William y Harry han estado muy alejados desde que el menor de los dos decidió retirarse como miembro activo de la familia real y recluirse en Montecito, California (Estados Unidos), con su esposa y sus dos hijos.

Esta es una afrenta grande hacia su hermano mayor y el mejor amigo que ha tenido, pues salirse del sistema de la realeza es un ataque directo al que sigue en la línea de sucesión al trono británico.

Esa tensión había ido decayendo y los dos ya iban encontrando formas de empezar a retomar conversaciones, hasta que se supo que Harry y Meghan estaban produciendo un documental sobre su salida del núcleo de la realeza.

Desde ahí, todo acercamiento con su hermano mayor se fue al traste, porque él, ahora príncipe de Gales, sabía muy bien qué significaba eso y ahora que los primeros tres capítulos están al aire lo confirmó.

William está furioso con su hermano por todas las declaraciones que ha dado sobre los secretos y los convenios bajo cuerda que hay entre la familia real, el Gobierno inglés y la prensa británica. Todo, para mantener un estatu quo data de siglos atrás y es para asegurar una imagen específica como nación, muy necesaria dada la posición política actual del Reino Unido.

El documental intenta destruir eso con la excusa de la persecución y el acoso que sufrieron los Sussex, específicamente Meghan, quien –dada su condición de estadounidense, actriz, divorciada y afro– fue comidilla de tabloides desde 2017, cuando se anunció la unión de la pareja. Hasta hoy, es una de las mujeres más famosas de Estados Unidos y cada vez se posiciona más en los medios norteamericanos con sus proyectos junto al príncipe y Netflix, y su pódcast Archetypes.

Por ende, los bandos están más cerrados, entre aquellos que apoyan la revolución Harry & Meghan, alabando que sean los primeros desde la princesa Diana en ser directos sobre los errores que se cometen dentro del sistema real y monárquico del Reino Unido, y los que siguen defendiendo a la familia real, del lado de los actuales príncipe y princesa de Gales, William y Kate Middleton. Ellos son la imagen homóloga de los duques de Sussex, creando una contienda sin precedentes.

Harry ya tuvo el protagonismo desde el pasado jueves 8 de diciembre, cuando se estrenaron los primeros tres capítulos de su documental, poniéndolo en un trono de mártir y víctima de la prensa británica.

Ahora el turno es para William, quien acaba de publicar su tradicional postal navideña junto a su esposa Kate y sus tres hijos: George, Charlotte y Louis. Estos últimos, cada vez se ven más grandes y más posicionados en sus roles de “principitos”, título que les concedió su fallecida bisabuela, la reina Isabell II, en vida.

Que esta postal llegue antes de la segunda entrega del documental de Harry es una señal directa del palacio de Kensington, que intenta mostrar que las atrocidades que se dirán en los próximos capítulos sobre William no concuerdan con la realidad que él y su familia viven (o quieren mostrar). Esto implanta en la imagen pública la faceta de familia estable y unida que Harry y Meghan quieren destruir.

Así pues, William se está presentando como el papá perfecto que es capaz de mantener a su familia dentro de un sistema que no eligió, pero que defiende y mantiene sin ningún tipo de reclamación, como hicieron su abuela y su bisabuelo, el rey Jorge VI.

No se puede decir lo mismo del actual rey Carlos III, pues él ha tenido su propio repertorio de escándalos, tratando de salirse del marco de lo que significa pertenecer a la familia real, a la que al final logró meter al amor de toda su vida, Camila Parker-Bowles, actual reina consorte.

Solo queda entonces esperar los capítulos restantes del documental y cómo responden William y su familia a lo que se viene, que se dice es más incisivo, directo, doloroso y escandaloso.