Lucrecia Ramí-rez insiste en que ella no es la primera dama sino la primera mujer del municipio, y cuando por equivocación o por costumbre alguien le dice primera dama, ella no vacila en corregir: "No me diga así que yo no soy adorno de nadie". Frase que resume la filosofía de su despacho el cual, en estos 26 meses de gestión, ha partido en dos el papel que, tradicionalmente, la primera dama había desempeñado en Medellín.Hace pocos días, el trabajo de Lucrecia Ramírez, compañera del alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, fue reconocido en Londres. La Fundación de Autoestima de Dove la eligió para que hiciera parte de un grupo de 15 mujeres de todo el mundo que han trabajado por el género. La idea es crear campañas, una de ellas en Medellín, en pro de la autoestima y la figura femenina. A los pocos días de comenzar la alcaldía de Fajardo, Lucrecia Ramírez convocó a todas las primeras damas del municipio desde 1960 hasta la actualidad. El objetivo era revisar la historia del despacho y hacer un balance de lo que hasta la fecha se había hecho. Se dio cuenta de que la mujer siempre había sido excluida dentro de las agendas y decidió, con el apoyo del alcalde, dedicarse por completo a este tema.Lucrecia y su equipo conformaron la 'red de redes' como línea de trabajo, la cual está conformada por seis puntos: el embarazo adolescente, la anorexia y la bulimia, la prevención de la violencia, mujeres públicas, mujeres de excelencia académica y el concurso de talentos. Todos con un único objetivo: movilizar a la ciudad frente al papel de la mujer.El concurso de talentos, por ejemplo, permitió que el reinado de belleza (una de las costumbres más arraigadas de la Feria de las Flores) se cambiara por este evento. Las mujeres de entre 16 y 25 años ya no compiten por su belleza física, sino por sus capacidades en el deporte, el arte, la ciencia y el desarrollo social. Pero este tema no es nuevo para Lucrecia. Desde niña tuvo un referente que la marcaría por siempre. Su madre, Libia Restrepo, fue una de las pocas mujeres profesionales -médica- de la época (1957)-. "Ella nunca ha pedido permiso para hacer nada", dice Lucrecia al recordar sus tiempos de colegio en Medellín, donde todas sus compañeras la cuestionaban por el hecho de que su mamá fuera diferente a todas las demás. "En mi casa nunca se pusieron en duda las capacidades de la mujer". Al ejemplo de su hogar se le sumaron los estudios de medicina en la Universidad Javeriana de Bogotá y de siquiatría en la Universidad de Antioquia. Sus tesis estuvieron relacionadas con la salud mental de las mujeres y desde entonces, a finales de los 80, comprendió que el motor de su vida sería el trabajo a favor de su género.El mismo alcalde Fajardo reconoce la esencia de Lucrecia: "Ella tiene una condición natural de preocupación por la sociedad y en especial por las mujeres". Cuando se le pregunta si comparte todas las ideas feministas de Lucrecia, él dice que la ventaja es que ella es "una feminista del siglo XXI", es decir, más incluyente y preocupada por la situación tanto de las habitantes de los barrios marginales como las de la clase alta.El feminismo de Medellín Desde la semana pasada Medellín tiene avisos clasificados por todas partes: "Se busca un lugar donde las mujeres no tengamos que pedir permiso". "Se busca un mundo donde las mujeres no tengan fecha de vencimiento". "Se buscan esposos, hermanos e hijos que sepan barrer, lavar, planchar... y amar". Son 11 vallas en total repartidas por toda una ciudad que se ha caracterizado por ser de las más machistas y conservadoras del país.Sin embargo, este tipo de campañas no son nuevas. Desde marzo de 2005, el despacho de la primera mujer ha sorprendido a los transeúntes con mensajes como "las mujeres también tienen derecho al placer sexual" o "cuando una mujer dice no, es ¡no!". Todos encaminados a rescatar los derechos, los talentos y a la prevención de la violencia.Rocío Pineda y Gloria Penagos, fervientes feministas y confidentes de Lucrecia, reconocen que eran las más escépticas frente a su éxito como primera dama. Sus amigas desde hace más de 15 años reconocen que una de las discusiones más fuertes que han tenido fue porque ellas nunca han estado de acuerdo con ese cargo . Lucrecia recuerda que ese fue uno de los momentos más duros de su vida porque pocas veces se ha sentido tan sola. Ella estaba convencida de que era un puesto importante para cuestionar a la sociedad, como muchas mujeres desean hacerlo, pero no tienen el espacio. Sus amigas, mientras tanto, pensaban que era un accesorio más del alcalde. "Nosotras habíamos considerado toda la vida que ese cargo debía desaparecer, dice Gloria Penagos. Pero ahora aceptamos que fuimos muy radicales". Hasta ahora, la intención de Lucrecia de no ser adorno de nadie se ha cumplido. Incluso, algunos allegados de ella no vacilan en afirmar que su futuro está ligado a la política. En días pasados, Enrique Peñalosa le propuso ser una de sus cuotas para el Senado. Propuesta que ella rechazó. "Tengo el defecto de ser auténtica y por eso me creo incapaz para ser política". Dice que después de la alcaldía de Fajardo, seguirá trabajando por las mujeres y volverá, de lleno, a sus tres grandes pasiones: la docencia, su consultorio de siquiatría y a montar a 'Malena', su yegua preferida.