el mismo presidente, lo recibía con la misma humildad como persona. Eso vale oro. Es algo que tenemos que llevar en nuestro corazón. Yo creo que por eso el cariño de tanta gente, de esa enseñanza tan linda de que somos humanos, somos hermanos, todos somos exactamente iguales.
SEMANA: Definitivamente plasmó mucho de eso en sus canciones y los colombianos lo tendrán para siempre en su corazón. ¿Cómo ve los días que vienen? ¿Qué tiene pensado la familia?
J. G: Yo creo que la vida, no solo para nosotros sino para mucha gente, se parte en dos. la vida antes de la muerte del ‘Rey del Despecho’ y la vida después de la muerte de Darío Gómez. Seguir unidos seguir, unidos como familia. Recordar y tratar de cumplir su legado, tratar de cumplir su voluntad a capa y espada, su tranquilidad. Era una persona muy organizada. Una persona que siempre nos hablaba de la vida es un rato, que tenemos que aprovechar cada momento.
Es un momento donde no te puedo decir que va a pasar el día de mañana. Solamente, acompañarlo, brindarle nuestro amor, nuestro respeto y recordarlo como él quería que lo recordáremos, con amor y ya. La vida tiene que seguir. Yo tengo que seguir con mi familia. Seguir ese ejemplo que él me brindó. Seguir haciendo lo que él me enseñó, a estar pendiente de los míos y luchar cada día y ser feliz al lado de mi familia. Eso es lo que tenemos que hacer.